REDACCIÓN | 6-07-2014
El Papa junto a las Reyes.
El rey Felipe VI se despidió del papa Francisco tras su visita al Vaticano el pasado lunes transmitiéndole “la esperanza de volver a verle pronto”. De ese modo, el monarca, que ha realizado así su primer viaje internacional, aludía implícitamente a la posibilidad de que el Santo Padre acuda a nuestro país el año que viene con motivo del 500º aniversario del nacimiento de santa Teresa de Jesús.
En su visita de presentación como rey de España al Vaticano, Felipe VI llegó acompañado por su esposa, la reina Letizia, y una delegación compuesta por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo; el subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Cristóbal González-Aller; o el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.
La reunión de los reyes con el Papa se prolongó 45 minutos, en los que abordaron temas de común interés, la importancia de favorecer el diálogo y la colaboración entre la Iglesia y el Estado para el bien de toda la sociedad española, y algunos problemas de carácter internacional y regional, con particular atención a las zonas en conflicto.
Al ser recibido por el Obispo de Roma, Felipe VI bromeó con el episodio que su padre protagonizó hace unos meses al encontrarse con Francisco en el Vaticano. “Bienvenido, majestad, adelante”, dijo el Papa al recibir al monarca en el Palacio Apostólico del Vaticano. “¿Qué, el monaguillo primero, no?”, respondió Felipe VI. “¡Veo que se lo ha contado su padre!”, añadió el Pontífice.
Para la ocasión, la reina Letizia vistió de color blanco, pero sin velo ni peineta, privilegio que solo pueden ostentar las reinas católicas.
Durante el habitual intercambio de regalos, el Santo Padre entregó a los monarcas una medalla con el diseño de la plaza de San Pedro antes de que fuera construida la basílica. Por su parte, los reyes entregaron al Pontífice un facsímil del libro ‘Oráculo Manual y Arte de Prudencia’, del sacerdote jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658), cuyo original se conserva en la Biblioteca de ‘Los Talas’, situada en el distrito de Luján, en medio de la Pampa argentina.