REDACCIÓN 9-11-2016
El simposio congregó en la Facultad de Teología a expertos e investigadores nacionales e internacionales. A.SAIZ
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, inauguró el pasado martes 29 el XVII Simposio de Teología Histórica organizado por la Facultad de Teología ‘San Vicente Ferrer’ de Valencia y que dedica este año al Santo Cáliz de la Misericordia, con motivo de la celebración del Año Santo en la archidiócesis.
En su intervención, que inició con gratitud y un “saludo muy especial” al cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española que pronunció la primera conferencia, el arzobispo de Valencia invitó a todos a “seguir abriendo caminos al centro de nuestra fe, la Eucaristía”.
Así, el cardenal Cañizares expresó el “compromiso de la diócesis para que sigamos con esta apertura”, coincidiendo con la celebración en la archidiócesis del Año del Santo Cáliz de la Misericordia que concluye este domingo 13.
Igualmente, el Arzobispo agradeció al cardenal Blázquez “haber accedido a participar y abrir este Simposio, con el que prácticamente acabamos el Año Santo del Cáliz de la Misericordia en la diócesis de Valencia”, en el que “hay que dar gracias a Dios por lo que ha supuesto y también por los caminos que abre de cara al futuro para hacer presente esa misericordia que hemos recibido del Señor, singularmente, presente en el sacramento de la Eucaristía, sacramento de la caridad”.
A continuación, el cardenal Cañizares presentó la conferencia del cardenal Blázquez, titulada ‘El cáliz de la misericordia’, y algunos rasgos de la biografía del arzobispo de Valladolid, “al que me une una profunda amistad desde que nos conocimos en el año 63”.
Así, el XVII Simposio de Teología Histórica, al que también acudieron los obispos auxiliares de Valencia, monseñores Esteban Escudero y Arturo Ros.
La paz en la sociedad
La paz en nuestra sociedad “necesita tantos recursos, y todos son necesarios, pero para que la paz con garantía de futuro sea realmente expresión de concordia, necesitamos un corazón renovado”, destacó el cardenal Ricardo Blázquez en la primera ponencia del Simposio.
Así, el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), señaló que “la paz no se hace si cada uno de nosotros no matamos en nuestro interior los asomos de odio, el cultivo de la enemistad y la hostilidad creciente”.
Asimismo, recordó que “Jesús fue pacificador porque venció en su corazón a la hostilidad y la enemistad, que son las que alimentan las rupturas entre los hombres” y subrayó que “la fuerza unificadora brota del corazón regenerado por el espíritu del amor y de la paz, por tanto, si nuestro corazón no es renovado no seremos realmente pacificadores”.
Igualmente, Blázquez cimentó su ponencia sobre la idea de “la gratitud de los cristianos a Dios por la sangre derramada por Jesús” e hizo hincapié en la importancia “de la sangre como símbolo y representación de la muerte salvífica de nuestro Señor, como también son símbolos la cruz y las llagas, que acreditan su entrega al sufrimiento y a la muerte”.
“La sangre de Jesús, que ha sido el vínculo que a los distantes nos ha acercado, es sangre de misericordia y de perdón, y junto con la cruz, actúan como fuerza pacificadora”, dijo en su conferencia, titulada “Sangre de perdón y de misericordia”.
Además, el presidente de la CEE explicó que “la misericordia de Dios y la del hombre crean fraternidad e incorporan al distanciado a la familia, pero el rigor que pasa cuentas al otro y el orgullo de quien se cree intachable, excluyen”.