El doctor Antonio García Vilanova.


L.B. | 24-01-2013
Antonio García Vilanova, de 80 años de edad, es médico especialista en Cirugía General, Cirugía Torácica y Oncología. Recientemente le ha sido concedido el premio Lluis Guarner de la Generalitat Valenciana en reconocimiento a su labor docente en la Facultad de Medicina de Valencia, y a su labor como director de la unidad oncológica del Hospital General, en la que ha realizado una gran tarea asistencial y ha introducido nuevos métodos y técnicas, en algunas de las cuales ha sido pionero.
A lo largo de su carrera profesional, el Dr. García Vilanova ha tratado a más de 3.000 mujeres enfermas de cáncer mamario, lo que le ha permitido calibrar distintas formas de afrontar la enfermedad. “Para algunas saber que tienen una enfermedad grave es un trauma que no saben afrontar y caen en una depresión”, señala. Don Antonio destaca que no hay una fórmula general para tratar a las enfermas, sino que cada caso se ha de enfocar de una manera distinta, según las circunstancias y la reacción de la mujer. “No es lo mismo tratar a una madre joven con hijos, que a una mujer de 90 años”, explica. Pero subraya que “en todos los casos hay que poner todo el corazón posible”.
Lo principal para Antonio García Vilanova es hacerles comprender que “es un problema que puede tener una buena solución, que casi todo tiene curación. Y, por supuesto, que siempre hay esperanza”.
Recuerda especialmente un caso, el más grave que ha atendido nunca. Se trataba de una mujer con un cáncer muy avanzado a la que apenas daban unas semanas de vida. Hoy, 20 años después, sigue viva. “Yo soy el primer asombrado. Pero nunca puedes decir con seguridad si una persona va a morir. La vida no depende de nosotros”. También destaca lo importante que es “motivarles y hacerles comprender lo valiosa que es su vida en sí, y para todos los de su entorno, para su familia, sus amigos…”.
Y reconoce que algunas de las enfermas le han enseñado mucho. “Ver a mujeres que sobrellevan con alegría y valor su enfermedad, me ha hecho comprender hasta dónde puede llegar una persona y me ha dado a mí un ejemplo y un modelo para afrontar mis problemas con mejor ánimo”, señala. En este sentido destaca que son especialmente ejemplares las religiosas. “He tenido mucho trato con ellas porque es una enfermedad que ataca con más frecuencia a mujeres solteras o que no han tenido hijos”, explica.
A pesar de sus 80 años, don Antonio sólo lleva un año jubilado. “Mis pacientes no me dejaban retirarme porque querían que les siguiera atendiendo. Incluso aún hoy, algunas enfermas siguen viniendo”.
La docencia
El Dr. García Vilanova ha impartido clases sobre patología mamaria durante 30 años, por lo que ha formado a muchos cirujanos y médicos. “Después de tantos años puedo decir que la mayoría de los médicos valencianos han sido alumnos míos y algunos de ellos ocupan hoy puestos relevantes”, señala orgulloso.
Siempre ha procurado despertar en sus alumnos el entusiasmo por su labor y el trato exquisito con los pacientes. “Han de pensar en la persona que tienen ante ellos, intentar sintonizar con su alma y con su pensamiento para tratarla lo mejor posible”, dice. Reconoce que sus alumnos le ha dado muchas alegrías. “Con su gratitud han satisfecho mi ego al ver que lo había hecho bien. Con muchos sigo teniendo contacto, me consultan, comentan y me han dado una gran amistad y apoyo”.
Una de sus mayores alegrías se la ha dado una alumna a la que ha dirigido la tesis doctoral estando ya jubilado. “Sacó la mejor nota y recibió el premio a la mejor tesis doctoral en Valencia en los últimos cinco años”.
La familia
Casado con Mª Eugenia Comas, Antonio García Vilanova es padre de cuatro hijos -Mercedes, Andrés, María del Mar y Juan- y tiene 3 nietos. “Familiarmente estoy muy satisfecho”, destaca.
Y así lo demuestran los elogios que tiene para sus hijos: “Son magníficos, no me han creado ningún problema y han sido muy estudiosos”.
Pero aún lo son más para Mª Eugenia, su mujer: “Ha sido un apoyo impresionante, una esposa maravillosa, lo mejor que he tenido en mi vida. A ella le debo casi todo lo que he podido hacer de bueno en mi vida. Es esa mujer que cuando eres joven, la ves tan ideal que crees que no puede existir”.
En cuanto a su fe, reconoce que “creer en Dios ha sido un apoyo impresionante. La convicción religiosa te marca toda la vida y te da un patrón de conducta. No sé qué habría sido de mi vida sin ese sentido religiosos, pero seguro que no hubiera sido lo feliz que he sido ni hubiera conseguido muchas cosas que he logrado”.
Si sólo pudiera dar un consejo a los jóvenes, el Dr. García Vilanova les diría que sean honestos. “Si son honrados y siguen un buen camino estarán satisfechos consigo mismos, serán felices y podrán dormir tranquilos. Además, transmitirán esa felicidad y satisfacción a los que tengan alrededor”.