REDACCiÓN | 14-12-2017
Una nueva crisis se ha desatado en los últimos días en Israel por el proyecto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén. Esto conlleva el reconocimiento estadounidense de la ciudad santa como capital de Israel, lo que ha generado fuertes controversias. Hay que tener que el estatuto de Jerusalén es un asunto clave en el conflicto palestino-israelí y ambas partes reivindican la ciudad como su capital.
Esta situación en Tierra Santa ha provocado que en los últimos días el papa Francisco haya lanzado un nuevo llamamiento a la paz y al respeto de la ciudad de Jerusalén. “No puedo guardar silencio por mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días y, al mismo tiempo, dirigir un sincero llamamiento para que sea compromiso de todos respetar el status quo de la ciudad, en conformidad con las pertinentes resoluciones de las Naciones Unidas”, dijo el pontífice al final de la audiencia general del pasado 6 de diciembre.
El Papa también señaló que “Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los hebreos, los cristianos y los musulmanes, que en ella veneran los lugares santos de las respectivas religiones, y tiene una vocación especial a la paz”. “Pido al Señor que tal identidad sea preservada y reforzada a beneficio de Tierra Santa, Oriente Medio y del mundo entero y que prevalezcan sabiduría y prudencia, para evitar añadir nuevos elementos de tensión en un panorama mundial ya convulso y marcado por tantos y crueles conflictos”, agregó.
El pasado octubre, Francisco ya defendió el status quo de Jerusalén, y afirmó que es una “ciudad santa donde todos deben poder vivir en paz”.
Durante años, los presidentes estadounidenses han dejado la sede diplomática en Tel Aviv, como la mayoría de las naciones del mundo, y no la han querido trasladar a Jerusalén. Los palestinos y gran parte del mundo árabe y musulmán no aceptan que sea capital israelí porque, además del tema territorial en disputa, también en Jerusalén se encuentra el tercer lugar más sagrado del islam, la Mezquita de Al Aqsa.