B.N. | 02.06.2020


Los campamentos, las escuelas de verano, las peregrinaciones…son momentos muy ilusionantes para los niños y los jóvenes, También el tiempo de preparación es muy significativo para los monitores. Las noches se alargan para organizar todas las actividades que se llevarán a cabo, la temática en torno a la que girará… pero este año la covid-19 se ha llevado toda esa ilusión.

Quizá de esta manera, aprendamos a valorar más la convivencia con los amigos y los compañeros y a apreciar más estas actividades en el curso que viene.

Pero como son tiempos en los que nos sorprendemos reinventándonos, qué mejor manera que encontrar una forma alternativa para vivir todos juntos nuestros particulares ‘campamentos de verano’. Y para ello, el Arzobispado, a través de la delegación diocesana de Infancia y Juventud, nos ayuda con una serie de propuestas dirigidas a menores y mayores de edad, eso sí, que minimicen los riesgos de contagio de la covid-19, -tales como campamentos urbanos, iniciativas ‘online’, formación, oraciones y voluntariado-, en lugar de las habituales, como campamentos o peregrinaciones, que implican desplazamientos entre regiones y pernoctaciones.

Estas actividades “presentan la dificultad de asegurar las medidas higiénicas entre los más pequeños, cumplir con el distanciamiento y desinfección de instalaciones, a lo que se suman las dudas sobre la movilidad entre regiones y uso de transportes colectivos, y la dificultad de asumir la posible responsabilidad jurídica ante un rebrote de la covid-19 en los participantes de nuestra actividad”.

Lo primero que hemos de tener claro es que las actividades que se organicen “siempre han de estar bajo el estricto cumplimiento de las normas sanitarias y las autorizaciones pertinentes” y en su planificación tal y como se aconseja desde el Arzobispado se ha de ser “estrictos y responsables y no asumir riesgos innecesarios”, y además, seguir la normativa que refleja el BOE con fecha 30 de mayo -que recoge las primeras indicaciones sobre la realización de actividades de tiempo libre dirigidas a la población infantil y juvenil-.

Crecimiento personal
El objetivo de las actividades a realizar, ya sean niños o jóvenes siempre debe ser el ayudarles “a crecer humana y cristianamente, especialmente si están en situación de vulnerabilidad” y por ello “hemos de generar espacios para que expresen lo vivido durante el confinamiento, favorecer el contacto entre ellos, disfrutar de la naturaleza, ayudar a la socialización y compartir la fe en comunidad”, explican desde el Arzobispado.


Por este motivo “es nuestra obligación ser creativos y pensar iniciativas para ellos adaptadas a las nuevas condiciones, aunque con grandes restricciones” y “siempre serán de obligado cumplimiento las medidas sanitarias actualmente propuestas: distancia sanitaria de dos metros y uso obligatorio de mascarillas a partir de los 6 años” o las medidas higiénicas establecidas actualmente.


Actividades alternativas
Con la supresión de los campamentos de verano, las misiones urbanas o las escuelas de verano es hora de hacer volar nuestra imaginación y pensar en actividades alternativas, eso sí controlando el aforo de espacios, asegurando la distancia sanitaria y usando prioritariamente espacios abiertos; disponer de jabón y agua, gel hidroalcohólico, guantes y mascarillas; desinfección de material y espacios utilizados; autorizaciones de padres o tutores legales, específicos para estas nuevas actividades, y de las autoridades competentes; informar de su realización a las fuerzas de seguridad; y elaborar un protocolo de actuación ante la aparición de síntomas en algún participante. La seguridad y la salud tiene que ser lo primero.


Como actividades concretas podríamos hacer algunas de estas junto a nuestros niños y jóvenes:
-Campamentos urbanos: actividades organizadas durante varias jornadas, que se puedan realizar en la misma población en los espacios disponibles y autorizados. Permite entrelazar actividades y horarios, presencialmente y en casa. También permiten la visita a espacios naturales locales, museos, etc.


-Actividades ‘online’: seguir proponiendo todo tipo de actividades a través de las redes sociales y de internet: talleres, concursos, tutoriales, juegos, cortos, música, challenge, fotografía, etc. Mantienen la conexión en casa con los pequeños, pueden favorecer la participación de las familias y es combinable con el resto de propuestas.


-Formación: profundizar en temas formativos, catequesis, etc que pueden estar pendientes de realizar, aprovechando los recursos que tengamos tanto ‘online’ como presenciales: vídeos, videofórum, debates, enlaces ‘online’ de contenido formativo, conexiones en directo con ponentes, lectura conjunta de textos, etc.


-Oraciones: La situación que estamos viviendo favorece las experiencias más personales y profundas. Así es también momento de cuidar la vida de fe y favorecer los momentos de encuentro con Jesucristo y diálogo con Él. El tener que trabajar en pequeño grupo, nos permitirá trabajar mejor la dimensión espiritual. Oraciones ‘online’, oraciones presenciales, organizar la participación en las celebraciones de la Eucaristía, el sacramento de la Confesión, enseñar oraciones que habitualmente no conozcan (rosario, via crucis, etc), vigilias, etc.


-Voluntariado y actividades sociales: Es una respuesta ante necesidades ya presentes y otras que han surgido durante la pandemia. Hazle la compra a tu vecino; ofrece un rato de lectura a algún mayor; colabora en la recogida de alimentos; ayuda en el repaso escolar…