REDACCIÓN | 10-09-2017
Tras las vacaciones de verano, toca hacer balance y el del proyecto ‘Un verano diferente’, no puede ser más positivo. Durante un mes -del 10 de julio al 11 de agosto- un total de siete colegios diocesanos han abierto sus puertas para atender y alimentar a hijos de familias sin recursos. Durante este tiempo, los cerca de 400 voluntarios que han participado, han repartido, además de juegos, diversión y formación en valores, cerca de 20.000 desayunos y comidas a los chavales.
La iniciativa, impulsada por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha sido organizada por Caritas Diocesana, la Universidad Católica de Valencia (UCV) y la Fundación Colegios Diocesanos ‘San Vicente Mártir’, y ha contado con la colaboración de más de 390 voluntarios, entre profesores y personal de la UCV, que han dedicado su tiempo de forma “totalmente altruista” y han realizado turnos a lo largo de estas cuatro semanas, según han destacado fuentes de la organización.
En total, han tomado parte 7 colegios que fueron elegidos en zonas vulnerables “donde hay un mayor riesgo de exclusión social entre su alumnado”: San Antonio de Padua II, de Catarroja; Sant Roc de Alcoi; Natividad de Nuestra Señora, de Burjassot y Santiago Apóstol (Escalante), San Juan Bosco, San Marcelino y Nuestra Señora de los Desamparados, todos de Valencia.
Además, la experiencia ha propiciado la “cooperación” entre Cáritas, UCV y la Fundación Colegios Diocesanos, “tres entidades con finalidades diversas pero al servicio de la Iglesia”, y al mismo tiempo, “desarrollar un trabajo común para el anuncio real de la fe con obras”, generando también esperanza “porque comprobamos que la Iglesia cumple así su misión de hacer una aplicación práctica de la Palabra y del Evangelio con testimonios visibles”, explican.
La organización también ha expresado su “agradecimiento” a los profesores, voluntarios y a los mismos niños y jóvenes “porque hemos obtenido de todos ellos más de lo que hemos dado”.
Una experiencia extraordinaria
Según Montse Pous, docente desde hace 20 años del colegio Santa Ana de Villalonga, que ha colaborado este verano como profesora voluntaria en el colegio diocesano San Antonio de Padua II, de Catarroja, la experiencia ha sido “magnífica”, de “crecimiento personal”.
Montse ha estado al cargo de un grupo de 15 niños de 9 y 10 años, de diferentes nacionalidades y religiones, “que venían al colegio sin desayunar”. El grupo “ha convivido de maravilla, y les hemos enseñado a que se respeten, a que no vean diferencias entre ellos, y ahora se han unido tanto que son amigos”.
Para esta profesora voluntaria, que reside en Real de Gandia, y cada día se desplazaba en coche durante más de 40 minutos hasta llegar a Catarroja, se trata de “una iniciativa fantástica, en la que los niños han alimentado su cuerpo pero también su alma”, ha añadido.
Por su parte, la coordinadora de esta iniciativa en el mismo centro escolar de Catarroja, Adelaida Moreno, ha resaltado también la “extraordinaria experiencia” que ha permitido en este centro atender a cerca de 60 niños y jóvenes, “que han estado muy a gusto y que por circunstancias familiares no pueden disfrutar de vacaciones de verano” . El colegio ha contado con 83 voluntarios.
Igualmente, entre los niños y jóvenes atendidos en “Un verano diferente” figura Virginia Cachina, de 13 años, nacida en Guinea Ecuatorial, pero residente en Catarroja desde hace 3, que ha asegurado haber hecho “muchos nuevos amigos” y llevarse “muchos recuerdos”.
Idea propuesta por el Cardenal
La idea de ‘Un verano diferente’ fue propuesta el pasado mes de noviembre por el Cardenal como uno de los “signos permanentes” del Año Jubilar del Santo Cáliz de la Misericordia cuando en la misa de clausura del jubileo, animó a los colegios diocesanos a que “abrieran sus puertas en los períodos vacacionales para, además de atender pedagógicamente, dar alimento a niños en edad escolar”.
Así, con el lema ‘#unveranodiferente’, siete colegios diocesanos han abierto sus puertas, desde el 10 de julio y hasta el 11 de agosto, para atender a los alumnos de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.
El horario de apertura de los centros escolares ha sido de 10 a 15 horas y, además de ofrecer el almuerzo y la comida a estos alumnos, han llevado a cabo actividades complementarias para educar en hábitos saludables y momentos de ocio y deporte.
Actividades para los niños
Para realizar las diferentes acciones, la UCV, junto a la Fundación de Colegios Diocesanos, ha sido la encargada de realizar un banco de recursos y actividades para los niños.
“Se han hecho actividades, desde una perspectiva lúdica, de diversión y de juego, para acercarse al otro, conocer distintas realidades, fomentar el diálogo, el compañerismo y la amistad”, han explicado desde la organización.
Asimismo, los alumnos han sido los encargados de la limpieza de las instalaciones comunes en los colegios “porque hemos querido trabajar también estos hábitos que se aprenden en los hogares”, explican.
La UCV también ha formado y organizado a los voluntarios que los han atendido. Han sido necesarios entre 8 y 10 voluntarios por colegio cada semana.
Por su parte, Cáritas ha sido la encargada de canalizar a los niños que han podido beneficiarse de la iniciativa ya que los destinatarios han sido menores perceptores de la beca de comedor tipo A o niños cuyas familias, por su situación social económica o familiar se encuentran en especial vulnerabilidad y requieran apoyo y atención durante los periodos vacacionales.
Para ello, las Cáritas parroquiales elaboraron un listado con niños atendidos en sus proyectos y que eran susceptibles de percibir esta ayuda, fueran o no alumnos de los centros diocesanos.