El Cardenal visitó en Perú a los alumnos de los colegios dioceanos de ‘San Vicente Ferrer’ y ‘Santo Tomás de Valencia’.
REDACCIÓN | 5-09-2019
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, concluyó a finales de julio su visita a las misiones valencianas en Hispanoamérica -dos intensas semanas- con una misa de acción de gracias en la parroquia de San Patricio, en la ciudad ecuatoriana de Manta, donde también acudió a visitar a varios enfermos.
Previamente mantuvo un encuentro en la misma parroquiacon los agentes de Pastoral y los misioneros Ramón Peris y Rafael Alventosa.
Ecuador fue el tercer país, después de Perú y Chile, del viaje del Arzobispo de Valencia que,durante dos semanas le llevó, en el mes de julio, a visitar a los misioneros valencianos que ejercen allí su labor, para conocer su trabajo y principales necesidades.
En Ecuador don Antonio se reunió con el obispo auxiliar de Manta, monseñor Eduardo Castillo, que le agradeció el apoyo de la diócesis de Valencia en la reconstrucción de la capilla de San Juan Bosco.
La capilla fue rehabilitada con la colaboración de la Fundación Ad Gentes del Arzobispado de Valencia tras su destrucción tras el terremoto de 2016. Y el propio don Antonio la consagró, aprovechando la visita. También bendijo otra capilla de nueva construcción, la de Nuestra Señora de Guadalupe, financiada igualmente por la fundación Ad Gentes. Tras visitar, en Chile, la diócesis de Copiapó, en la que hay medio centenar de sacerdotes de la diócesis y numerosas religiosas valencianas, el Cardenal acudió a los Vicariatos Apostólicos de Requena y San José en la Amazonía peruana, con una superficie conjunta de 200.000 kilómetros cuadrados y 300.000 habitantes.
El Cardenal el colegio ‘San Vicente Ferrer’ y ‘Santo Tomás de Valencia’.
Ya en Lima, visitó la Universidad Católica Sedes Sapientiae de la que es rector el valenciano César Buendía, y tres colegios (‘San Vicente Ferrer’, ‘Santo Tomás de Valencia’ -ambos fundados por misioneros valencianos- y el colegio de la congregación Cooperadores de la Verdad).
Al término de su viaje, en el que fue acompañado por el delegado diocesano de Misiones, Arturo Javier García, el Arzobispo regresó a Valencia, pero el esfuerzo realizado -dos semanas sin parar del desierto a la jungla- y el cansancio acumulado del curso le pasó factura. Llegó a Valencia con agotamiento, fiebre y deshidratación por lo que fue hospitalizado varios días. Luego, se recuperó totalmente con el descanso veraniego en Sinarcas.