P.M./ L.B. | 12-04-2019
El Cardenal presidió la eucaristía solemne en la Basílica de san Vicente Ferrer de Valencia. (FOTO: M.GUALLART)
El mismo día en que se cumplían 600 años de la muerte en Vannes de San Vicente Ferrer, el ejemplo evangelizador de aquel “apóstol gigantesco”, como lo definió el cardenal Cañizares, era evocado en su Basílica de Valencia por el Arzobispo en una misa solemne. Fueron aquellos “tiempos difíciles”, los que les tocó vivir a san Vicente Ferrer, como los que nos tocan vivir hoy, y no por eso dejó de ser un “apóstol gigantesco” que “contribuyó a la evangelización de Europa”, subrayó en su homilía.
“Para nosotros, ciudadanos de Europa necesitados de una nueva reevangelización, san Vicente constituye hoy, sin duda, un punto de referencia”, añadió.
“En estos tiempos convulsos el mundo necesita más que nada evangelio”. “Ésta es la hora de Dios. Nos toca predicar el Evangelio de la alegría”, subrayó. Hizo hincapié en que “necesitamos una nueva Europa, España y Valencia necesitan hoy hombres como san Vicente impregnados del Evangelio”. “San Vicente es para nosotros un acicate”.
En la eucaristía concelebraron con el arzobispo, monseñor Esteban Escudero, obispo auxiliar, el vicario episcopal para la vida consagrada, el dominico Martín Gelabert, y miembros de la comunidad religiosa de la Orden de Predicadores a la que pertenecía el santo valenciano, junto con otros sacerdotes.
El templo fue llenándose de asistentes entre los que destacaban representación de todas las asociaciones vicentinas que hay en Valencia y provincia, con sus estandartes correspondientes que dejaron expuestos en una capilla situada a la izquierda del altar.
Miembros de los Caballeros Jurados de San Vicente ocupaban un lugar destacado.
A todos ellos, el cardenal recordó en su homilía que “en san Vicente Ferrer tenemos al hombre nuevo, al evangelizador por excelencia. Evangelizador a tiempo y a destiempo” y evocó cómo “su predicación iba acompañada de signos y milagros, pero sobre todo el testimonio de su calidad”. También habló el Cardenal sobre el valor de la paz. “La paz es frágil y quebradiza, y en muchos lugares está en situación de peligro” y lanzó una pregunta: ¿Qué nos diría hoy san Vicente a propósito de la paz? “Dichosos los que trabajan por la paz”.
Recordó el Cardenal “que nos falta concordia en un mundo como el nuestro excluyente, cerrado en sí mismo con una cultura de muerte, los ancianos, los sin techo, nos deberían interpelar como hizo san Vicente”
En sus palabras señaló la necesidad de conversión como primer paso para conseguir vivir en concordia. “Si no volvemos a Dios no podremos vivir en paz” e hizo alusión al sacramento de la reconciliación como medio que se nos ofrece para conseguir un reencuentro con Dios.
“En España necesitamos conversión y descubrir el arte de vivir una unidad nueva basada en el Evangelio”, explicó. Dio un toque para despertar nuestra conciencia a la necesidad de la unidad. Y “ante las posibles divisiones” que podamos detectar aún en el interior de la Iglesia tomar nota de san Vicente que estuvo “en primerísima linea” en medio de una humanidad rota”.
Tras la eucaristía se impartió la bendición solemne. A la solemnidad de la misa contribuyó el coro ‘Ciudad de Burjassot’ que interpretó cantos litúrgicos.
Al finalizar, las Asociaciones asistentes procesionaron con sus estandartes hasta la Casa Natalicia de San Vicente en la calle del Mar. Cofradías y asociaciones vicentinas desfilaron con sus estandartes, por las calles del centro histórico valenciano, acompañadas por 69 antorchas, correspondientes a cada año de vida de San Vicente Ferrer.
Los valencianos acompañan a san Vicente Ferrer por las calles en su 600 aniversario
Los fieles valencianos siguieron esta procesión extraordinaria por las calles del centro histórico de la ciudad.
Un acontecimiento histórico desbordado por el fervor y la devoción. Así vivió Valencia la procesión extraordinaria que, con motivo de la conmemoración del 600 aniversario de la muerte del dominico valenciano san Vicente Ferrer, recorrió las calles del centro histórico de la ciudad.
Más de media hora antes de comenzar, cientos de valencianos ocupaban ya las sillas que habían sido colocadas a lo largo del recorrido, el mismo que tradicionalmente realizan las procesiones de la Virgen de los Desamparados y del Corpus.
Mientras, otros fieles visitaban en la Catedral las andas de los distintos altares y asociaciones vicentinas que con sus imágenes titulares iban a participar posteriormente en la procesión. Casi treinta en total, algunas de ellas traídas de localidades como Almácera, Meliana, Mislata, Ribarroja, Chirivella, La Cañada o La Eliana. Y entre todas ellas destacaba el Cristo de Graus, que perteneció al propio san Vicente y que fue traído desde la localidad oscense para la ocasión.
Acontecimiento histórico
Puntualmente y con los fieles agolpándose en la plaza de la Virgen, comenzó el acontecimiento histórico que no tenía preceden
El Cristo que regaló san Vicente Ferrer a la localidad de Graus (Huesca) en 1410 hizo el recorrido bajo palio, portado por
vecinos de la propia población llegados en autobús. Junto a ellos, rosario en mano, el dominico Alfonso Esponera.
tes desde el año 1955, cuando se conmemoró el quinto centenario de la canonización de san Vicente Ferrer por el papa Calixto III. En aquella ocasión, en la que también se declaró Año Santo Jubilar, concedido por el papa Pío XII a la diócesis de Valencia a petición del entonces arzobispo de Valencia, monseñor Marcelino Olaechea, se hizo una procesión extraordinaria con asociaciones y entidades vicentinas el 27 de junio.
Saliendo por la puerta de los Apóstoles, y atravesando la plaza de la Virgen, la comitiva se dirigió hacia a calle Caballeros, plaza del Tossal, Bolsería, plaza del Mercado, María Cristina, San Vicente, plaza de la Reina, Mar, Avellanas y Palau.
A lo largo del recorrido podían verse muchos balcones engalanados con tapices, desde donde también lanzaron pétalos de rosa a las imágenes del santo dominico y de la Virgen de los Desamparados. Igualmente, en distintas ocasiones pudieron escucharse vítores y muestras de cariño por parte de los fieles al paso de las imágenes, especialmente dirigidas a la Virgen de los Desamparados.
La imagen de san Vicente Ferrer que acompaña al Santísimo Cristo de la Fe de Paterna es la única en el mundo que muestra al dominico en actitud orante.
La procesión
Abrió la procesión la Roca de san Vicente Ferrer, que se construyó a partir de otras dos rocas más antiguas y se ofreció a la devoción de san Vicente Ferrer en 1665. Su figura central es la del santo vistiendo el há­bito dominicano y con una espada en su mano derecha, así como alas en su espalda y un escudo en su mano izquierda haciendo alusión a una leyenda según la cual, se apareció en lo alto de una muralla, sobre la puerta de San Vicente, actual plaza San Agustín, defendiendo a la ciudad de la peste.
A continuación desfilaron la cofradía del Santísimo Cristo de la Fe y san Vicente Ferrer de Paterna, a la que seguían los templos jubilares vicentinos y las entidades, asociaciones, altares y cofradías. Tras ellos, el Colegio Imperial de Niños Huérfanos, con los niños vistiendo el hábito dominicano, junto con la reliquia -el hueso radio del brazo derecho- que se conserva de san Vicente Ferrer, propiedad del colegio; el Cristo de Graus, que hizo todo el recorrido bajo palio; los sacer­dotes de
La imagen de la Virgen de los Desamparados entró a la Catedral flanqueada por las distintas imágenes de S. Vicente.
los templos jubilares; representantes de la Orden de Predicadores; presidencia eclesiástica; la honorable clavariesa 2019, Mariví Borrell; la Junta de Govern de Junta Central Vicentina; y las autoridades civiles y militares.
Por último, y también como un hito extraordinario, desfiló la primera imagen procesional o ‘peregrina’ de la Virgen de los Desamparados, obra de Carmelo Vicent, que sólo sale del Museo Mariano -donde se exhibe- para el besamanos que se celebra en la sede de la Escolanía de la Virgen en el que las comisiones falleras entregan sus donativos dirigidos a la Fundación MAIDES.
Su llegada al final del recorrido, ya de noche, fue especialmente emotiva pues, colocadas a ambos lados de la calle Palau, las distintas andas con las imágenes del santo dominico esperaban y recibieron a la de la Virgen de los Desamparados que entró en la Seo valentina.
Seguir el modelo del santo
Al término de la procesión, el cardenal Antonio Cañizares se dirigió a los participantes para agradecerles su presencia y alentó a “seguir el modelo de san Vicente Ferrer para la construcción de un mundo nuevo, un mundo de esperanza”.
Así, el Arzobispo invitó a los valencianos a tener como guía a nuestro santo valenciano, y que el fruto de su predicación, de paz, concordia y unión, “se renueve constantemente”.
Igualmente, animó a todos a participar en el resto de actos vicentinos que se celebrarán hasta el 29 de abril, cuando será clausurado el Año Santo Jubilar Vicentino, así como a la peregrinación diocesana a Vannes, que tendrá lugar en mayo.
Tras cantar el himno de la Coronación de la Virgen y lanzar nuevamente vítores a la Virgen, las distintas asociaciones y altares, regresaron a su lugar de origen.
Los rostros de los fieles reflejaban la alegría de haber sido testigos de un hecho histórico que no perdieron ocasión de plasmar en fotografía. “Es un acontecimiento único del que hemos disfrutado mucho porque esto no se vive todos los años”, comentaba Ángel Gil, del altar de Chirivella, de donde habían venido unos treinta clavarios acompañados de algunas falleras de la localidad.
Gran ovación en la Catedral, en el estreno del himno a S. Vicente en su VI centenario
De izquierda a derecha: Bernardo Adam, compositor del himno, Ampar Cabrera, autora de la letra,
y José Ramón Peinado, director del Coro de Antiguos Alumnos del Colegio Marni, en el estreno. (FOTO: M.GUALLART)
Fue un éxito. La Catedral de Valencia acogió el estreno del Himno oficial del VI Centenario de la muerte de San Vicente Ferrer, obra del compositor valenciano Bernardo Adam Ferrero, con letra de Ampar Cabrera Sanfélix, y fue recibido con una prolongada ovación de los cientos de fieles que llenaban el templo, el pasado domingo.
En el estreno, que presidió el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, el himno del VI Centenario fue interpretado en su versión para órgano y coro popular, aunque Adam Ferrero ha compuesto otra versión para banda y coro “para facilitar su divulgación en cualquier lugar o situación ” según explicó el propio autor , que asistió al estreno de su obra, al igual que la poeta y escritora Amparo Cabrera.
La composición fue estrenada en la Catedral por un doble coro, el Orfeos, de la Sociedad Musical ‘La Artística’ de Buñol, y por el coro AAACEMA (Asociación de Antiguos Alumnos del Centro de Estudios Marni), de Valencia, acompañados por el organista de la Catedral de Valencia, Pablo Márquez.
HIMNE A SANT VICENT FERRER
En la llengua valenciana
i en amor pur i sincer
vostre poble vos aclama; (Bis)
¡Vixca Sant Vicent Ferrer!
Per fer de la Fe senyera
i d ´ amor ser pregoner,
sou el patró de Valéncia (Bis)
¡Vixca Sant Vicent Ferrer!
En rendir-vos el poble homenage
la fe viva i sincera fa clam,
de qui fon en la terra milacre
i per gràcia de Deu, del cel; Sant.
Vostra veu du consol, pau i honra
a qui es postra i vos prega en fervor,
la paraula hui dolça s ´ escolta
en la llengua més bella del món.
En la llengua valenciana
i en amor pur i sincer
vostre poble vos aclama; (Bis)
¡Vixca Sant Vicent Ferrer!
Este poble vos venera
tots alçant-se a una veu:
¡Vixca el Patró de Valéncia! (Bis)
¡Vixca Sant Vicent Ferrer!
Sou la mà que nos dona esperança
ensenyant-nos a ser tots germans,
sou qui calma congoixes dins l ´ànima
sou l ´alé en el camí cap avant.
Per vós tota Valéncia acovila
i acarona les obres de Deu,
per vós Fe i caritat se fan vida
en el cor de qui es diu; Bona gent.
En la llengua valenciana
i en amor pur i sincer
vostre poble vos aclama; (Bis)
¡Vixca Sant Vicent Ferrer!
Auca de sant Vicent
La representación de la auca en la Catedral supuso un momento histórico. (FOTO: M.GUALLART)
Tras el estreno del himno tuvo lugar, también en la Catedral, la representación del milagro ‘L´auca de sant Vicent’, que fue escenificado por el cuadro artístico del Altar del Carmen.
El ‘miracle’ recogió los pasajes más importantes de la vida del santo dominico desde su nacimiento, su bautizo -con los Jurados de la Ciudad como testigos-, sus sermones, así como los días previos a su muerte, con su último sermón en la ciudad francesa de Vannes, y su posterior fallecimiento.
La representación del milagro estuvo dirigida por Vicente Ortega y escenificada por los 23 niños que conforman el cuadro artístico del Altar del Carmen. Los narradores de esta auca son un ciego oracionero, el lazarillo que le acompaña y una sibila.