B.N. | 31-01-2019
La Jornada Mundial de la Juventud ha vuelto a manifestar la fe de cientos de miles de jóvenes que en todo el planeta siguen las huellas de Jesús. En su edición número 34, celebrada en Panamá, la figura de María ha sido también especialmente destacada: ‘He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra’, ha sido el lema del encuentro. De Ella, el papa Francisco ha dicho -en lenguaje inequívocamente juvenil- que es “la ‘influencer’ de Dios”.
El papa Francisco habló durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá del derecho de los jóvenes a cuestionar su entorno y a tener cimientos, de los pecados de la Iglesia, la necesidad de más inclusión, y de luchar contra la corrupción y dejó un mensaje muy concreto para los jóvenes y aseguró: “Ustedes, queridos jóvenes, ustedes son el presente. No son el futuro, ustedes, jóvenes son el ahora de Dios”.
La homilía del Papa de la misa del domingo, el Papa habló sobre la importancia del ahora. E invitó a los jóvenes a vivir el hoy. “Ustedes jóvenes, deben pelear por su espacio hoy, porque la vida es hoy, nadie te puede prometer un día del mañana, tu vida hoy es hoy, tu jugarte es hoy, tu espacio es hoy. ¿Cómo estás respondiendo a esto?”, expresó.
Además, el sumo pontífice los llamó a permitir que “el Señor nos enamore y nos lleve hasta el mañana”. “No mañana, ahora, porque allí, ahora, donde esté su tesoro, está también su corazón”, remarcó.
“Ustedes, jóvenes, pueden pensar que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa pero solo para el futuro y nada tiene que ver con vuestro presente. Como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”, advirtió Francisco.
Francisco ofreció 10 discursos, entre ellos tres homilías y un ángelus, ante centenares de miles de personas, funcionarios gubernamentales, diplomáticos y el clero centroamericano.
A continuación, diez ideas y frases destacadas pronunciadas por el pontífice en la JMJ 2019, cuya nueva edición se celebrará en el 2022 en Lisboa:
«Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando si les privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias desde donde agarrarse y soñar el futuro», en un mundo «que no está dando raíces ni cimientos a los jóvenes».
 Francisco clamó contra el intento de nuestras sociedades de «tranquilizar y adormecer a los jóvenes para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen».
«María, la ‘influencer’ de Dios (…) era una joven de Nazaret, no salía en las redes sociales de la época, y no era una ‘influencer’, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influyó en la historia».
 La vida de salvación que regala Jesús no es «una salvación colgada ‘en la nube’ esperando ser descargada», ni una «aplicación» nueva o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación, tampoco un tutorial con el cual aprender la última novedad, «sino una invitación a ser parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias».
 «El cansancio de la esperanza nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos en el que se escondía el grito del Maestro», y provoca «las peores herejías posibles para nuestra época: pensar que el Señor y nuestras comunidades no tienen nada que decir ni aportar en este nuevo mundo que se está gestando».
 «Muchos de los migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, no temen arriesgar y dejar todo con tal de ofrecer el mínimo de condiciones que garanticen un futuro mejor».
El viacrucis de Cristo «se prolonga en el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo el mal social».
Los peregrinos de la JMJ «con sus gestos y actitudes, con sus miradas, sus deseos y especialmente con su sensibilidad desmienten y desautorizan todos esos discursos que se concentran y se empeñan en sembrar división, en excluir o expulsar a los que ‘no son como nosotros'».
 «Son muchos los jóvenes que dolorosamente han sido seducidos con respuestas inmediatas que hipotecan la vida», lo que les ha llevado a situaciones conflictivas, entre las que citó «la violencia doméstica, feminicidios -qué plaga que vive nuestro continente en este sentido-, bandas armadas y criminales, tráfico de droga, explotación sexual de menores y de no tan menores, etc».
 «Llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción». Hay que «tener la osadía» de crear «una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población».
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Los valencianos, agradecidos al pueblo panameño por su hospitalidad
«Dios hace grandes maravillas. Lo hemos visto aquí». De esta manera explicaba el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, la experiencia vivida en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Panamá al término de la misa de envío presidida por el papado Francisco y concelebrada por los obispos de diferentes países llegados hasta el país centroamericano.
El arzobispo de Valencia se unió a mitad de la pasada semana a la expedición valenciana que peregrinó a este evento de la juventud católica junto al viaje organizado por la Delegación de Juventud de la Conferencia Episcopal Española en unión con diversas diócesis españolas.
Los valencianos fueron acogidos por familias en la parroquia de San Francisco de Caleta, en la Costa del Pacífico y participaron de forma muy activa en los actos centrales de la JMJ así como en las catequesis y eucaristías diarias celebradas en su parroquia de acogida.
Para Judith Ferrer Piquer, de 20 años, estudiante de la doble titulación Magisterio Infantil y Primaria (PIMM), con mención en Inglés, en la Universidad Católica de Valencia y feligresa de la parroquia de San Isidoro, de Valencia estos días en la JMJ sirven para «madurar en la fe y para encontrarme con Dios”.
En este mismo sentido se pronunció el capellán mayor de la UCV, Vicente Ferrer, que aseguró que los jóvenes valencianos estaban «encantados y llenos de gozo por esta experiencia única de fe».

Sorpresa

La expedición valenciana junto al cardenal Cañizares.
Los jóvenes valencianos decidieron darle una sorpresa al Cardenal que, tras su llegada, celebró la eucaristía en la parroquia de la Transfiguración del Señor, en el barrio Santa Libradas, donde muchos jóvenes viven rodeados de pobreza y violencia.
Don Antonio les acogió “con mucho cariño” y les ha invitado a “ser valientes como san Pablo. Se pueden vencer las tentaciones del mundo si tenéis a Dios en vuestras vidas, pero en la Iglesia, que tiene la solución para ser felices: Cristo. Con Él no hace falta nada más. Anunciadlo a todos los jóvenes con alegría y en nombre del cuerpo que formamos, la Iglesia”.
Los valencianos también participaron en hna misa matutina en la parroquia de san Francisco de la Caleta antes de emprender la marcha hacia el Campo San Juan Pablo II, para participar en la vigilia presidida por el papa Francisco.
Una misa en la que participaron medio millar de personas y que presidió el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, y fue concelebrada por el los cardenales Cañizares y Osoro además del cardenal venezolano Baltasar Porras.
En las oraciones, se tuvo un recuerdo por los dos obispos españoles recientemente fallecidos (el cardenal Fernando Sebastián y monseñor Jaume Trasserra) y por el pequeño Julen, el niño de dos años que falleció tras caer en un pozo en Totalán (Málaga).
Entre los asistentes a la celebración se encontraban una parte de los peregrinos españoles presentes en esta Jornada Mundial de la Juventud, de diócesis como Getafe, Madrid, Ávila, Salamanca, Valecia, y otras, así como miembros de la comunidad española que vive en Panamá, invitados por la Embajada española.
Entre los presentes estaba también una visible representación de movimientos y asociaciones de la Iglesia, como los miembros de Magis, ligada a los jesuitas, las Milicias de Santa María, o Hakuna.
Una despedida emotiva
Despedirse de las familias que a lo largo de esta última semana han acogido a los jóvenes valencianos ha sido difícil porque en tan pocos días se han sentido queridos porque “el pueblo panameño es un pueblo que da calor, alegría, te da lo que no tiene”, comenta a PARAULA el capellán mayor de la UCV, Vicente Ferrer resaltando que todos ellos han estado “encantados y llenos de gozo por esta experiencia única de fe”.
Tras las celebraciones y la marcha del Papa era hora de partir hacia España. Este pasado lunes 28 celebraron la Eucaristía de despedida presidida por don Antonio en la parroquia de acogida y en la que también participaron las familias de acogida. A todos ellos, el Cardenal les explicó que “ el mundo nos necesita, y como santo Tomás de Aquino tenemos que ser jóvenes que rezan, conocen el mensaje del Evangelio y lo dan a conocer. Un joven lleno de Cristo puede cambiar desde nuestra vida el mundo que no quiere a Dios”.
Finalmente, el arzobispo de Valencia agradeció a las familias panameñas su generosidad y su acogida.

Lea los testimonios de los jóvenes valencianos en la edición impresa de PARAULA