Eduardo Martínez | 23-05-2013

La clausura de la fase diocesana del proceso se llevó a cabo en el Salón Gótico del Palacio Arzobispal. El postulador, el padre Sangalli, de pie, ante monseñores Boulanger, Osoro y Habert (de izq. a dra.). A la dra., un cuadro del matrimonio beato. (Foto: Alberto Sáiz)

La clausura el pasado martes de la fase diocesana del proceso canónico sobre la presunta curación milagrosa de una niña valenciana por intercesión de los beatos Louis Martín y Zélie Guerin, padres de santa Teresita de Lisieux, supone un importante paso adelante para que el matrimonio francés pueda ser canonizado. Según explicó a PARAULA el postulador de la causa, el religioso carmelita italiano Antonio Sangalli, el tribunal constituido en Valencia para instruir el proceso en su fase diocesana “no se pronuncia -como es preceptivo- sobre la autenticidad del milagro, pero sí sobre la seriedad de la documentación recogida”.
El hecho, por tanto, de que el tribunal cierre ahora la fase diocesana y envíe la causa a la Santa Sede para que allí se siga instruyendo es un “avance significativo para el proceso”, señala Sangalli, que recuerda que los tribunales diocesanos de las causas de canonización sí tienen la capacidad de parar el proceso si no encuentran indicios suficientes de autenticidad o rigor.
Entre los indicios que hacen pensar que el milagro en la niña valenciana puede ser auténtico destaca el testimonio de los ocho médicos consultados en la fase diocesana. De ellos, dos fueron nombrados directamente por el tribunal diocesano, mientras que los otros seis fueron testigos de la curación de la menor hace cuatro años. Todos ellos “han coincidido, asombrados, en que la niña debería haber muerto entonces a causa de sus graves problemas de salud y, de haber sobrevivido, debería haber sufrido importantes consecuencias físicas y psíquicas para siempre”, aseguró a PARAULA monseñor Ennio Apeciti, juez delegado de la causa. Sin embargo, para sorpresa de los médicos y de tantos otros conocedores del caso, la niña se curó de forma “súbita, completa y duradera”, de modo que en la actualidad “está totalmente sana”, añadió monseñor Apeciti.
La niña -que ahora tiene cuatro años y acudió junto con sus padres y otros familiares a la clausura de la fase diocesana del presunto milagro- nació de forma prematura en 2008 tras un embarazo muy difícil. “Sufrió múltiples patologías, entre ellas una doble septicemia y una hemorragia cerebral intraventricular izquierda grado IV, la más grave”, leyó el padre Sangalli el pasado lunes ante el tribunal.
Los padres de la niña, “viendo el peligro `quod mortem´ -añadió-, se volvieron a Dios y a la Virgen y gracias a la intervención del monasterio de la Carmelitas Descalzas de Serra, los padres, la familia y los amigos empezaron una novena de oración a los beatos esposos Martin”. A partir de entonces, se produjo una progresiva recuperación de la niña, hasta su “restablecimiento asombroso, sin explicación médica alguna”.
Además de los ocho médicos citados, durante la investigación han sido escuchados otros diez testimonios: los de los padres y los abuelos de la menor, así como los de su maestra, un sacerdote y cuatro carmelitas de Serra.
Por su parte, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, que presidió la clausura de la fase diocesana del proceso, dio “gracias al Señor por este hecho que queremos presentar al Santo Padre como un milagro”. Además, calificó como un “precioso gesto” la forma de actuar de los padres de la niña valenciana, “porque creísteis en la intercesión de los beatos y pusisteis, a través de sus manos, a vuestra hija en manos de Dios”.
La ceremonia, que tuvo lugar en el Palacio Arzobispal, contó con la participación de los obispos de las diócesis francesas de Bayeux-Lisieux y de Séez, monseñores Jean-Claude Boulanger y Jacques Habert, así como del rector y el abad de la basílica de Lisieux, monseñor Bernard Lagoutte y Thierry Henault-Morel, respectivamente. Monseñor Lagoutte se dirigió a los presentes para explicar que los beatos Louis Martín y Zélie Guerin siguen “muy activos”, hasta el punto de que al santuario de Lisieux llegan en la actualidad testimonios de “matrimonios de varias partes del mundo” que no podían tener hijos y lo han logrado “gracias a su intercesión”.
El proceso continúa en Roma
Clausurada la fase diocesana de la investigación del presunto milagro, la documentación ya ha sido remitida a la Santa Sede, donde continuarán las indagaciones. Si finalmente se aprobara el milagro, los padres de santa Teresita serían canonizados.