Logo del Año de la Vida Consagrada, obra de la pintora Carmela Boccasile.
L.B. | 26-11-2014
Este domingo 30 y con el lema ‘Alegraos’, se inaugura el Año de la Vida Consagrada, convocado por el papa Francisco a los 50 años de la publicación del decreto conciliar ‘Perfectae caritatis’, del Concilio Vaticano II (1962-1965) sobre la vida consagrada.
Este primer domingo de Adviento, a las 10 horas, el Papa presidirá una celebración eucarística en la basílica de San Pedro, en Roma. Previamente, el sábado 29, a las 19 horas, tendrá lugar una vigilia de oración en la basílica de Santa María la Mayor.
También este domingo, en la catedral de Valencia, a las 17 horas y organizada por la Conferencia de Religiosos (CONFER) y la Conferencia de Institutos Seculares (CEDIS), se celebrará una eucaristía como acto de inicio del Año de la Vida Consagrada, que será presidida por el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares.
A lo largo de todo el año, en nuestra diócesis se irán celebrando actos para conmemorar esta efemérides. En la actualidad, la archidiócesis de Valencia cuenta con más de 4.700 consagrados, entre ellos 810 religiosos y 3.930 religiosas, que forman parte de 150 institutos de vida consagrada, con un total de 413 comunidades, además de miembros de institutos seculares y de sociedades de vida apostólica, según indica el vicario episcopal para la Vida Consagrada, José María Ciller.
El Año de la Vida Consagrada, que concluirá el 2 de febrero de 2016, ha sido convocado con un mensaje fundamental ‘Alegraos’, tomado de la ‘Evangelii Gaudium’, del papa Francisco, en la que el pontífice señala que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
Según explicó el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la congregación vaticana para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, durante la presentación del mismo, este Año tiene como finalidad “dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada y, especialmente, por los cincuenta años de renovación de la misma según las enseñanzas del Concilio”.
Otros objetivos que se persiguen con este Año, según el cardenal Braz, son “abrazar el futuro con esperanza, confiados en el Señor, al cual los consagrados ofrecen toda su vida”, y, por último, “vivir el presente con pasión, evangelizando la propia vocación y testimoniando al mundo la belleza del seguimiento de Cristo en las múltiples formas en las cuales se expresa la vida consagrada”.
El cardenal João Braz de Aviz concluyó presentando este Año como un momento en el que los consagrados quieren “despertar al mundo con su testimonio profético, particularmente con su presencia en las periferias existenciales de la pobreza y del pensamiento”.