Belén Nava | 28-07-2016
Entrega de la cruz del peregrino durante la misa de envío. Foto: Victor GutiérrezCon una misa de envío en la Catedral despidió el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, a los jóvenes valencianos que ya se encuentran disfrutando de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia. A los allí presentes agradeció su implicación en esta peregrinación y destacó que “el papa Francisco, que se caracteriza por sus gestos preciosos y sencillos de misericordia y por eso la gente lo quiere tanto, nos ha convocado en Cracovia a todos, singularmente a vosotros jóvenes, para que nos pongamos en camino, como también quiso el papa san Juan Pablo II, porque son hombres de la misericordia que es lo que necesita el mundo”.
En una misa con continuos gestos de complicidad hacia los jóvenes, don Antonio mostró su alegría por la generosa respuesta que está recibiendo de ellos y “con todas las peripecias y todas las ilusiones, y allí estaremos, juntos”.
“Vamos a ir a Polonia, allí no solo Juan Pablo II nació y vivió y fue arzobispo de Cracovia. La última visita que realizó a Polonia -resaltó- fue para inaugurar el Santuario de la Divina Misericordia” que será uno de los puntos del Encuentro, como también el campo de concentración de Auschwitz “lugar de las máximas atrocidades y del holocausto judío. Lo terrible que fueron aquellos campos de concentración. Allí, en Polonia, junto con todos los jóvenes, con el papa Francisco, con la enseñanza y el testimonio del papa san Juan Pablo II y ante todas las atrocidades de la humanidad, aprenderemos a ser misericordiosos”.
Don Antonio, también señaló que “en la JMJ nos encontraremos con jóvenes de todas partes del mundo, de los países que están sufriendo tantísimo con la crueldad del terrorismo que no se acaba. La humanidad de hoy se ve acechada por muchos peligros que acosan al origen y al fin de la vida, del terrorismo infernal que está segando injustamente vidas humanas desatado por fuerzas que dicen blasfemamente actuar en nombre de Dios”.
Al respecto incidió en el sufrimiento humano en aquellos lugares “donde la guerra conduce al dolor y a la muerte de inocentes, donde el narcotráfico está haciendo tantos males y estragos, que no tienen condena suficiente”. Por eso, “es necesaria la gracia de la misericordia que aplaque las mentes y los corazones y que haga brotar la paz, el amor y la dignidad del hombre”, concluyó.
Previamente, al inicio de la misa, Óscar Benavent, pronunció unas palabras de agradecimiento a los jóvenes y a sus familias que los acompañaban. “Estos van a ser días de encuentro con el Señor y vamos a pedir al Señor que nos ayude a vivir como jóvenes. Hemos de mostrar que somos una Iglesia que camina hacia la vida del cielo. No desaprovechéis el donde vivir una peregrinación santa”, afirmó. Al término de la eucaristía, don Antonio fue ovacionado por los jóvenes.