BELÉN NAVA | 3-05-2019
El fraile dominico Alejandro López Ribao durante su predicación en la Seo. (FOTO: M.GUALLART)
La diócesis de Valencia concluyó el Año Santo Jubilar Vicentino por el VI centenario de la muerte del patrón regional, san Vicente Ferrer, con una misa en la Catedral de Valencia en la que se propuso de nuevo su declaración del santo dominico valenciano como doctor de la Iglesia universal.
En esta misa, presidida por el obispo auxiliar de Valencia monseñor Esteban Escudero, en representación del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, estos días en Roma, predicó en valenciano el religioso dominico Alejandro Ló­pez Ribao, siguiendo una an­tigua tradición en la fiesta de san Vicente Ferrer.
López Ribao se mostró convencido de que “san Vicente Ferrer será reconocido sin duda doctor de la Iglesia” por su “pasión por la predicación” y también por la “donación integral que hizo de su persona, de su tiempo, de su corazón para la sanación de las almas”.
Igualmente, agradeció al cardenal Cañizares su impulso para la declaración por la Santa Sede del Año Jubilar que ahora concluye y para fomentar con ello la labor evangelizadora. De esta manera, el religioso dominico citó las palabras que el propio Cardenal pronunció al inicio del Año Santo en las que aseguró que el santo “fue un predicador que sabía llegar en su lenguaje llano al corazón de los sencillos, un anunciador incansable, a tiempo y a destiempo, con ocasión o sin ella, del Evangelio de Jesucristo, por tantos países de la vieja Europa que en ese Evangelio se sustenta y fundamenta y que tan necesitada está hoy de volver a él para reencontrarse a sí misma con renovado vigor, y así ofrecer al mundo entero el futuro que requiere”.
En la conclusión, el dominico se dirigió al “Mes­­­tre i pare Vicent” para im­plorarle que “continúes siendo para nosotros todo aquello que te pedimos: maestro de la fe y padre de los valencianos que con alegría nos dirigimos a ti en es­­te sexto centenario de tu vuel­ta a la Casa del Padre”.
La misa fue concelebrada por los obispos valencianos monseñor Manuel Ureña, arzobispo emérito de Zaragoza, y monseñor Joan Piris, obispo emérito de Lleida; junto al Cabildo de la Catedral y el provincial de los Dominicos. Al término de la misma la Coral Catedralicia interpretó el himno oficial del VI Centenario de san Vicente Ferrer que hace unas semanas se estrenó en la propia Seo.

La música, las danzas y la pólvora rinden homenaje al santo patrón

El repertorio de la Banda Primitiva de Llíria, dirigida por Javier Enguídanos, incluyó temas vicentinos. (FOTO: M.GUALLART)
Por fin el tiempo dio una tregua a la ciudad de Valencia y la plaza de la Virgen acogió el concierto extraordinario que daba inicio a los actos de clausura del Año Jubilar Vicentino por el sexto aniversario de la muerte de san Vicente Ferrer.
La banda Primitiva de Llíria ofreció un programa íntegramente valenciano, con una primera par­te con composiciones populares referentes a la cultura popu­lar y festiva del ‘cap i casal’ y una segunda con composiciones dedicadas al santo vicentino. La agrupación, dirigida por Javier Enguídanos, además celebraba, con este recital, el bicentenario de la fundación de la banda en el año 1819 por el fraile franciscano fray Antonio Albarracín.
“Para nosotros es un honor participar en los actos de cierre del Año Jubilar Vicentino”, explicó el presidente de la sociedad, José Luis Pérez. “La devoción a san Vicente es parte de las raíces de Llíria, como también lo es la música que nosotros, como la banda civil más antigua de España, representamos”.
El concierto, al que asistió el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, junto con representantes de las instituciones vicentinas, la orden de Dominicos y el Ayuntamiento de Valencia, concluyó con la interpretación del himno del VI centenario, obra del compositor y músico valenciano Bernardo Adam Ferrero -allí presente-, el himno regional y el español.
Previamente, y antes del inicio del concierto, se realizó una ofrenda floral a la estatua del santo dominico situada en una de las capilla laterales exteriores de la catedral de Valencia.
Tras el recital, se celebró, en la plaza de Nápoles y Sicilia, la cena para las entidades vicentinas y una gran ‘Nit d’albaes’ que recorrió los lugares vicentinos más importantes.
El sentir general entre los vicentinos que compartieron el ‘sopar de germanor’ era de “satisfacción” general al hacer balance de lo que ha supuesto este año vicentino. “Hemos conseguido que mucha gente conozca de verdad la figura de san Vicente y que sea algo más que una fiesta que se celebra el segundo lunes de Pascua”, comentaron algunos integrantes de altares pero que también aseguraron que “hay que seguir trabajando. Esto no es más que el principio”.
Las calles de Ciutat Vella fueron el escenario de una ‘nit d’albaes’. (FOTO:M.GUALLART)
De igual manera se manifestó Mariví Borrell Alós, honorable clavariesa de las Fiestas Vicentinas, que aseguró que “hemos trabajado mucho en este año por difundir la devoción de san Vicente que es lo que queremos, que todo el mundo conozca a nuestro santo”.
La ronda arrancó de la misma plaza de Nápoles y Sicilia hacia la parroquia de San Esteban, donde fue bautizado; la esquina de la calle Palau con la plaza del Arzobispado, por ser el lugar de encuentro de las imágenes de san Vicente con la Mare de Déu en la pasada procesión extraordinaria; la plaza de San Vicente Ferrer; su casa natal, y ‘el Pouet’ para finalizar el recorrido frente a la iglesia del antiguo convento de Santo Do­mingo, de Valencia, donde residió y se formó en sus primeros años como dominico.
Al son de los hermanos Llorca, al ‘tabal’ y la ‘dolçaina’ y las voces de MªAmparo Hurtado y Pep ‘Mama’ de Alboraya, Voro de Paterna describió, con sus versos improvisados, la vida del santo valenciano por las calles que lo vieron jugar de niño y, más tarde, obrar algunos de sus más famosos milagros: “Resaltar es menester, de la forma més notoria, que el motiu es molt sincer, per rendir honor i gloria al gran san Vicent Ferrer”.
Un ‘castell de pals’ de la pirotecnia Nadal puso el punto final a esta gran noche vicentina. (FOTO: M.GUALLART)
Tras los versos cantados, las danzas de la Asociación Cultural ‘La Carraspera’ cobraban protagonismo y ponían el broche de oro a una velada en la que la devoción al ‘Pare Vicent’ se hizo sentir a través de estas muestras de folclore valenciano: “Ja me dien de xiquet, si vols ser bon valencià, al cor has de dur ben gravaet, a la Verge dels De­­samparats i al Pare sant Vicent Ferrer”.
La noche vicentina concluyó con un ‘castell de Pals’ a cargo de la pirotecnia Nadal, en la plaza de Tetuán y con la estatua de san Vicente Ferrer como testigo de excepción.