EVA ALCAYDE | 6-07-2014
Puesto con productos de comercio justo de ‘La Troballa’, en Algemesí
Hace ya tres años que la Cáritas interparroquial de Algemesí abrió la tienda solidaria ‘La Troballa’. No se trata de un economato, donde se pueden adquirir productos de primera necesidad a bajo coste, sino de un local, donde los voluntarios de Cáritas venden  productos de comercio justo, traídos directamente de países empobrecidos de Asia, África, Centroamérica o América del Sur.
El comercio justo se basa en un sistema comercial solidario y alternativo al convencional, que persigue el desarrollo de los pueblos y la lucha contra la pobreza. Además, es respetuoso con los derechos humanos y el medio ambiente.
Según explica Alfredo Marhuenda, responsable de Cooperación Internacional de Cáritas  Diocesana de Valencia, el comercio justo respeta las condiciones laborales y los salarios adecuados para los productores del Sur, que les permitan vivir con dignidad y se basa en la no explotación laboral infantil, la igualdad entre hombres y mujeres, con un trato y una retribución económica equitativa y el respeto al medioambiente.
Promoción desde Cáritas
“El comercio justo es considerado como una herramienta de cooperación. Por eso cada vez se le da más importancia y se está promoviendo de una forma activa y animándolo desde Cáritas”, explica Marhuenda, que subraya que Cáritas Española ya tiene 22 tiendas solidarias en las que comercializan productos de comercio justo.
En la diócesis de Valencia, la experiencia de Algemesí fue pionera. Luego, le siguió la parroquia Nuestra Señora de Monte Sión, de Torrent, que está empezando un proyecto similar y, según Cáritas Diocesana de Valencia, está previsto que se abran dos o tres tiendas más en la diócesis a medio plazo.
También las Cáritas parroquiales de poblaciones como Tuéjar, Villar del Arzobispo, Alginet, El Verger, San Antonio de Benagéber o Benimeli, entre otras, se han apuntado a esta corriente del consumo responsable y suelen habilitar puntos de venta eventuales con productos de comercio justo en ferias y mercadillos locales.
Conscientes de la importancia de ayudar al desarrollo de los países más necesitados, en la sede de Cáritas Diocesana se ha creado  también un grupo de consumo entre sus trabajadores y voluntarios. Una vez al mes realizan un pedido conjunto de este tipo de productos a la tienda ‘La Troballa’, de Algemesí.
“Aprovechamos su infraestructura y sus contactos con las importadoras, y de paso promocionamos y consumimos productos de comercio justo”, explica Alfredo Marhuenda, que resalta el enfoque del comercio justo desde la Doctrina Social de la Iglesia.
“Benedicto XVI mencionaba en la encíclica ‘Caritas in Veritate’ que es necesario otro tipo de comercio, una economía que tenga en cuenta el respeto a la dignidad del ser humano. Y las Cáritas parroquiales están demostrando que hay un comercio diferente que es posible”, asegura responsable de Cooperación Internacional de Cáritas.
Existen dos organismos internacionales que avalan que los productos son de comercio justo. La Organización Mundial del Comercio Justo, que evalúa que las organizaciones productoras trabajan bajo los criterios del comercio justo, y Fairtrade-FLO, que avala, mediante un sello, que el producto se ha hecho bajo estos criterios.

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