Redacción / VIS | 27-11-2013
El arzobispo Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, y los arzobispos Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, y Claudio Maria Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, presentaron este martes la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’ (‘La alegría del Evangelio’).
El Papa la ha escrito a raíz del sínodo sobre ‘La nueva evangelización para la transmisión de la fe’, celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012 y convocado por su antecesor, Benedicto XVI.
La exhortación, de 222 páginas, está dividida en cinco capítulos y una presentación. Los capítulos están dedicados a la transformación misionera de la Iglesia; la crisis del compromiso comunitario; el anuncio del Evangelio; la dimensión social de la evangelización; y a los evangelizadores con espíritu.
Fisichella explicó que la exhortación apostólica está escrita “bajo la luz de la alegría con el fin de redescubrir la fuente de la evangelización en el mundo contemporáneo”. En esta expresión “se podría resumir todo el contenido del nuevo documento” para “delinear los caminos del compromiso pastoral que la ocuparán en el futuro cercano”.
Se trata de una invitación a recuperar “una visión profética y positiva de la realidad, sin por ello dejar de ver las dificultades”. Francisco “infunde valentía e invita a mirar hacia adelante”.
Ideas del documento
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. Así empieza la exhortación apostólica ‘Evangelii gaudium’. “Quiero dirigirme a los fieles cristianos –escribe el Papa- para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”. Se trata de una invitación “a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”.
El Papa invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, a no encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos”. Es necesaria “una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están” y una “reforma de estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”. El Pontífice piensa también en “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización”. El deseo de que las conferencias episcopales pudieran dar una contribución a fin de que “el afecto colegial” tuviera una aplicación “concreta” -afirma- todavía “no se realizó plenamente”. Es necesaria “una saludable descentralización”. En esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia “no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia”.
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