Eduardo Martínez | 4-10-2018
Presentación del libro en la Facultad de Teología, con Salvador Castellote. (FOTO: A.S)La inmensidad del universo, comúnmente vista por los creyentes como prueba de la existencia de Dios y de su infinito poder, arroja también interrogantes que desafían no solo a la ciencia, sino también a la propia fe. Un libro que acaba de publicar el sacerdote valenciano Salvador Castellote aborda esa apasionante cuestión, a partir de la exposición del pensamiento de un autor que profundizó en ella con particular brillantez: el teólogo y filósofo Francisco Suárez (Granada, 1548 – Lisboa, 1617), considerado uno de los mejores escolásticos después de santo Tomás de Aquino.
La obra, titulada ‘Francisco Suárez, Teoría sobre el espacio. De la inmensidad y la infinidad de Dios, al espacio imaginario y los mundos posibles’, fue presentada el pasado 25 de septiembre en la Facultad de Teología ‘San Vicente Ferrer’, de la que el autor es catedrático emérito. El acto fue presidido por el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, y en él participaron también Juan José Garrido y José Santiago Pons, catedrático emérito y vicedecano, respectivamente, de la misma institución académica.
En su intervención, el autor advirtió que Suárez defendía que ningún argumento físico puede definir perfectamente la existencia de Dios. Pero quiso dejar patencia también de que algunos de los datos que la ciencia moderna ha mostrado ya habían sido anticipados por el pensamiento filosófico, además de resultar compatibles con la teología. Para ello, se valió de las concordancias que hay entre los pensamientos del propio Francisco Suárez y de Albert Einstein. Según expuso Castellote, el pensamiento teológico sobre el cosmos de Suárez contradecía la creencia de muchos -incluido Isaac Newton- según la cual el espacio es una superficie enorme donde Dios va poniendo los cuerpos. Para el escolástico español, más bien “el espacio son los cuerpos”, es decir, que cada cuerpo lleva consigo su propio espacio. “Y Einstein dice también que el espacio son los cuerpos”, aseveró Castellote.
En la introducción de su libro, el autor alude igualmente a esa concomitancia: “¿Es el espacio una especie de ‘receptáculo’ inmenso en el que están puestos o van poniéndose los cuerpos, o más bien son los mismos cuerpos los que configuran el espacio? Suárez se decide (…) por la segunda respuesta (…). Y si esto es así, no habría repugnancia alguna en que Suárez se mostrase de acuerdo con la teoría einsteiniana del espacio-tiempo, como una dimensión conjunta, pues, aunque para Suárez siguen siendo categorías distintas, en realidad están fundadas en los mismos cuerpos tridimensionales y situados en el tiempo. La misma física moderna concede que el tiempo y el espacio están de tal manera relacionados entre sí, que es imposible formular una pregunta tal como ésta: ¿Qué pasó antes del Big-Bang? Porque es lo mismo que si preguntásemos ‘¿Qué pasaría si quisiéramos ir desde el polo norte del universo más hacia el norte?’”.
En la misma introducción, está presente también la idea de que Dios no es una mera trascendencia o un Ser sin presencia alguna en el mundo o en la vida de las personas. “La redención de Cristo -escribe- no es algo metafísico, sino positivo y espacio-temporal. Dios, al revelarse por Cristo, se manifiesta en un encuentro y en un lugar. Cualquier lugar está destinado a convertirse en la ‘mansión del amor’”.
En suma, el nuevo libro de Castellote -editado y publicado por el Servicio de Publicaciones de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer (Siftel)- ofrece en su recorrido por el pensamiento de Suárez una interesante versión sobre temas tan debatidos modernamente como son la infinitud y la inmensidad de Dios, así como sobre la concepción del espacio, en especial del llamado ‘espacio imaginario’, la cuestión de dónde está Dios y los espíritus, o la teoría de los ‘mundos posibles’.
Salvador Castellote es especialista en la figura de Francisco Suárez. Su anterior aportación investigadora sobre el jesuita escolástico se produjo el pasado año, en el Congreso ‘Francisco Suárez. Escolástica y Mundo Moderno’, que organizó la Universidad de Navarra y en el que participaron más de cuarenta expertos.
La presentación del libro fue culminada por el cardenal Cañizares, quien tuvo a Castellote como formador en su etapa en el Seminario. “Don Salvador es un hombre de una bonomía muy grande -afirmó el arzobispo de Valencia- y como formador nos abrió unos horizontes que se reflejan también en este libro. Uno de esos horizontes es la fe que busca la verdad y la encuentra con otros saberes y formas de aproximarse a esa verdad”.