Gaspar Navarro Fortuño. Párroco emérito de la Real parroquia Santos Juanes
Muy parecida es mi situación a la de aquel pintor que intenta plasmar en un cuadro el hermoso paisaje que tiene ante sí, y que no puede abarcar totalmente con su vista. Cuanto mas se esfuerza, mas encuentra otra visión, una nueva belleza, algunos rasgos y detalles -a veces importantes- que van a escapar sin duda al primor de su buen pincel.
Pues esto es lo que a mi me ocurre, y me imagino que también a vosotros. Cuanto mas miramos al precursor del Señor, San Juan el Bautista, el mayor de los nacidos de mujer, el santificado antes de su nacimiento, nos encontramos con algo muy grandioso.- Y si, además, miramos el marco de este hermoso templo, el de nuestra Real Parroquia, muy destrozada en la desagradable guerra entre los españoles del 1936, pero que actualmente, con no pequeño esfuerzo, aparece totalmente reprístinada, pues sólo nos queda completar el retablo del presbiterio y terminar la Boveda del gran Antonio Palomino, la llamada «Cápilla Sixtina Valenciana» …. Tiene este Pregón la misión de anunciar la Solemnidad Joanesca del próximo domingo, en que vamos a recordar e invocar al se llamaba JUAN y preparó los caminos del Salvador, Cristo Jesús.
Más, con vuestro presunto permiso, me voy a permitir primero el decir unas pocas palabras del otro Juan, el Evangelista, pues no podemos olvidar que nuestra Real Parroquia tiene dos Titulares, los dos muy amigos del Señor.
I°) SAN JUAN EVANGELISTA.- Si el Bautista es fuego ardiente en la preparación de Aquel que va a venir, el Evangelista es dulzura afectiva y comunicativa. Es el que reclina la cabeza en el pecho de Jesús. Por eso en sus escritos, al nombrarse a sí mismo, nunca dice Juan, sino «Aquel discípulo al quien el Señor quería…»
Es el que se mantiene fiel al Señor en la Pasión, y recibe desde la Cruz a la Virgen María, se la lleva a su casa y la cuida con cariño hasta que llega el tiempo de su Asunción a los Cielos. Recordemos la pintura del gran Vergara en nuestra Capilla de Comunión, posiblemente única en el mundo, en donde aparece el Evangelista Juan, celebrando la Eucaristía y dando la Sda. Comunión a la Virgen.- Es también el que describe a Dios diciendo en sus escritos que DIOS ES AMOR.- Y es el que se remonta a lo mas alto del Cielo, El Águila, cuando escribe su Evangelio, para recordarnos que Jesús es «El Hijo de Dios»
Finalmente comento que es el único de los discípulos del Señor No Mártir, aunque fue puesto en una caldera de aceite hirviendo en tiempos del emperador Domiciano. Pero esto no le hizo nada, por lo que fue desterrado a Pátmos. Mas tarde, estuvo en Efeso, donde predicó, fue llamado Juan el Teólogo, y allí murió a los cien años, elevándose, en el caminar de los tiempos, sobre su sepulcro una gran Basílica, actualmente deteriorada por terremotos, pero en donde aún puede verse perfectamente su sepulcro, y ante el mismo hacer oración.
IIº) SAN JUAN BAUTISTA.- La Virgen Santísima, al recibir la embajada del Arcángel Gabriel, mensajero de la Encarnación, le preguntó «¿Cómo se hará eso que tu dices, pues no conozco varón?». Es cuando San Gabriel le habla del Espíritu Santo, quien se encargará de que el Hijo del Padre se encarne y sea también hijo de Ella, a fin de unir las dos naturalezas, divina y humana, en una misma persona, pues así convenía para la redención de los humanos ya que El también sería humano. Y para todos, aún con grandes pecados, ya que la redención es de valor infinito, pues quien muere en la cruz es Dios.
Y, como prueba para la Señora de que Dios podía perfectamente realizar lo que le pedía, le comunica que su pariente Isabel, a pesar de ser mayor y estéril, está embarazada de seis meses. Es cuando la Virgen pronuncia «El Fiat mihi», tal como Dios Padre le había pedido.
Días después, María recordaría las palabras del Arcángel respecto de su prima Isabel, y movida por la caridad y el deseo de ayudar a su anciana parienta, emprendería el camino hacia la montaña en donde viven Zacarías y su esposa Isabel. Ella sabía que era portadora en su seno de Aquel que debía recibir el nombre de Jesús porque estaba destinado para ser el Salvador de todos. Tras el largo caminar, llegaría a casa de Isabel, embarazada de Juan, quien será el Precursor de Cristo el Señor.
¿Cómo fue el encuentro de ambas mujeres al verse? Sin duda se abrazaron. Y entonces el niño Juan, en el seno de su madre, dió saltos de alegría. Fue también el abrazo entre los dos niños, Jesús y Juan, en ambos senos maternos. Juan fue santificado al abrazarse con Cristo. Isabel por su parte, al comprender por los jubilosos saltos de su hijo, llena de alegría exclamó «Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito e/fruto de tu vientre», que unidas a las que había pronunciado el Arcángel Gabriel «Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor es contigo» dan origen al Ave María.
 
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¿Cómo era Juan Bautista? ¿Cual fue su misión y su mensaje? Esto podemos describirlo en estos cuatro apartados: a) Su vida en el desierto; b) La predicación y el bautismo de Juan; c) El encuentro con Cristo el Señor; d) Su muerte en tiempos del rey Herodes (en la liturgia el 29 de agosto).
a) Zacarías e Isabel ya habían fallecido, el jovenzuelo Juan se marchó al desierto. Quena estar a solas, orar sin parar, vivir muy pobremente : presentía su misión preparatoria de la llegada del Salvador. Y se fue en busca de la soledad. Por su parte el desierto es lugar de tierras salobres, montañas peladas, escasa vegetación, aves de presa y aullidos de lobos. Juan vivió un largo tiempo a su aire, vistiendo piel de camello, comiendo como podía y bebiendo el agua de la lluvia. Dedicado a la reflexión y oración, sin hablar con nadie, forjo un espíritu fuerte y hasta duro en una totalísima entrega a Dios.
b) Un día, ya algo mayor aparece junto al no Jordán. Viene para predicar, pues el Espíritu Santo le empuja a predicar la conversión y preparar lo que presiente. Habla fuerte y duro, en particular contra la hipocresía, estimula a la caridad y a saber compartir con los pobres. Y tras un tiempo largo de estar entre la gente y las tres negaciones ante los que le preguntan (No es el Cristo, ni Ellas, ni otro Profeta). Otros le dicen qué debo hacer?, y su contestación de cambiar a ser mas justos y buenos, le mueve a idear el bautismo como signo de su buena disposición. No es sacramento, peros indicador de buena voluntad para cambiar.
c) Entre la cola de los que quieren ser bautizados, un día aparece el propio Jesús. Juan lo reconoce (es El). Se acerca y Juan tembloroso le dice «Soy yo, el debo ser bautizado por Ti». El insiste, presenta su cuello y Juan le bautiza; entonces se oye la voz del Padre que dice «Este es mi Hijo amado, en el que me complazgo», mientras, bajó el Espíritu en forma de paloma, que se posó sobre El._ El Señor se marchó y Juan se quedó pensando: «A mi me toca disminuir y a El le toca crecer».- Un mes después le encontró de nuevo por el río Jordán, y señalándolo a los que eran amigos suyos y le seguían les dijo «Ese es el Cordero de Dios, el que quita los pecados del mundo». La mayoría dejaron a Juan y se fueron tras Jesús.
d) «Y por último él dio su sangre como supremo testimonio por el nombre de Cristo». San Agustín dice que Juan el Bautista es el único santo festejado en la liturgia de la Iglesia en dos fechas distintas, así como Jesús y la Virgen María: su nacimiento (24-VI) y su muerte (29- VIII). El evangelio de San Macos (6, 14-29) trae integro el relato de la muerte de Juan. Herodes lo había encerrado en la cárcel, pero lo respetaba, porque sabía que era bueno y recto. Pero en un baile de la hija de Herodías, prometió darle lo que quisiera; ella le pidió en una bandeja la cabeza de Juan, por consejo de su madre. Fue el fm de aquel que preparó la llegada del Salvador y que ahora igualmente le precedía en la muerte.
Corno un Epílogo final, me permito recordar que tenemos dos Titulares en nuestra Real Parroquia. Los titulares son para imitar, y para acudir a ellos en la plegaria cuando tenemos problemas, tanto para nuestra vida terrena, como para nuestra vida cristiana de fe y gracia de Dios. Por ello nos debemos de preguntar si acudimos a ambos, para estas dos finalidades. Y sobre todo para que nos conduzcan a Dios. Amén.