E.MARTÍNEZ 16-11-2016
La Catedral se llenó para celebrar la clausura del Año Santo. A.SAIZ
El Jubileo de la Misericordia concluye pero su espíritu permanecerá vivo con la puesta en marcha en la diócesis de Valencia de cuatro nuevos proyectos caritativos a favor de colectivos necesitados. En la multudinaria misa en la Catedral con la que se ponía el colofón al Año Jubilar y al del Santo Cáliz, el arzobispo de Valencia anunció cuatro “signos permanentes” como “fruto” de ambos.
El cardenal Antonio Cañizares explicó que la diócesis dedicará una casa-hogar para ancianos con hijos discapacitados, “gracias a las limosnas y diferentes peregrinaciones en el Año Santo”; abrirá también dos albergues “para la sanación de chicos y chicas con problemas de drogadicciones, acompañados por los miembros de la Comunidad del Cenáculo de la madre Elvira”; igualmente, la diócesis destinará el diez por ciento de los presupuestos a “los pobres más pobres”; y además, todos los colegios diocesanos “abrirán sus puertas en los periodos vacacionales para, además de atender pedagógicamente, dar alimento a niños en edad escolar y otras iniciativas que se llevarán a cabo para atender a refugiados, excluidos y perseguidos”.
Los cuatro proyectos vienen a sumarse, como muestras vivas del Evangelio de la misericordia, a otros muchos desarrollados en Valencia con motivo del Jubileo de la Misericordia por parroquias, congregaciones religiosas y movimientos. Entre ellos está también el hogar ‘Antonia Mª de la Misericordia’, habilitado hace ya meses por el Arzobispado para la reinserción social de mujeres que obtengan el tercer grado penitenciario (PARAULA ofreció recientemente un amplio reportaje sobre él).
Esas inicitivas solidarias ponen, así, en práctica lo que durante todo el Año Santo se ha estado profesando y celebrando, la misericordia como atributo esencial de Dios y como misión de todos los cristianos.
“Una iglesia eucarística”
En Valencia, al Jubileo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, se le sumó el primer Año Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz, concecido por el Santo Padre tras solicitarlo en su día el anterior arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, para su celebración cada cinco años. El lema que ha acompañado las actividades en Valencia ha sido el de ‘Cáliz de la Misericordia’, con el que se ha querido poner de relieve precisamente la dimensión caritativa de la reliquia venerada en la Catedral que, según la tradicición, fue la copa que usó Jesús en la Última Cena.
El cardenal Cañizares aludió a esa idea en su homilía, al afirmar que “en el Santo Cáliz se hace presente la misericordia de Dios”. E instó a que, pese a que el Año Santo termina, ha de permanecer su fruto principal, la misericordia. En realidad, “una Iglesia eucarística como la nuestra que guarda esta reliquia única del Santo Cáliz de la Cena no puede ser más que una Iglesia de la caridad y de la misericordia”, manifestó.
La misa solemne de clausura en Valencia del Año Santo (en Roma el Papa ondrá el broche final al Jubileo este domingo con el cierre de la Puerta Santa) fue seguida por miles de fieles en la Catedral, que abarrotaron el templo, hasta el punto que se agotaron las sillas supletorias que se colocaron para ampliar el aforo. Hubo incluso quienes, previendo esa amplísima participación, se trajeron de casa pequeñas sillas plegables.
La ceremonia fue oficiada por el cardenal Cañizares y concelebraron sus tres obispos auxiliares, Esteban Escudero, Javier Salinas y Arturo Ros, así como los obispos eméritos de Lleida y Ferrol, Joan Piris y José Gea Escolano, más un centenar de sacerdotes.
Simultáneamente, se celebró también la fiesta anual del Santo Cáliz, que tradicionalmente tiene lugar el último jueves de octubre pero que este año fue trasladada para hacerla coincidir con la clausura de los jubileos. Con ese motivo, el cardenal Cañizares entregó durante la misa seis réplicas de la reliquia a otras tantas parroquias.
En la misa estuvieron presentes la Real Hermandad y Cofradía del Santo Cáliz, con sus estandartes, así como la rectora de la Universidad Católica de Valencia ‘San Vicente Mártir’, Asun Gandía, entre otros representantes de instituciones valencianas.
La fiesta anual del Santo Cáliz es una de las más bellas liturgias que se pueden ver al cabo del año en la Catedral. Al comienzo, una procesión con la reliquia parte de la capilla del Santo Cáliz hasta el altar mayor, donde queda instalada durante toda la ceremonia en un pedestal (reformado este año para que quede más alta y de forma más segura). Al final de la misa, el Arzobispo, alzando el Santo Cáliz y haciendo las tres cruces, impartió la bendición papal con indulgencia plenaria a los fieles. Tras ello, el Santo Cáliz fue de vuelto en procesión a su capilla, entre la mirada atenta de los fieles, muchos de los cuales no perdieron oportunidad de inmortalizar con sus cámaras ese momento único en el que la copa de la Última Cena pasa por delante justo de sus ojos.
En sus palabras finales, el cardenal Cañizares agradeció el trabajo de los sacerdotes en sus parroquias durante el Año Santo y, en especial, al vicario de Evangelización, Javier Llopis, y al presidente de la comisión diocesana de Liturgia y canónigo celador del Santo Cáliz, Jaime Sancho.

Lea las impresiones de las parroquias que han recibido la réplica del Santo Cáliz, en la edición impresa de PARAULA