BELÉN NAVA | 24-11-2017
Siete alumnas del colegio Nuestra Señora del Socorro de Benetússer no podrán olvidar jamás la experiencia que vivieron durante un fin de semana en una de las zonas de asentamientos de inmigrantes más grandes de España.
Coincidiendo con la celebración de la Campaña del Domund y con la puesta en marcha del ‘Aprendizaje de Servicio’ en la asignatura de Religión, estas siete chicas de 2º de Bachillerato conocieron muy de cerca cómo es el día a día de las religiosas mercedarias en los asentamientos de inmigrantes de San Isidro de Níjar (Almería). Antes de emprender camino hacia Níjar, las estudiantes recibieron algunos consejos del párroco y titular del colegio, Javier Claumarchirant.
No hizo falta que nadie les contase la realidad que en esta población del sur peninsular se vive. Al llegar a San Isidro las chicas fueron conscientes de que “pasear por las calles de San Isidro es como hacerlo por cualquier país de África”, explica a PARAULA una de las profesoras del centro que acompañó al grupo de alumnas.
La jornada de trabajo comenzó pronto el sábado por la mañana. Pintaron y limpiaron una vivienda que iba a ser el hogar de un grupo de inmigrantes. A ello le siguió una actividad de reflexión con una de las religiosas mercedarias, “quien les puso al día de la realidad de la inmigración en nuestro país, de la situación mundial y sobre todo de la situación de los países de África, generando un debate que resultó muy interesante”, indican. Esta actividad les sirvió para prepararlas para lo que luego iban a contemplar: visitar algunos de los asentamientos en los que viven miles de in­migrantes que han llegado a nuestro país en patera y que trabajan en condiciones inhumanas en los invernaderos de la comarca.
“Tuvieron la oportunidad de conocer muchas historias e incluso de compartir té en una ‘casa’. La tarde, que resultó ser muy intensa, terminó con la celebración de la Eucaristía”, relatan. También pudieron compartir mesa con un grupo de jóvenes inmigrantes de Ganha y de Costa de Marfil, momento propicio para que les contaran con todo detalle cómo fue el viaje desde que salieron desde sus países de origen hasta que llegaron a España en patera. “Sin duda, fueron unos testimonios que no dejaron indiferentes a nadie”, reflexionan.
Para estas jóvenes valencianas fue una “experiencia corta, pero muy intensa y en la que se puso de manifiesto que no hay misión pequeña si el amor es grande”. Y es que todas ellas tuvieron la oportunidad de conocer de cerca el drama de la inmigración y el trabajo misionero que llevan a cabo las religiosas mercedarias. “Un ejemplo de que con cualquier edad y en cualquier lugar se puede llevar a cabo una misión”, concluyen.