CARLOS ALBIACH | 3-05-2019
Las pantallas se han convertido hoy en día en un elemento fundamental de nuestro día a día. Ya no nos imaginamos el mundo sin ellas. A través de ellas hacemos un sinfín de tareas como entretenernos, jugar, comprar, trabajar e incluso gestionar el hogar, entre otras muchos. De hecho, la pantalla de nuestro teléfono móvil nos acompaña a todos lados e incluso descansa junto a nosotros en nuestra mesilla de noche. ¿Es posible conseguir un equilibrio para que el mundo digital no llegue a ser una obsesión? ¿Es posible encontrar el equilibrio entre la vida ‘online’ y ‘offline’?
A estos interrogantes responde en su último libro, publicado por ediciones Encuentro, Isidro Catela, periodista y profesor de la Universidad Francisco de Vitoria. Con un título que evoca la famosa cita de Descartes, ‘Me desconecto, luego existo’, da una serie de propuestas para sobrevivir a la adicción digital. Un tema que sin duda es uno de los grandes retos de la sociedad actual. El autor en una entrevista a PARAULA abre la esperanza de que sí es posible: “Aunque hay una gran tensión y es difícil si es posible conseguir el equilibrio. La clave está en integrar las ventajas que nos da el mundo conectado en nuestra vida”. En este sentido, el periodista habla de que hay que también hay que pensar “en lo que la tecnología nos da y no solo de lo que nos obliga”.
Catela en su libro parte de una premisa de que la tecnología “no es mala ni buena, sino que son nuestros actos los que son buenos o malos”. Sin embargo, no esconde su preocupación de que a muchas personas las pantallas les han llevado a vivir una adicción digital, o en menor medida, y es el caso de la mayoría, una obsesión digital. “Las personas estamos muy bien hechas para el equilibrio y si desequilibras tu vida se empieza a resentir”, cuenta. De ahí, incide, “antes de que sea tarde hay que poner un poco de cabeza, ya que en el futuro seremos mejores personas y profesionales cuanto más sepamos integrar las ventajas que nos da el mundo conectado y no rechazarlas”. Se trata, según explica, “de que es un medio para unos fines concretos y hay que saber dominarlo”. Un aspecto, que a su juicio es difícil, “porque la sociedad nos lleva al lado contrario”.
¿Cómo conseguir ese equilibrio o esa desconexión? Catela cree que llevando a la práctica sencillos consejos se puede conseguir mucho. Se trata, por ejemplo, que no sea el móvil lo primero y lo último que se vea en el día o controlar el tiempo que le dedicamos con aplicaciones. Pero sobre todo, destaca el periodista, “tiene que propiciar el encuentro con los demás y no ir en su detrimento”,
En libro también acuña el concepto de ‘dieta digital’, con el que quiere explicar que es posible disminuir la dependencia con las pantallas. Esta dieta consta de cuatro pasos: repensar (hacer un buen diagnóstico), reiniciar (desintoxicación, períodos de ayuno digital obligatorio), reconectar (reintroducción moderada del consumo) y reactivar la vida ‘offline’ (aumento de actividades sin pantallas y relaciones personales).
Catela también explica que aunque muchos piensan que el fenómeno de la adicción digital, que en países como Francia ya es un asunto de salud pública, “es un problema de los jóvenes, no es verdad, ya que cada vez afecta a más adultos”.
Consejos para los padres
El tema de la tecnología y las pantallas es un problema muy presente en las familias y son muchos padres los que no saben cómo afrontarlo. Lo primero, según Catela, “es dar ejemplo y que vean en nosotros un consumo equilibrado”. Un aspecto que el propio autor ha vivido en primera persona, ya que él mismo tuvo que reducir el consumo para equilibrar y uno de los motivos que le llevaron a escribir el libro.
“Dar una receta para los padres es difícil porque hay que ver cada caso, las edades, si es hijo único o tiene hermanos”, destaca. ¿Dónde está el equilibrio? Para el autor hay claves que hay que tener en cuenta como “que no distorsione las actividades que se realizan fuera de la pantalla”. Otro aspecto fundamental, añade, “es propiciar desde pequeños actividades fuera de las pantallas y al aire libre, de forma que queden enraizadas en ellos y no la sustituyan por pantallas”. De cara a prevenir una adicción o abuso “es importante estar alerta y ver si está impidiendo entablar conversaciones, si afecta al trabajo o impide estudiar”, detalla.
El autor de ‘Me desconecto, luego existo’ también ve importante para conseguir un equilibrio “dejar espacio al silencio y a la contemplación”. Además, uno de los grandes retos es “ser capaz de integrar lo bueno de la tecnología y discernir lo que no es bueno”. En este sentido, también incide en que uno de los aspectos posibles es que “te conecta y te facilita el encuentro con los demás”. Sin embargo, se da la paradoja que “la tecnología sirve para unir océanos y también para separar sofás”.