Eva Alcayde | 21-07-2017
Rubén Arnal es un valenciano de 37 años, voluntario de Manos Unidas, que ha recorrido a pie un total de 1.270 kilómetros del Camino de Santiago para dar visibilidad al trabajo de la ONG y demostrar, como dice el lema la campaña de este año, que “el mundo no necesita más comida, necesita más gente comprometida”.
Su hazaña comenzó a finales de marzo y regresó a Valencia en junio. Viaja solo, únicamente con su mochila, en la que lleva el dorsal de la campaña de Manos Unidas y con camisetas identificativas de la entidad.
Rubén partió de Cádiz, siguiendo la Vía Augusta, luego la Vía de la Plata, después el Camino Sanabrés y, finalmente por el Camino Inglés.
Su objetivo ha sido visitar las delegaciones de Manos Unidas que ha encontrado a su paso. Así ha estado en las sedes de Cádiz, Jerez de la Frontera, Sevilla, Cáceres, Salamanca, Zamora , Ourense y, por supuesto, Santiago de Compostela.
“He ido estructurando las etapas del Camino, en base a las visitas a las diferentes delegaciones de Manos Unidas y en todas me han recibido estupendamente”, dice Rubén, que ha tenido que compaginar la caminata con apariciones en varios medios de comunicación. “He provechado para hablar de los datos del despilfarro de alimentos en el mundo, denunciar la existencia del hambre, y concienciar de que la solución está al alcance de nuestra mano”.
Cambió la banca por la mochila
Rubén es una persona comprometida socialmente, algo que fue cobrando fuerza para él en 2009. Siempre ha trabajado en el mundo de la banca, como analista de riesgo, pero en el 2009 el año de la crisis, cogió un año de excedencia y se fue de voluntario a Perú.
“En mi Caja existía la posibilidad de una excedencia con fines solidarios, para no despedir a nadie, así que como siempre había tenido esa inquietud me fui a Perú durante un año como voluntario en un hogar infantil”, explica Rubén que en el 2012, con la fusión de las Cajas de Ahorro, volvió a pedir otra excedencia de 5 años.
Durante este tiempo se ha dedicado a viajar, a conocer países, culturas, formas de vida y personas. De momento, ha visitado 145 países y su reto, ahora, es llegar a conocer 180 países de los 195 que conforman Naciones Unidas.
Rubén opta por un consumo austero. “Hago viajes de bajo presupuesto, de mochilero -acla­ra- e intento vivir de la misma manera que las personas de los lugares que visito”. Allá donde va se involucra con sus gentes y participa en actividades de voluntariado o simplemente dona material escolar a un colegio.
Finalmente, en enero del 2017 renunció definitivamente a su antiguo puesto de trabajo y se enroló en la aventura de Manos Unidas para sensibilizar sobre el hambre en el mundo.
Consciente de la necesidad de adoptar estilos de vida sostenibles y comprometidos para luchar contra la desigualdad, con esta acción Rubén intenta poner de relieve la importante labor de Manos Unidas.
Rubén no sabe la repercusión que ha tenido su paso por las distintas delegaciones de la entidad, lo que sí sabe es que su último post en Facebook con su llegada a Santiago de Compostela ha tenido 12.000 visualizaciones. “Así que si mi caminata ha servido para algo estoy contento”.