REDACCIÓN | 27-07-2018
Parte frontal de la Sábana Santa de Turín.Varios expertos cuestionaron la validez científica de un estudio sobre la Sábana Santa de Turín que concluiría que casi la mitad de las manchas de sangre fueron “pintadas” a partir de simulaciones y fotografías sin que sus autores hayan tenido acceso al lienzo original.
Hace unos días, el antropólogo forense Matteo Borrini y el químico Luigi Garlarschelli publicaron en la revista ‘Journal of Forensic Sciences’ un trabajo sobre la Sábana basado en el análisis de patrones de manchas de sangre utilizado para investigar las escenas del crimen.
Los autores italianos no tuvieron acceso al lienzo original, que se encuentra en la Catedral de Turín, sino que basaron sus experimentos en fotografías y modelos -incluyendo maniquíes- que, para sus detractores, no equivalen a un cadáver como el que habría cubierto la Sábana.
Borrini sostiene que las manchas “no son realistas” y cree que “se hicieron artificialmente” porque según sus simulaciones la sangre debería haber fluido en otras direcciones.
Sin embargo, Emmanuella Marinelli, científica que ha estudiado la Sábana Santa desde 1977 y ha escrito más de 300 artículos y varios libros sobre el tema, cuestionó en declaraciones a ACI Prensa los métodos del promocionado estudio.
Aunque para los autores -por las características de su análisis- no era necesario estudiar la Sábana Santa original, “claramente no es lo mismo” basarse en una fotografía y no recurrir a la reliquia, advirtió Marinelli.
“Estos dos investigadores nunca han hecho parte de los científicos que han estudiado directamente la Síndone y no la han visto nunca de cerca. Quizá no la han visto nunca ni siquiera de lejos”, expresó también la experta en ‘La Nuova Bussola Quotodiana’.
Pese a estas objeciones y desconociendo los más de mil estudios científicos que hasta la fecha se han hecho sobre la Síndone, varios medios de comunicación presentaron el trabajo como prueba de que la reliquia habría sido adulterada.
Los autores aseguran que hicieron sus pruebas con sangre real y sintética aplicada tanto sobre voluntarios como sobre maniquíes. Las manchas que ellos consideran falsas se encontrarían en los antebrazos y en la zona lumbar.
En una nota de prensa recogida por diversos medios, niegan la autenticidad de la reliquia y se refieren a ella como “una representación artística o didáctica de la pasión de Cristo realizada hacia el siglo XIV”.
“Ninguno de los investigadores tiene la cualificación científica para opinar”, ya que al ser uno antropólogo y el otro químico, “no tienen experiencia en manchas de sangre humana”, explicó Alfonso Sánchez Hermosilla, médico y antropólogo forense director del equipo de investigación del Centro Español de Sindonología (CES), entidad con sede en Valencia.
“En su estudio afirman que las manchas de sangre que observan no se corresponden con las que han obtenido en su experimento, pero ellos no tienen los conocimientos necesarios y por eso no han diseñado el experimento de forma adecuada, por lo que sus conclusiones carecen de valor científico alguno”, agregó en declaraciones a ACI Prensa.
Para Sánchez Hermosilla, al no tener “científicamente valor alguno, (el estudio) no debería haberse publicado en una revista seria”.
Por su parte, el profesor Paolo Di Lazzaro, vicerrector del Centro Internacional de Sindonología de Turín, aclaró en una carta difundida por su diócesis que las condiciones en las que se producen las manchas de sangre emanadas de un hombre torturado y sometido a condiciones extremas, son muy diferentes a las de un voluntario con buena salud o un maniquí, como las aplicadas por Borrini y Garlarschelli.
“No es posible pensar que se pueden reproducir condiciones realistas del recorrido de la sangre sobre el cuerpo de un crucificado sin considerar todos los factores que habrían influido de modo importante en ese recorrido”, indicó.
Lo que debes saber de la Sábana Santa
También llamada Síndone, es un lienzo de 4.41 metros de longitud y 1.13 metros de ancho que muestra la imagen de un hombre torturado y crucificado. Según una antigua tradición es señalada como el manto que envolvió el cuerpo de Jesús tras morir en la cruz.
Se encuentra en Turín (Italia) desde 1578, ha sido objeto de más de mil investigaciones científicas de las más diversas especialidades y le han tomado más de 32,000 fotografías. Por ello, se considera que la Sábana Santa es la reliquia más estudiada de la historia.
Fue expuesta por última vez al público en el año 2015 y será exhibida de manera excepcional en agosto próximo por pocos días ante una numerosa peregrinación de jóvenes italianos.

Respuesta de la ciencia forense
El prestigioso forense Alfonso Sánchez Hermosilla responde al artículo publicado por Matteo Borrini y Luigi Garlarschelli sobre la investigación de ambos en torno a la Sábana Santa de Turín
El artículo presenta numerosos errores formales y conceptuales que le alejan de la credibilidad científica.
En primer lugar, ninguno de sus autores es Médico Forense, por lo que carecen de la experiencia y conocimientos necesarios para afrontar exitosamente cualquier tipo de investigación con manchas de sangre humanas.
Los “experimentos” se han realizado con un ser humano vivo, sano y sin lesiones traumáticas de ningún tipo, y con un maniquí que recuerda vagamente un torso humano. Pero no con un ser humano vivo que haya sufrido las mismas lesiones y con la misma cronología que el Hombre de la Síndone, y tampoco con un cadáver que cumpla los mismos requisitos, luego el “experimento” NO reproduce, ni siquiera aproximadamente las circunstancias en las que se produjeron las manchas de sangre.
Además, el sujeto voluntario sobre el que se realizó el “experimento”, no presentaba vello cutáneo en los antebrazos, al menos eso es lo que se aprecia en las fotografías del artículo, y el Hombre de la Síndone podía tenerlo o no. No tenemos datos científicos sobre este punto. Pero de tenerlo, los tallos capilares suponen obstáculos al paso de cualquier fluido, modificando su trayectoria. Esta circunstancia no se ha tenido en cuenta.
El “experimento” se ha realizado con sangre humana procedente de donante, anticoagulada y conservada en frio, y fluye por la aguja de una cánula, mientras el “voluntario” está inmóvil. Pero no con sangre viva fluyendo de una herida abierta y con latido cardíaco que la impulse, y con una persona que se mueve, se debate por una respiración estertorosa y agitada. Tal y como es previsible que ocurriese en el caso del Hombre de la Síndone.
Las cualidades físicas de la sangre anticoagulada son muy diferentes de la sangre viva sin anticoagular, sobre todo su viscosidad y tensión superficial, es decir, que su comportamiento como fluidos que son, es muy diferente en ambos casos.
Por otra parte, las cualidades físicas de la sangre anticoagulada, también son muy diferentes de las de la sangre cadavérica. Que a su vez, es muy diferente de la sangre viva.
Pero es que además, la sangre del Hombre de la Síndone era patológica, estaba muy diluida como consecuencia de las hemorragias sufridas, y su ph era ácido, consecuencia de la asfixia, por lo que su comportamiento también es muy diferente del de la sangre viva y permítaseme la expresión: sana.
Si esto no fuese suficiente, por la herida del costado, no sólo fluyó sangre cadavérica, sino además, coágulos de sangre postmortem, líquido pleural, líquido pericárdico, (ambos consecuencia de la flagelación), y líquido de edema pulmonar, consecuencia de la asfixia. Es improbable que todos estos fluidos saliesen mezclados de forma homogénea. Lo más probable es que lo hicieran de forma heterogénea. Nada de esto se ha reproducido en el “experimento”.
El público en general, y muchos “expertos” también, cree que los cadáveres humanos NO sangran. Esto es falso. Cuando hay heridas profundas, los cadáveres presentan hemorragias postmortem, sobre todo si se movilizan, y el cuerpo del Hombre de la Síndone fue movilizado y manipulado, luego sangró abundantemente por sus heridas y orificios naturales. Y dicha sangre era sangre cadavérica, no sangre viva, ni sangre anticuagulada químicamente.
El “cinturón de sangre” no se produjo al fluir la sangre entre el cadáver y el lienzo de la Síndone, sino que al colocar el cuerpo sobre la tela, éste sangró y vertió un reguero de sangre que reproduce perfectamente la trayectoria relativa entre el cadáver y el material textil que absorbió dicha sangre. Esta circunstancia tampoco ha sido tenida en cuenta.
CONCLUSIONES
● El “experimento” NO reproduce ni remotamente las condiciones en las que se produjeron las manchas de sangre de la Síndone de Turín. En estas circunstancias, las conclusiones del artículo carecen TOTALMENTE de valor científico.
● Los autores del artículo, dada su inexperiencia y su falta de los conocimientos mínimos necesarios, han cometido graves errores en la planificación e interpretación de los resultados de su “experimento”.
● El artículo no debería haber sido publicado en un medio científico especializado, se supone que las personas que han evaluado la idoneidad de dicho artículo SI deberían tener los conocimientos y la experiencia necesarios. En el caso que nos ocupa, o no la tienen, o la han obviado por motivos que se desconocen.