BELÉN NAVA 28-06-2016
Foto de grupo de los jóvenes en la última convivencia antes de partir el 8 de julio hacia Perú para participar en la misión del sacerdote Vicente Font.
El próximo día 8 de julio partirán desde el aeropuerto de Manises rumbo a Perú la primera tanda de jóvenes de la Delegación de Misiones Valencia que participará, durante 50 días, como voluntarios ayudando al sacerdote valenciano Vicente Font en su colegio parroquial Santo Tomás de Valencia y en su proyecto ‘La mirada del Perú’. Los jóvenes volarán a Lima en diferentes fechas. Cada diez días, aproximadamente, viajarán entre cinco y siete voluntarios para ir su­mándose a las labores que allí desempeñarán.
Alicia Gallego, Mireia García, David Llopis, Lourdes Úbeda, Dani Galvis, Loles Santos, Javier González, Carmen Moncho, Olmo Espinosa, María Miret, Alberto López, Gloria Pastor, Borja Ruiz, África Grau, Emilio Luna, Ana Romano y Emilio Ferrando desarrollarán su día a día ayudando a los profesores, impartiendo talleres a niños y adultos u organizando una escuela de verano para los días que tengan vacaciones escolares. Durante las tardes, apoyarán el trabajo que se realiza en las parroquias. Además los fines de semana realizarán campamentos con los niños y adolescentes de la parroquia.
“El perfil de los voluntarios es muy amplio; hay profesores, estudiantes de medicina, ingenieros, periodistas e incluso un disc-jockey. Pero todos tienen muy claro que más allá de eso y de su experiencia o no como misioneros, solo con escuchar y acompañar a esta gente ya es suficiente. No van a cambiar el mundo en un mes, pero seguro que su mundo va a cambiar”, explica Fernando González, coordinador técnico de la comisión diocesana de Misiones.
Este es el primer grupo de jóvenes valencianos que viaja como voluntarios dentro de una misión organizada de forma íntegra por la comisión diocesana. Anteriormente la Delegación de Misiones derivaba a los jóvenes a las diferentes congregaciones que les acogían en las misiones. Sin embargo, este año se ha optado por organizarlo íntegramente desde este organismo.
“No es fácil encontrar un lugar seguro, donde la infraestructura permita alojar a jóvenes voluntarios y además puedan ayudar al misionero”, puntualiza Fernando.
Para llegar hasta este momento se ha trabajado a lo largo de todo el año con estos jóvenes. Cuando se acercan hasta la Delegación de Misiones en busca de una experiencia misionera se les cita para pasar una serie de entrevistas personales y empiezan a formar parte del grupo de jóvenes misioneros de la delegación.
Con todos ellos se conforma un grupo que recibe los testimonios de misioneros que les visitan cada mes y medio. “Sobre los meses de marzo-abril se empiezan a formar los grupos para salir a las experiencias misioneras. En abril viajan a Madrid para reunirse en el Encuentro Nacional de Jóvenes Misioneros, allí se encuentran con re­presentantes de otras diócesis. Todo esto lo orga­niza Obras Misionales Pontificias, quien vela pa­ra que estos jóvenes se contagien de la alegría mi­sionera”, comenta.
Una vez se tiene claro el destino de la misión y los vuelos comprados -cada joven paga todos sus gastos-, empiezan a preparar lo que allí van a realizar. “Además -apostilla Fernando- se plantean acciones para sensibilizar al entorno de los voluntarios y llevar a cabo algún proyecto que necesiten en la misión, de forma que se deje algún tipo de legado más allá de su visita”.
Por ejemplo, este año la misión de Lima necesitaba equipamiento para un laboratorio escolar por lo que los jóvenes que van a viajar hasta allí organizaron un bingo solidario y buscaron donaciones privadas para conseguir el dinero necesario.
El coordinador técncio de Misiones recuerda que el último paso antes de viajar es una convivencia formativa, “donde conocen de primera mano la realidad que se van a encontrar. Les visitan jóvenes que ya estuvieron en años anteriores en dichas misiones para aproximarles la realidad que vivirán en pocos días”.

Lea los testimonios de los jóvenes, en la edición impresa de PARAULA