BELÉN NAVA 16-11-2016

La vida de Mªdel Mar Ojeda está ligada a los Juniors de su parroquia Nuestra Señora del Don de Alfafar. Y fue allí donde comenzó a anidarse en su corazón la labor del voluntariado social “pero unido a un nivel de fe para darle un sentido completo”, asegura.
Para ella no es una cuestión de sacar un tiempo para poderlo dedicar a los demás o de sentirse realikzado por dedicarse a los que más lo necesitan. “Creo que sin darme cuenta, he hecho mi vida de ello, está siendo mi estilo de vida, y no concibo el poder formar parte de ir a algunos de estos sitios que he dicho, porque realmente ese es mi estilo y es lo que quiero y es lo que me gusta, por supuesto, siempre recibiendo fuerzas del que me pone estos regalos en el camino”, explica.
Tras los buenos momentos vividos durante su infancia y su adolescencia junto a los Juniors “llega un momento en el que hay un vacío en el que buscas algo más, yo lo descubrí gracias las Misioneras Claretianas y su ONG Korima”. Junto a ellas realizó su primera experiencia misionera en Tánger. Allí viajó durante dos veranos a los que le siguieron diferentes campos de servicio, como en Castellón o en Marillac -centro social de las hijas de la Caridad-.

Lea la entrevista íntegra, en la edicióm impresa de PARAULA