B.N. | 17-11-2017
Más de 1.300 educadores de Juniors MD participaron en la ‘Trobada 2milipico’. (Foto: IINMA MIÑANA)Durante un fin de semana intenso, el Seminario Mayor ‘La Inmaculada’ de Moncada abrió sus puertas a los más de 1.300 educadores pertenecientes al movimiento juvenil diocesano Juniors MD, que disfrutaron de la ‘Trobada 2milipico’. Un encuentro para fortalecer aún más su fe y los valores que les definen, en definitiva, su modo de vida. Una jornada cuyo objetivo es cuidar a los educadores, ofreciendo un ambiente de reflexión y escucha.
Tras una breve inauguración de la ‘Trobada 2milipico’, los jóvenes participaron en lo que serían las primeras experiencias de fe que se habían ideado para este encuentro. “Juegos de pistas, testimonios de voluntarios en países empobrecidos, reflexiones sobre la identidad de cada uno, recuerdos de tiempos pasados y miradas hacia el futuro… Todas ellas permitieron explotar los sentimientos de cada educador Juniors para abrirse y conocer a los demás y a sí mismo”, explican desde Juniors MD una vez concluida la ‘trobada’.
Cada una de las vivencias aprendidas sirvieron para vivir con más intensidad si cabe la vigilia que se celebró ya caída la noche. “Las velas iluminaron un escenario que, envuelto con el armónico coro de voluntarios, enseñó la ingenuidad de los niños y la importante labor de los educadores de enseñarles el camino que Jesús, como Juniors MD les marca”, relata a nuestro semanario uno de los voluntarios participantes.
Durante la vigilia de oración, el obispo auxiliar de Valencia, don Arturo Ros destacó que, a lo largo de su vida, algunos de los maestros más importantes que ha tenido han sido niños. Y, por tanto, señaló la gran suerte que los educadores Juniors tienen “de poder aprender de ellos en vuestro día a día”.
Un encuentro que don Arturo definió como «un acontecimiento extraordinario que nos ha marcado mucho a todos” por “el gozo de celebrar juntos nuestra fe, la alegría de pertenecer al movimiento Juniors y la grandísima esperanza que son para el futuro y también el presente”.
Tras la adoración, un concierto de Álvaro Fraile que hizo bailar a los jóvenes al son de canciones con mensajes de amor y de esperanza. Era hora de dormir y de recuperar fuerzas para un domingo cargado de más emociones.
La mañana dominical comenzó con la oración Juniors, con lo que se reforzó uno de los principales objetivos del movimiento: dar sal al mundo. Tras el desayuno, los educadores pudieron disfrutar de nuevas dinámicas. Risas, lloros de emoción, reflexiones, alegrías… “Todos salían de los talleres experienciales con conclusiones diversas pero la mayoría coincidían en algo, habían disfrutado y habían sacado una buena lección de ello”, recuerdan.
Premi Sant Maure
Llegaba la hora de la entrega de los diversos reconocimientos a los centros Juniors y del ‘Premi Sant Maure’. Un momento cargado de emoción puesto que este año Juniors MD cumple 35 años ejerciendo su labor evangelizadora de niños y jóvenes de la diócesis. Una tarea que no sería posible sin los párrocos y los educadores que cada fin de semana entregan parte de su tiempo a educar en valores evangélicos a los más pequeños.
Este año, el premio Sant Maure ha recaído en el Consejo de la Juventud de la Comunidad Valenciana (CJCV). La vinculación de Juniors MD con el CJCV se remonta a los inicios de la entidad y a la ayuda y apoyo que siempre ha prestado ha cada uno de los proyectos de Juniors MD.
Visita sorpresa
Tras las emociones de los galardones, los educadores cambiaban de escenario para acudir a la iglesia del Seminario, donde se celebraría la misa conclusiva. Mientras los bancos se llenaban del color de las distintas pañoletas de los centros Juniors, el cardenal arzobispo, Antonio Cañizares, realizaba una visita sorpresa a los más de 1.300 jóvenes. Con un “¡ánimo, adelante!”, don Antonio les pedía que no perdieran su esencia y siguieran realizando esa labor tan importante para la Iglesia como es la de llevar la fe a los niños.
Al finalizar la misa, las pañoletas se alzaban al vuelo con el canto unísono de “los Juniors cambiaremos el mundo”. Lágrimas y abrazos que continuaban, poco después, en los jardines del Seminario, donde se degustaría una paella gigante. Llegaba la hora de las despedidas. Concluía un nuevo encuentro de educadores, la segunda edición de esta ‘Trobada 2milipico’ con las expectativas más que cumplidas y con la fuerza, más que nunca, del ‘Siempre Unidos’.
Vocaciones
Esta ‘trobada’ también supuso un punto de encuentro con otras realidades eclesiales como es la del sacerdocio o la de la vida consagrada.
“Es un motivo de gozo el aunar en nuestra casa la realidad del Juniors que es tan importante en nuestra diócesis y que lo ha sido en la vida de tantos seminaristas como la realidad vocacional que es que toda la persona que viene al Seminario se sienta cerca de las personas que se están preparando para el sacerdocio”, afirma el rector del Seminario, Fernando Ramón, a PARAULA. “Es verdad que ha sido una locura pero ciertamente entiendo que cuando el Papa nos pide que hagamos cierto lío y seamos una Iglesia en salida significa que abramos las puertas de nuestras casas a los jóvenes y que estemos preparados para acogerlos y acompañarlos”.
“En todo itinerario de vida cristiana -matiza- la vocación tiene que aparecer en algún momento como propuesta y posibilidad y aquí ha aparecido tanto para las chicas como para los chicos”. En cuanto a las chicas, con la visita de diversas congregaciones como las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, Pureza de María o la presencia de hermanas de Iesu Communio; y en cuanto a los chicos con el propio testimonio de los seminaristas a lo largo de las experiencias o con los diálogos que se pudieron establecer con los diversos sacerdotes que estaban allí presentes.
De igual manera se expresaba sor Rosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. La vocación religiosa de esta joven valenciana arranca desde muy joven cuando pertenecía a la parroquia Sant Roc de Oliva. “Allí portaba mi pañoleta roja, un signo importantísimo para los cristianos”, explicó y fue con su grupo de la parroquia con quien acudió a una Jornada Mundial de la Juventud y en donde se dio cuenta de lo que realmente quería ser en la vida: dedicarse por entero al Señor
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Invitadas a la ‘trobada’ sor Rosa nos contó que “las Hermanitas damos gracias por esta invitación porque la fe no se puede vivir individualmente, hay que vivirla en la parroquia y compartirla con otros compañeros para que nadie se sienta bicho raro. Ser cristiano es un estilo de vida, hay que vivirlo y tenemos que animarnos a ser valientes y a decir que Cristo vive y que podemos ser cristianos donde estemos, en el trabajo, con los amigos, en el estudio…”, puntualizó.
Sor Rosa afirmó que “el movimiento Juniors aporta a los jóvenes el cómo me debo comportar” y animó a los jóvenes a pensar también en “entregar nuestro día a día a la misión”.

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