M.A.Picallo | 12-09-2013
Como a muchos otros jóvenes, a Daniel Pajuelo Vázquez le gusta comunicarse a través de las redes sociales y el rap pero este joven valenciano, de 36 años, usa la Red como una herramienta especial: para evangelizar. Tras consagrarse como religioso marianista decidió dar un paso más y, después de sentir la llamada de Dios y de formarse, recibió el pasado 31 de agosto la ordenación sacerdotal en la parroquia San Francisco Javier de Valencia de manos de monseñor Agustín Cortés, obispo de Sant Feliu de Llobregat, y celebró su primera misa al día siguiente en el colegio de El Pilar, de donde fue alumno.
– Explícanos tu vinculación con los marianistas de Valen­cia.
– Aunque nací en Valencia, pasé mi infancia en Mallorca y Zaragoza. Cuando nos trasladamos de nuevo a Valencia mis padres querían para mí y mis dos hermanas una educación católica de calidad. Les recomendaron los marianistas del colegio de El Pilar. Fue allí donde más se desarrolló y fortaleció mi fe. Todos los años tuve algún profesor que era religioso marianista, ahora lo considero una gracia de Dios. Fueron para mí modelos de santidad y de entrega. Conseguían de forma admirable unir, fe y vida, ciencia y religión. Con ellos aprendí a desarrollar la mirada de fe sobre las cosas del mundo.
– ¿Cómo surgió tu vocación sa­cerdotal?
– Sentí la llamada a la vida religiosa una noche durante una convivencia vocacional. Fue una experiencia muy intensa del amor de Dios en mi vida. Desde ese momento supe que mi respuesta a Dios sólo podía ser dar gratis cuanto gratis he recibido. Por eso me consagré a él como religioso marianista, feliz de servir a la misión de María de llevar a Jesús al mundo.
La vocación sacerdotal llegó después. Los religiosos marianistas tenemos lo que se llama ‘composición mixta’: formamos comunidades de religiosos consagrados sacerdotes y no sacerdotes. Preparándome para la profesión perpetua sentí que el Señor podría estar llamándome a este ministerio. En los marianistas, la llamada se discierne comunitariamente, por eso la decisión surgió dialogando con el Provincial, con mi comunidad y mi director espiritual. Meses más tarde pedí formalmente ser admitido a la formación al ministerio y, tras realizar la consulta a los hermanos, me admitieron.
Si soy sacerdote no es para mí, es algo que tengo muy claro y que se ve en la génesis de nuestra vocación al sacerdocio. No-­ so­tros no dejamos de ser nunca religiosos marianistas, son los votos los que configuran nuestro ser en la Iglesia. El sacerdocio nos configura de forma especial a algunos para ejercer una misión que es servicio a los hombres según la imagen de Cristo sacerdote, siervo y pastor.

– ¿Cómo reaccionó tu entor­no cuando les dijiste que que­rías ser sacerdote?

– Mucha gente intuía que podía ir por este camino. Siendo religioso marianista parece más normal que estas cosas puedan pasar. Cuando comencé a dar los pasos, estudiar la filosofía, ir a Roma, vestir con clergyman en algunas celebraciones, muchos se dieron cuenta de la trascendencia del paso que estaba dando. Siempre he recibido muestras de afecto y cariño y, sobre todo, mucha oración. No sé si hubiera llegado hasta aquí sin la oración de tantos.
– ¿Cómo fue la celebración de la ordenación y la prime­ra misa?
– ¡Se lió bien liada! Como le gusta a nuestro papa Francisco. Celebró monseñor Agustín Cortés, a quien tengo un cariño muy especial y que conoce nuestro carisma a fondo. Concelebraron multitud de sacerdotes marianistas y otros muchos no sacerdotes. Con su cariño, entrega y oración han trenzado estos años mi vocación. Para mí era muy emocionante tenerles tan cerca en este paso. Mi familia lo vivió en primera persona, creo que muy felices, y el coro estuvo formado por grandes amigos, que prepararon a conciencia los cantos.
Estuvo presente mucha gen­te de la familia marianista: fraternos y religiosas, y tantos bue­nos amigos y compañeros de fatigas de estos años. Después de la celebración tuvimos un picoteo en el cole. Pude saludar a todos y darles las gracias personalmente. Recibí muchas peticiones de oración, lo cual me llena de inmensa alegría, ¿qué mejor manera de empezar este ministerio que rezando y siendo mediación por los que sufren?
– ¿Qué planes tienes ahora, tras tu ordenación?
– Me han destinado a Carabanchel (Madrid). Estaré de capellán en nuestro colegio de allí (Hermanos Amorós), dando clases también de matemáticas y religión. Además, me encargaré de alguna misa en la parroquia madrileña de Santa María Madre de la Iglesia, y de acompañar cuanto pueda a los fieles con el servicio sacerdotal. Los fines de semana voy a estudiar en la escuela de negocios ESIC, de los Padres Reparadores, un Programa Superior de Marketing y Community Management en Redes Sociales. Es una pequeña actualización a mi ministerio de Evangelización en la Red, al que siempre me ha impulsado mi congregación y que realizo con gran alegría y entrega.
Un evangelizador en las redes sociales a ritmo de rap
Daniel Pajuelo nació en 1977 en Valencia en el seno de una familia católica. Cursó sus estudios en el colegio Nuestra Señora del Pilar, regido por los marianistas. Precisamente fue allí donde desarrolló su relación personal con Jesús alimentada través de las clases, la catequesis y el testimonio personal de religiosos y seglares.
Recuerda su adolescencia como una época complicada en la que “bebí de aguas que no sacian la sed de felicidad e hice sufrir a las personas que me querían” pero siempre sintió la presencia del Señor cercana. “Aunque era reticente a la Iglesia y no iba mucho a misa, desde niño sentí la presencia de Dios en mí, que jamás me abandonaba”, explica.
A los 17 años un religioso de la congregación le preguntó si había pensado alguna vez en ser marianista. Al principio se reía de tal idea pero, después, algo le hizo pensar que “tal vez Dios me estuviera llamando a algo más”. La noche del 28 de enero de 1995, durante una convivencia vocacional en Zaragoza, Daniel vivió una experiencia de encuentro con Dios. “Aquello lo cambió todo, supe que el Señor me amaba y cuidaba desde antes de nacer y que mi respuesta a tanto amor debía ser entregarle mi vida. Fue ahí cuando comprendí que Jesús me llamaba a la vida religiosa marianista”. Tras hacer el noviciado en Zaragoza, profesó sus primeros votos en 1998. Estudió Ingeniería Informática y ha trabajado en colegio El Pilar como informático y como profesor. En septiembre de 2005 realizó la profesión perpetua y en 2009 fue destinado a Madrid y a Roma para completar la formación para el sacerdocio.
Asimismo, Pajuelo es un “activo evangelizador en las redes sociales” y uno de los fundadores del proyecto ‘iMisión’, diseñado para “la misión de evangelizar a través de internet”. Además, entre sus habilidades destaca el rap, estilo musical que ha convertido en “herramienta para la evangelización”, difundiendo gratuitamente su música en la Red bajo el lema ‘Dad gratis lo que gratis recibisteis’.