B.N. | 26-01-2018
Varios jóvenes en uno de los encuentros en San Bartolomé. A.SAIZ
Desde hace algunos meses “algo se mueve” en la Colegiata de San Bartolomé de Valencia. A mucha gente le sorprende que los lunes por la noche la parroquia esté llena de jóvenes y muchos se preguntan de qué se trata. La respuesta es bien sencilla, esos jóvenes, que cada lunes, entre las nueve y las diez de la noche, acuden a San Bartolomé son el grupo Hakuna, (“Sé feliz”, en suajili) un movimiento cristiano, fundamentalmente formado por jóvenes, que ha llegado a nuestra diócesis para quedarse.
“Juntos seguimos a Cristo compartiendo un estilo de vida que aprendemos arrodillados ante Cristo Hostia. Anhelamos vivir alegremente arrodillados ante el prójimo, ante la vida y ante el mundo”, explica a PARAULA Pilar Mustienes, coordinadora del grupo Hakuna de Valencia. “Queremos crear espacios de vida en los que se contagie la vida y disfrutar de todo –aún de lo que el mundo califica de “malo”- porque todo es bueno, y así poder glorificar a Dios. Deseamos colaborar con el Espíritu para transfigurar todas las realidades. Queremos vivir con alegre cara de resucitados, y hacer de la vida una fiesta, y de las fiestas momentos de vida”, afirma.
A buen seguro que muchos identificarán el grupo Hakuna con la música y es que ellos se expresan habitualmente de esta manera: “vivir lo que cantamos, y cantar lo que vivimos. Tratamos de recordar al mundo la belleza de la vida, y mostrarles la belleza de Cristo”, comenta Pilar.

Con la JMJ Brasil 2013

El grupo Hakuna Valencia comenzó su andadura en nuestra ciudad “tras una inquietud que nos movía a algunos de nosotros de llevar más gente a Dios, porque mucha gente no le conoce y no sabe lo que se pierde”.
Hay que recordar que Hakuna nace en Madrid a raíz de los preparativos que un grupo de universitarios estaba realizando para ir a la Jornada Mundial de la Juventud de Brasil en el año 2013. Pensaron que necesitaban una “preparación” para poder acudir y así, con la dirección espiritual del sacerdote José Pedro Manglano, poco a poco fueron quedando para realizar charlas a las que cada vez se iba uniendo más gente. Al finalizar cada una de ellas contaban con un rato de adoración. A ello, y de forma muy natural, se le fue añadiendo la música, los cantos…incluso la composición de canciones.
Se creó así el Hakuna Music Group y la idea comenzó a tomar forma en otras ciudades de España.
En Valencia, dos universitarios compartieron una experiencia con Hakuna en Albania con el resto de grupos que habían ya en España, por aquel entonces Madrid y Barcelona. Tras ello, “decidimos traer a Valencia todas las experiencias vividas (las horas santas, el compartiriado, los revolcaderos). Pensamos que sería egoísta no darlo a conocer”, explican.
De esta manera, y a la vuelta del viaje, la primera semana de septiembre, se reunieron gente de distintos lugares de Valencia para realizar el camino de Santiago. “Empezamos a crear verdaderos espacios de ‘vida’ rezando, cantando, bailando y andando. A finales de septiembre empezamos las horas santas, y con ellas la vida de Hakuna en Valencia”.
Crecimiento y estilo de vida
Pero, ¿qué es lo que ofrece Hakuna para que haya ‘enganchado’ a tantos jóvenes? ¿qué aportan a su vida? Ellos lo tienen muy claro, compartir momentos con los grupos ayuda al crecimiento de la vocación cristiana como ‘vida’, “una nueva vida en el Espíritu, el estilo de vida de Cristo, una forma de estar propia; esta vida nos posee y se contagia; lo realiza creando espacios donde se comparta vida”, comentan.
Además, “fomenta el empeño por esperar esta vida nueva desde la Eucaristía, cuidando Sagrarios, promoviendo adoraciones y Horas Santas y el deseo de que sea acompañado”. En este punto inciden en que “ayuda a que el hecho de arrodillarnos ante Cristo se traduzca en vivir arrodillados ante los demás, en una actitud continua de servicio en el día a día, con atención especial a los más necesitados mediante compartiriados, siendo éstos medios para fomentar la entrega a los demás mediante distintas actividades”.
Hakuna también realiza actividades en las que el estilo de vida se contagia, principalmente a personas alejadas de Dios y ayuda a integrar lo espiritual y lo material: reflejar la belleza y la alegría de Dios, aprender a disfrutar del presente y de lo que uno tiene entre manos, amar todo lo creado, profundizar en la presencia de Dios en nuestra vida, enseñar la dignidad de la materia, mostrar la unidad cuerpo-alma en la vida con Dios.
Y ante todo, y sin perder el origen del grupo Hakuna, fomenta la creación de música religiosa que transmite esta visión cristiana de la vida; música que lleve la vida a las adoraciones, canciones que enseñen a rezar y eduquen el corazón; “esta expresión musical de la fe, bella y actual, es camino de Evangelización, mediante conciertos y grabaciones”.

Lea el reportaje íntegro en la edición impresa de PARAULA