Es joven, inteligente, inquieta y algo tímida, pero con las ideas bastante claras. Tanto que hace unas semanas dio un gran paso en su vida: convertirse a la fe católica. Lisa Werner, una joven alemana de 23 años, estudiante de Erasmus en Valencia, realizó en mayo una confesión pública de fe en la Catedral y recibió los sacramentos de la Confirmación y la Comunión, de manos del canónigo Alfredo Chilet. Con este rito, Lisa, que hasta ahora pertenecía a la Iglesia Protestante, pasa a formar parte de la Iglesia Católica.
EVA ALCAYDE | 8-06-2018
De madre católica y padre protestante, Lisa fue bautizada en esta última confesión, si bien ella nunca se sintió cómoda por sus enseñanzas, ni la utilización del color negro en las celebraciones.
Aunque quizás lo que más le incomodaba eran algunas contradicciones que observaba, como el tema de la virginidad de Maria. “Los protestantes no creen en ello, pero luego tienen el mismo credo que los católicos, donde esto se menciona expresamente. Me costaba mucho tomar en serio a un grupo que me dice una cosa y luego otra”, asegura.
El caso es que Lisa, como muchos jóvenes alemanes, están confirmados en la fe protestante, pero luego no participan en las celebraciones.
“Tenía una lucha interior porque sentía que no quería pertenecer a la Iglesia Protestante, pero si quería pertenecer a alguna iglesia”, confiesa.
Un amigo que estudiaba Teología le llevó a algunas misas católicas en Alemania, pero no fue hasta que llegó a Valencia en 2015, como estudiante Erasmus, cuando se acercó más a la religión católica.
Lisa estudia las carreras de Matemáticas y Filología española y junto a otras estudiantes alemanas hacían planes sobre qué cosas hacer en Valencia. Y en la lista salió asistir a una misa católica, como el que acude a un concierto.
“En Alemania se tiene la imagen de que los españoles son muy religiosos y decidimos comprobar si era cierto, así que buscamos por internet y elegimos un domingo en la Catedral, a las 11:00 de la mañana, porque tampoco queríamos madrugar mucho”, explica entre risas.
Así, cuatro estudiantes alemanas, dos católicas y dos protestantes, asistieron a la misa que cada domingo preside el canónico Alfredo Chilet. A las cuatro les gustó la experiencia.
Al siguiente domingo repitieron tres de las chicas, las dos católicas y Lisa, que al acabar la celebración acudió a hablar con el sacerdote. “Le pregunté si podía asistir de oyente a las misas a pesar de ser protestante, quise pedir permiso para que no se ofendiera nadie”, explica Lisa. Como el canónigo Alfredo Chilet no tuvo inconveniente, Lisa acudió a la misa de 11 de la Catedral, domingo tras domingo. Las otras dos chicas volvieron a Alemania y ella siguió sin faltar ni un sólo día.
“Me gustaba mucho ir, veía a mucha gente, mayores y también jóvenes, participando juntos, y eso en las misas protestantes no se ve. Las misas católicas son más alegres, dinámicas y muy participativas…”, opina Lisa, que todos los domingos ocupaba el mismo sitio, en el segundo banco, del segundo bloque, junto a la columna. “Sí soy una alemana con una mente matemática muy cuadriculada”, dice bromeando, en un español más que correcto con su marcado acento alemán.
En 2016 Lisa volvió a Alemania y su amigo “el teólogo” le recomendó que leyera el Catecismo. Ella le hizo caso y además se empapó encíclicas de algunos Papas, otros textos de la religión Católica y hasta la última exhortación del Papa Francisco ‘Gaudete et exsultate’.
En septiembre de 2017 volvió a Valencia para seguir con los estudios y retomó su costumbre de asistir a la Catedral todos los domingos. Pese a que seguía las oraciones, los cantos y los gestos propios de la misa, Lisa no se encontraba satisfecha. “Me sentía como los jugadores de un equipo de fútbol, que van a todos los entrenamientos pero a la hora de jugar se quedan en el banquillo… yo no podía participar de la misa de forma completa”, cuenta Lisa que tuvo un debate interno hasta que se atrevió a hablarlo con el sacerdote.
Por su parte, Alfredo Chilet, que había estado pendiente de su evolución, permanecía a la expectativa. “Manteníamos una buena amistad, pero en ningún momento quise mencionarle el paso que podía dar, tenía que darlo ella misma, libre y voluntariamente”, explica el sacerdote.
Finalmente Lisa dio el paso, recibiendo también el beneplácito de sus padres, a los que llevó a la Catedral en varias ocasiones que han visitado Valencia. “Mi madre me dijo que ya era adulta y que si lo había reflexionado podía tomar mi propia decisión y mi padre me dijo que aunque me hiciese católica, me iba a seguir queriendo igual”, dice Lisa dejando entrever lo importante que ha sido para ella dar este gran paso en su vida.