REDACCIÓN | 25-06-2015
Estudiantes de todas las titulaciones de la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir” (UCV) atraviesan la puerta del campo del Mestalla con el entusiasmo y el vigor de quien ha alcanzado la meta de un camino, arduo a veces, dichoso otras, vocacionado siempre.
Son más de 2.000 jóvenes y ahora, en el césped del estadio valencianista, se disponen a recibir las becas que acreditan que ya están graduados, que el esfuerzo tiene recompensa y que comienza un tiempo en el que, como profesionales, pueden comenzar a dar frutos de excelencia, de donación, de entrega.
Estos alumnos y alumnas también se reconocen hoy como hermanos, hijos de la Iglesia de Valencia y educados en la que ha sido su casa durante estos años, la Universidad Católica de Valencia. Y como compañeros, más que nunca, aunque dejen atrás las aulas, porque comparten una misión a la que les ha encomendado el cardenal arzobispo Antonio Cañizares como sello de su graduación: transmitir con su vocación profesional “lo que se deriva de la verdad de Dios y del hombre”.
Como testigos de este momento único, se encuentran reunidas más de 15.000 personas entre abuelos, padres, hermanos, novios, y amigos; también los profesores y personas de administración y servicios que les han acompañado desde primer curso y que hoy han querido compartir con ellos una jornada que la UCV considera como un auténtico “día de las familias”.