L.B. | 25-09-2015
“En las últimas semanas se agolpan imágenes impactantes y se acumula información sobre la gente que huye de sus países, por eso, necesitamos discernir qué pensar y cómo responder”.
Así comenzaba el jesuita Josep Buades su participación en el encuentro sobre acogida y hospitalidad a refugiados organizado por la fundación CeiMigra para la integración social y formación de inmigrantes y el Centro Arrupe de Valencia. Precisamente ofrecer criterios para dar hospital a los refugiados era el objetivo de este encuentro en el que participaron numerosos voluntarios que llenaron completamente el salón de actos del Centro Arrupe.
Buades, director de CeiMigra, señaló también cómo la posibilidad de ver imágenes de todo el mundo nos permite hacernos una idea global de lo que está sucediendo, pero destacó que “hemos de tener en cuenta que esas imágenes están distorsionadas, ya que seleccionan lo que quieren que veamos”. Y así, subrayó el “peligro que corremos ahora de considerar a los
refugiados buenos, porque están de moda, y al resto inmigrantes, malos”. Por eso, manifestó que “necesitamos ampliar el foco de nuestra mirada”.
El jesuita destacó la necesidad de que la iniciativa social, los poderes públicos y la ciudadanía se coordinen “para ser más eficaces en la acogida” que “puede ser de tipos muy diversos y a distintos niveles”. Así, las entidades especializadas en la acogida deben llegar allí donde el sistema no llega. “Hasta ahora el mundo de los refugiados nos resultaba ajeno, ahora no”. Por eso, debemos preguntarnos cómo nos implica y qué tipo de ayuda podemos prestar”.
Está todo por hacer
El encuentro contó también con la participación del abogado y coordinador de CEAR (Comisió d’Ajuda al Refugiat), Jaume Durá, quien destacó que ya hace años que están viniendo a España refugiados de distintos países “aunque es ahora cuando nos está llamando la atención”.
Tras explicar el procedimiento internacional de reubicación y distribución de refugiados entre los distintos países europeos, señaló que “aquí lo tenemos todo por hacer”. “La sociedad tiene ganas de ayudar”, manifestó, “pero necesita que el gobierno ponga los mecanismos para empezar a trabajar ya” porque “la voluntad hay que transformarla en hechos y en propuestas claras de acogida”.
Igualmente recalcó que en la actualidad los pisos y centros de acogida están totalmente colapsados. “Si no somos capaces de coordinarnos y trabajar con los refugiados que ya están aquí, ¿qué vamos a hacer con los que van a venir?”, se preguntaba.
El abogado también denunció los fallos del sistema actual de reubicación como su excesiva lentitud. “Los trámites administrativos se alargan y retrasan, de manera que los acogidos tienen muy difícil hacer un plan de vida”, explicó.
Tras las ponencias se estableció un interesante diálogo con el público asistente, quedando de manifiesto también la necesidad de tratar a cada refugiado según sus circunstancias, así como que tras la fase de acogida inicial, se trabaje en la integración del refugiado.
Por último, también se concluyó que las entidades con personal especialista pueden dar formación a los voluntarios de las Cáritas o de los parroquias para que puedan realizar mejor y más eficazmente la labor que ya están llevando a cabo. “Bastaría con que se pusieran en contacto con estas entidades para que se les diera una formación adecuada y directrices sobre cómo actuar”, manifestó Durá.