Los participantes en el Festival compartieron comida en los jardines del Seminario / JAVIER PEIRÓ
La del domingo fue una mañana soleada y radiante. Desde primera hora el Seminario Mayor de Moncada se llenaba de niños, movimiento y alegría. Aunque era el ‘Día de la madre’, más de 2.000 personas pasaron por allí a lo largo de toda la intensa jornada para participar en la XXXV edición de Festival de la Canción Vocacional, que este año llevaba por lema “Seréis mis testigos”.
Organizado por el Centro de Orientación Vocacional “Juan Pablo II” (COV), este año se dieron cita 35 grupos de diferentes poblaciones de la diócesis de Valencia. También participaron seminaristas mayores y menores, sacerdotes y religiosas.
Los santos se pasearon por el escenario
Cientos de niños, con camisetas de colores -cada uno con la de su grupo, coro, parroquia, colegio o movimiento con el participaban en el festival- se acomodaban en los asientos del salón de actos del Seminarios. Mientras algunos apuraban el almuerzo, otros se colocaban los lazos o atuendos con los que subirían al escenario. Allí arriba todo estaba preparado, bajo un enorme cartel con el lema de la jornada y la mirada de muchos santos de todos los tiempos.
La  XXXV edición del Festival de la Canción vocacional arrancó con una pequeña representación teatral de los seminaristas mayores y menores. Sobre el escenario Pablo, un muchacho con cascos de música que tira su bocata a la papelera y observa cómo un mendigo lo recoge y se lo come con gusto. La escena le hace reflexionar: “Soy un chico que lo tiene todo, pero siempre me falta algo, nunca estoy contento, como podría yo ayudar a los demás”.
“Dando es como se recibe”, quien le contesta era nada más ni nada menos que San Francisco de Asís, que pasa a contar a todo los presentes un breve relato de su vida. San Francisco, interpretado por el seminarista Jorge López, iba perfectamente caracterizado, hasta se había cortado el pelo para la ocasión al estilo franciscano.
El Colegio Claret de Xàtiva se alzó con el primer puesto / JAVIER PEIRÓ
No fue el único santo que se paseó por el escenario del festival dando su testimonio. También Santa Teresa de Jesús, San Vicente Mártir, Santa Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II salieron a escena en distintos momentos del día como testigos del amor de Dios.
Tras la pequeña representación, aparecieron con mucha marcha y alegría los encargados de conducir el festival durante toda la jornada. Hugo Zambrano, Román Gil, la hermana Elena, Domingo Pacheco y Juan Huet, presentaron al jurado e informaron de las normas del festival y los servicios que se ofrecían en el exterior de la sala. También bailaron en el escenario, animando a los presentes y caldeando el ambiente hasta que tuvieron un público entregado y dando palmas. El momento y el ambiente eran perfectos, pues, para  que empezaran a cantar los grupos de la categoría de ‘Niños’.
Poco a poco, entre nervios y ensayos de última hora en los jardines, fueron desfilando los grupos de los más pequeños, llegados de Albaida, Alzira, Anna, Xàtiva, Gandía, Llíria, Llutxent, Burjassot y Valencia.
Luego le tocó el turno a la grupos de la categoría de ‘Cuerda y Viento’. Valencia, Buñol, Requena, Cheste y Alzira lo hicieron antes de la Eucaristía. Mientras el jurado deliberaba los ganadores de la categoría infantil, el público se dirigió a la iglesia del Seminario, donde el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, presidió el acto central de la jornada: la Eucaristía. Concelebraron el rector del Seminario Mayor, Fernando Ramón, y el director del Centro de Orientación Vocacional ‘Juan Pablo II’, Pablo Valls, entre otros. En la misa participaron también una decena de sacerdotes.