EVA ALCAYDE | 21-06-2019
El panorama no es muy alentador. Aunque los indicadores macroeconómicos indican una leve recuperación de la economía, Cáritas ha detectado que esa recuperación no llega a todas las familias valencianas y que la precariedad se extiende como un modo de vida.
Cáritas Diocesana de Valencia, que ha presentado esta semana su memoria anual, coincidiendo con el Día de la Caridad, ha constatado que la valenciana es un sociedad frágil y que muchas familias no podrían superar otra crisis económica.
Entre sus conclusiones la entidad destaca que tener un empleo no es garantía para salir de la exclusión y que la desigualdad se ha enquistado en nuestra sociedad.
Para el director de Cáritas Diocesana de Valencia, Ignacio Grande, la Comunitat Valenciana no ha regresado a los indicadores anteriores a la crisis de 2008 y las tasas de pobreza siguen siendo más altas que en el resto del Estado.
“La fragmentación y polarización de nuestra sociedad, la fragilidad y la precariedad, la vulnerabilidad de determinados colectivos y la soledad de nuestros mayores son realidades que poco a poco se instalan en nuestra sociedad y que por desgracia, se llegan a entender como naturales”, señala.
Por ello la labor que lleva a cabo día a día Cáritas Diocesana de Valencia sigue siendo fundamental.
Así se muestra en la memoria anual, que refleja que en 2018 un total de 50.130 personas se beneficiaron de la acción de Cáritas. Esta cifra, similar a la del años anteriores, tiende a estabilizarse y muestra la cronificación de las situaciones de pobreza.
“Cada vez les es más complicado salir y la recuperación es más difícil para la población más vulnerable”, subraya la memoria de la entidad.
Por contra, lo que no para de crecer son los voluntarios de Cáritas, un pilar fundamental para la entidad, que en 2018 llegó a la cifra récord de 6.274 personas voluntarias. La mayor parte de ellas (52 %) en edad laboral.
Parejas jóvenes y mujeres solas con hijos
En cuanto al perfil de las personas beneficiarias, las que más demandan el apoyo de Cáritas son parejas jóvenes y mujeres solas con hijos, personas solas y personas migrantes en situación de irregularidad administrativa.
Del mismo modo, este año se aprecia un leve incremento de las personas migrantes que han accedido a los servicios de Cáritas a solicitar ayuda (53 %) y son, también, mayoría mujeres las que demandan los servicios de la entidad (76 %).
Estos perfiles, descritos por las Cáritas parroquiales en sus memorias se corresponden con las poblaciones con mayores factores de exclusión que aportan los estudios sobre pobreza y exclusión en la Comunitat Valenciana, como el de la Fundación FOESSA.
Protección para familia, vivienda y empleo
Ante el panorama poco alentador que dibuja en su memoria, Cáritas Diocesana de Valencia va a continuar trabajando y acompañando a las personas en la defensa de sus derechos, pero pide a las Administraciones un esfuerzo para tomar medidas concretas como “impulsar políticas de acceso a la vivienda, consolidar la garantía de rentas mínimas, promover políticas de protección a familias y menores de edad, y fomentar un empleo digno que saque a las personas de las zonas de pobreza y vulnerabilidad”, entre otras.
Como nuevo proyecto, Cáritas Valencia ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo centro de acogida y acompañamiento nocturno a personas en situación de “sin hogar” que ya se está construyendo y que tienen previsto inaugurar en el mes de noviembre.