REDACCIÓN | 24-04-2014
Dos bulas firmadas por el papa Juan XXIII, que será canonizado este domingo en Roma junto con el también papa Juan Pablo II, se conservan en la archidiócesis de Valencia, donde varios colegios tanto públicos como diocesanos están dedicados a él, así como calles.
La bula firmada en 1961 por Juan XXIII, declarando a la Virgen de los Desamparados como patrona canónica de la Región Valenciana se exhibe en la actualidad en el Museo Mariano (Muma), ubicado en la basílica de la Virgen de Valencia. Junto a él, el Muma muestra el cirio que regaló el mismo pontífice al entonces arzobispo de Valencia, monseñor Marcelino Olaechea, para que fuera encendido ante la imagen de la patrona.
La propia Basílica tiene instalado en la entrada al templo desde aquel mismo año, 1961, también un retrato de Juan XXIII obra de Concha Torres Palop.
Igualmente, el Real Colegio Seminario Corpus Christi de Valencia (‘El Patriarca’), conserva en su archivo la bula de Juan XXIII, firmada el 12 de junio del año 1960, de canonización de san Juan de Ribera, arzobispo de Valencia entre 1569 y 1611 y fundador de ‘El Patriarca’.
A la canonización de san Juan de Ribera, presidida por Juan XXIII en la basílica de San Pedro del Vaticano, acudieron desde la diócesis de Valencia en tren y autobuses centenares de valencianos, entre ellos los seminaristas de ‘El Patriarca’ en una peregrinación presidida por monseñor Marcelino Olaechea, según ha expli­ca­­do el vicario episcopal pa­ra­ los­­ sacerdotes valencianos re­siden­­tes en Roma, Vicente Cár­cel, que participó en la pe­­re­grinación cuando era colegial­­ de­ ‘El Patriarca’.
Concedió coronaciones pontificias y patronazgos canónicos en la diócesis
El papa Juan XXIII concedió la coronación pontificia a tres imágenes de la Virgen veneradas en la diócesis de Valencia. Igualmente, otorgó el patronazgo canónico a otras cinco imágenes de la Virgen correspondientes a seis poblaciones valencianas, además del que concedió a la Virgen de los Desamparados como “patrona principal de la región valenciana” en 1961, según ha informado a PARAULA el director del Archivo Diocesano de Religiosidad Popular, Andrés de Sales Ferri.
Las imágenes a las que el ‘Papa bueno’ distinguió con la coronación pontificia son las de la Purísima Concepción de Pedralba, la de Nuestra Señora del Remedio de Utiel y la Mare de Déu de Gràcia de Gandia. La imposición de la corona a las dos primeras imágenes la llevó a cabo en 1959 y 1960, respectivamente, el arzobispo de Valencia monseñor Marcelino Olaechea, que actuó en ese momento como legado pontificio de Juan XXIII; mientras que la tercera fue coronada en 1962 por el obispo auxiliar de Valencia monseñor Rafael González Moralejo.
La Mare de Déu, patrona principal
A su vez, las imágenes a las que Juan XXIII reconoció como patronas canónicas de las localidades donde son veneradas son las de la Virgen de los Desamparados de Paiporta y la Divina Aurora de Rafelcofer, que recibieron el título en 1960; la Virgen de los Dolores de Villanueva de Castellón, en 1961; la Virgen del Rosario de La Pobla de Vallbona y la Virgen de la Fuente de Villalonga, en 1962; y la Virgen de los Desamparados de La Pobla Llarga, en 1963. Además, el beato Juan XXIII nombró en 1961 a la Virgen de los Desamparados “patrona principal de la región valenciana”.
Tras el Concilio Vaticano II
Una coronación ‘pontificia’ es aquella que el prelado diocesano realiza en nombre del Papa, después de que éste conceda personalmente tal privilegio. Lo más frecuente, sin embargo, es que la Santa Sede otorgue ‘coronaciones canónicas’, nombre con el que se alude a que están concedidas según los ‘cánones’ de la Iglesia, aunque en su caso no tengan una intervención del Papa directa.
La concesión de coronaciones canónicas es un privilegio que tiene el capítulo de la basílica de San Pedro del Vaticano desde el siglo XVII, mientras que las coronaciones pontificias requieren de la intervención personal del Santo Padre, normalmente porque concurren circunstancias especiales. En el caso de la imagen de Nuestra Señora del Remedio de Utiel, por ejemplo, la concesión de la coronación pontificia se produjo con motivo de la incorporación de esa población al territorio de la archidiócesis de Valencia, ya que anteriormente había pertenecido a la de Cuenca.
A partir del Concilio Vaticano II, las coronaciones canónicas las concede en la mayoría de los casos el prelado diocesano, ya que desde entonces tiene también dicha atribución, “acorde con el deseo expresado en el Concilio de una mayor colegialidad y descentralización en la vida de la Iglesia”, explica Andrés de Sales Ferri.
Juan XXIII y el Santo Cáliz
Por otro lado, Juan XXIII también otorgó con carácter perpetuo la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria a todos los fieles que asistan a la fiesta anual del Santo Cáliz que se celebra todos los meses de octubre en la catedral de Valencia.
Además, en la archidiócesis hay colegios públicos dedicados al beato Juan XXIII en las localidades valencianas de Torrent y Catarroja, así como un colegio diocesano en Burjassot, una residencia Universitaria en Valencia, y la congregación de los Salesianos rige un colegio en Alcoi con su nombre. Igualmente, el Ayuntamiento de Valencia le dedicó una avenida en el barrio de Benicalap de la capital valenciana.