REDACCIÓN 29-06-2016
El Papa y el patriarca de la Iglesia Apostólica armenia lanzaron unas palomas como signo de paz en dirección al monte Ararat.
El papa Francisco y el líder de la Iglesia armenia, el Catholicós Karekin II, han firmado una declaración conjunta en la que condenan los fundamentalismos religiosos y la persecución que sufren en la actualidad los cristianos. También hablan de la familia y de la unidad. La firma se llevó a cabo durante el viaje apostólico del Papa a Armenia, bajo el lema ‘Visitar al primer país cristiano’, en referencia a la conversión de Armenia al cristianismo en el año 301 gracias a San Gregorio el Iluminador.
En el texto firmado, ambos líderes denuncian que “las minorías étnicas y religiosas se han convertido en el objetivo de persecuciones y de tratamientos crueles, hasta el punto de que tales sufrimientos por pertenecer a una confesión religiosa se han transformado en una realidad diaria”.
“Los mártires pertenecen a todas las Iglesias y su sufrimiento constituye un ecumenismo de sangre que trasciende las divisiones históricas entre cristianos, llamándonos a todos nosotros a promover la unidad de los discípulos de Cristo”.
Ambos aseguran su oración “para un cambio de corazón en todos aquellos que comenten tales crímenes y en aquellos que se encuentran en condiciones de detener la violencia”.
Asimismo dan gracias a Dios “por la continua y creciente cercanía en la fe y en el amor entre la Iglesia Apostólica Armenia y la Iglesia Católica en el testimonio común al mensaje del Evangelio en un mundo lacerado por conflictos y deseos de consuelo y esperanza”.
El documento recuerda también la visita de san Juan Pablo II en 2001 y asegura que el “exterminio de un millón y medio de cristianos armenios” es “el primer genocidio del siglo XX”.
Todavía “somos por desgracia testigos de una inmensa tragedia que sucede ante nuestros ojos: de innumerables personas inocentes asesinadas, deportadas u obligadas a un doloroso e incierto exilio por continuos conflictos con base ética, política y religiosa en Oriente Medio y en otras partes del mundo”, denuncia el documento.
“Imploramos a los jefes de las naciones que escuchen la petición de millones de seres humanos que esperan paz y justicia en el mundo, que piden el respeto de los derechos dados a ellos por Dios, que tienen necesidad urgente de pan, no de armas”.
Por otra parte, en su discurso dirigido al presidente del país, autoridades civiles y cuerpo diplomático de Armenia, el Papa afirmó que la humanidad debe aprender de las trágicas experiencias del pasado para “evitar el peligro de volver a caer en tales horrores” como el genocidio armenio (masacre perpetrada por el Imperio Otomano, la actual Turquía, en la que 1,5 millones de armenios murieron asesinados entre 1915 y 1923; una masacre que los turcos no admiten como genocidio).
Francisco sí usó el término “genocidio” y afirmó que “teniendo ante los ojos los terribles efectos que en el siglo pasado causaron el odio, los prejuicios y el deseo desenfrenado de poder, espero sinceramente que la humanidad sea capaz de aprender de esas trágicas experiencias”.