REDACCIÓN | 18-10-2018
El papa Francisco canonizó el pasado domingo, durante una multitudinaria misa en la plaza de San Pedro, al papa Pablo VI, al arzobispo de San Salvador Oscar Romero y a otros nuevos cinco santos: los sacerdotes italianos Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, las religiosas María Caterina Kasper y Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa, y el laico italiano Nunzio Sulprizio. El Santo Padre indicó que todos tenían en común que sabían amar a Jesús con absoluta radicalidad.
Así lo señaló en su homilía, en la que advirtió que Jesús no se conforma con recibir un poco. “Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso”, afirmó. “También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A Él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la Cruz por nosotros, no podemos responderle sólo con la observancia de algún precepto”.
“A Él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un ‘porcentaje de amor’: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada”.
El coraje de Pablo VI
Francisco puso de relieve la capacidad de san Pablo VI de regresar a las fuentes de la alegría que permiten el encuentro con Dios. “Gastó su vida por el Evangelio de Cristo -aseguró-, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres”.
“Aún en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad”.
La entrega de O. Romero
El Papa mostró su satisfacción por la canonización conjunta de Pablo VI y de Óscar Romero, asesinado mientras celebraba la misa. Dijo, así, que “es hermoso que, junto a él, Pablo VI, y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos”.
“Todos estos santos -en referencia a los siete canonizados el pasado domingo-, en diferentes contextos, han traducido con la vida la Palabra de hoy, sin tibieza, sin cálculos, con el ardor de arriesgar y de dejar. Que el Señor nos ayude a imitar su ejemplo”, concluyó.
Al finalizar la misa de canonización, el papa Francisco animó a los fieles 70.000 fieles congregados junto a la basílica de San Pedro a acudir a la Virgen María “para que nos ayude a seguir el ejemplo de los nuevos santos”.