CARLOS ALBIACH | 14-06-2018
El templo está presidido por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. A.SAIZ
La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús se llenó de fieles el pasado viernes en la renovación de la consagración de toda la diócesis al Sagrado Corazón de Jesús. Cien años después de la primera fue el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, quien de rodillas ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que se venera en el altar de este templo, conocido como iglesia de ‘la Compañía’, pronunció la oración consecratoria. Una consagración, que en palabras del Arzobispo, “es un compromiso misionero y evangelizador de la diócesis en estos momentos cruciales”.
El rito de consagración, que fue acompañado por un volteo de campanas, tuvo lugar durante la misa que presidió el Cardenal en el templo y comenzó con el rezo de las letanías al Sagrado Corazón de Jesús. Una consagración, que como recordó el Cardenal, “era para todos los fieles y familias de la diócesis”. Así se pudo ver también en la iglesia, a la que acudieron fieles de diferentes procedencias, familias enteras y representantes de los institutos de vida consagrada y sociedades de vida apostólica de la diócesis.
El Arzobispo, con el que concelebraron 40 sacerdotes, destacó que esta consagración “nos abre a ser una diócesis misionera para llevar el amor de Dios a todos, así como a que nuestra vida sea una vida de entrega a lo demás, a amarlos como Dios nos a ama a nosotros”.
“Modelar nuestras vidas”
En su homilía, el Cardenal también aseguró que “este acontecimiento de gracia para la diócesis” nos recuerda, además, que “somos la debilidad de Dios, que nos ama tanto que envió a su Hijo y lo entregó por nosotros. En su corazón traspasado vemos su inmenso amor a la humanidad y su misericordia infinita”, añadió.
Por ello, la consagración “nos impulsa a asumir el compromiso a abrirnos a este amor y a dejar que nuestras vidas sean modeladas por Él”.
Además, el Arzobispo resaltó que la consagración de la diócesis “nos invita a ver los sufrimientos de todos”. Así, “en este momento de tantas amenazas, en el que el hombre está perdido y no encuentra principios, lo que se ve que es que está necesitado del amor de Dios. Por eso la evangelización tiene que hacer posible que la gente viva el amor de Dios y, por tanto, viva de una forma distinta”, destacó.
En este sentido, el Arzobispo destacó que “para la evangelización de hoy es necesario que el Corazón de Cristo sea el corazón de la Iglesia”. “Es el que llama a la conversión y a la reconciliación y perdona los pecados. Es el que atrae los corazones a los caminos de las bianventuranzas y ensancha el corazón del hombre para ir donde nos envíe”, remarcó.
El arzobispo destacó la gran alegría para la diócesis de renovar la consagración: “Yo siento un gozo enorme de que esta tarde hagamos esta renovación, que es un don que Dios nos concede a todos. Que el Sagrado Corazón nos ayude a vivir como Él vivió, cumpliendo la voluntad del Padre y amando a los hombres”.
Por último, el Cardenal resaltó igualmente que este “acto de consagración tan profundo nos lleva a la santidad, una santidad que nos ha recordado el papa Francisco en su última exhortación apostólica ‘Gaudete et exsultate’”.
Durante la celebración los cantos fueron interpretados por el coro de canto gregoriano del mismo templo y acompañados por el órgano monumental Cabanilles.
Al término de la celebración, el Arzobispo recordó que la consagración se ha realizado en la conocida como iglesia de ‘la Compañía’, templo del Sagrado Corazón de Jesús porque “es la casa donde se le venera”. Asimismo, agradeció a la Compañía de Jesús “su gran generosidad al ceder este templo a la diócesis”.
También recordó que san Juan Pablo II instauró, precisamente, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el día para orar por la santificación de los sacerdotes: “Pedid de manera muy intensa para que hayan sacerdotes santos”.
En la misa también estuvo presente el rector de esta iglesia, Luis Miguel Castillo, quien presentó los proyectos diocesanos que se van a llevar a cabo allí.
La primera consagración de la diócesis de Valencia al Sagrado Corazón de Jesús tuvo lugar el domingo 23 de junio de 1918 por el entonces arzobispo, monseñor José María Salvador y Barrera.