Juan Damián Gandía, decano presidente de la facultad.


Antoni Martínez | 09-02-2012
– Decano-presidente, ¿qué supone que la Santa Sede haya erigido esta Facultad?
– En primer lugar, es un regalo para la Iglesia que camina en Valencia y significa el reconocimiento a la tarea realizada en estos años.
– ¿Qué aporta esta facultad eclesiástica a la UCV?
– Es un centro superior de estudios en ciencias sagradas que es capaz de promover el diálogo fecundo entre la fe y la razón. Con la actuación conjunta de las Universidades Católicas y las Eclesiásticas, como recuerda la ‘sapientia christiana’, se fomenta el intercambio interdisciplinar, y se valoran, juzgan e interpretan las afirmaciones de las ciencias experimentales, a la luz de la verdad revelada.
– ¿Y a la diócesis?
– La nueva facultad aporta a la diócesis un centro de referencia para el estudio del Derecho Canónico para la diócesis, sus sufragáneas y todas aquellas que están dentro del arco mediterráneo.
Es también un servicio a los diferentes organismos de la Curia Diocesana, de las vicarías y arciprestazgos que las integran, y, sobre todo, a los párrocos, que siempre podrán acudir al centro, no sólo para su formación, sino para todas las consultas que deseen realizar.
-¿A quién van dirigidos estos estudios?
– A toda persona que quiera formarse en la ley de la Iglesia. Es decir, a los sacerdotes, religiosos, religiosas, licenciados en Derecho, profesores, cultivadores de la ciencia canónica, y a todos los católicos comprometidos en el apostolado y la vida pública. En nuestras aulas hay sacerdotes, religiosos y laicos de diversas edades.
– ¿Qué salida profesional tienen dentro de la Iglesia?
– El Derecho en la Iglesia abarca muchos ámbitos, desde el administrativo, hasta el judicial, por tanto, las salidas son diversas. De los alumnos que han conseguido la licenciatura han sido nombrados secretarios de obispos, cancilleres-secretarios de la curias, defensores del vínculo, jueces, vicarios judiciales, notarios del tribunal y del ámbito matrimonial, representantes en nunciaturas apostólicas, docentes de los centros universitarios y abogados de causas matrimoniales.
Los abogados que han cursado estos estudios quedan capacitados para la presentación de cualquier tipo de causa en el ámbito canónico, también las matrimoniales.