REDACCIÓN | 24-05-2018
Ramón Peris junto a feligreses en la misión san Patricio con san Vicente Ferrer. La devoción a san Vicente Ferrer traspasa las fronteras. Una de las zonas donde se le tiene gran devoción al santo es América Latina, donde misioneros valencianos y dominicos han dado a conocer la figura y obra del santo valenciano. Entre esos países está Ecuador, donde como asegura el misionero valenciano, Ramón Peris, el santo está muy presente: “cuando llegué a Ecuador en 2005 me percaté enseguida de la gran devoción que le tienen a nuestro santo paisano. Calles, plazas, avenidas, pueblos y ciudades dedicadas a él, así como capillas, parroquias, basílicas, colegios y asociaciones y hermandades dedicadas al valenciano más internacional que tenemos”. Además, añade, “son numerosas las personas que llevan su nombre”.
La devoción al santo valenciano en el país andino se traduce en expresiones de piedad popular como novenas, rezos y procesiones, entre otras. Además, cuenta Peris, muchos pueblos ecuatorianos se le conoce como el patrono de los humildes y sencillos de corazón. Por ejemplo, en Guayaquil hay fieles que acuden cada lunes ‘los lunes de san Vicente’ en la iglesia de Santo Domingo, donde se venera una imagen del santo dominico. Allí los fieles “asisten para orar, dar ofrendas y recoger agua bendita que beben o llevan a sus hogares”. También hay pueblos ecuatorianos que lo tienen como su patrono o parte del nombre como Latacunga, La Maná, en Cotopaxi; y San Vicente, en Manabí.
La llegada de los dominicos a Ecuador ha sido fundamental para que se extienda la figura de san Vicente Ferrer. Llegaron desde Lima, en Perú. En Quito fundaron el convento de San Pedro Mártir, donde desde sus inicios los religiosos realizan una predicación itinerante por centros poblados cercanos. Desde aquí fundan nuevos conventos en el país.
Gracias a los dominicos, relata el misionero, “la imagen de san Vicente Ferrer en Ecuador se pasea en la densa selva amazónica donde los dominicos están presentes desde el siglo XVII”. Igualmente en los fríos y nevados montes andinos, arropan su imagen con sombreros ponchos y bufandas típicos del lugar para que el “santito no pase frío”. Mientras que en la zona costera “es el protector de las cosechas de maíz y de los pescadores que le invocan para que les consiga del Altísimo abundante pescado”.
Una muestra de la devoción de los ecuatorianos es la información aparecida en un periódico local del pueblo de Chuquiribamba, donde se celebran las fiestas en honor de san Vicente Ferrer: “El objetivo es homenajear a san Vicente de Ferrer, un santo que ha realizado varios milagros según comentan los moradores. El párroco, P. Agustín Carrión, dice que el año pasado los padres de una niña la encomendaron al santo porque tenía cáncer y este año el mal desapareció. Más de 120 jinetes acompañaron a san Vicente Ferrer hasta el estadio donde le ofrecieron animales de crianza y dinero”
También el santo valenciano en Ecuador ha ido vinculado a la evangelización. “Hoy más que nunca el mensaje de san Vicente Ferrer es necesario y urgente, va en la línea de nueva evangelización que nos pide el papa Francisco, que no sea un barniz sino que toque el corazón y las conciencias de las personas”, señala.
San Vicente Ferrer, es en la misión en la que está presente el misionero valenciano, la de San Patricio de la ciudad de Manta, patrón de los ministros de la eucaristía. “Ellos llevan cada semana la esperanza y el consuelo a centenares de enfermos e impedidos que reciben la con alegría la sagrada comunión”, destaca.