MARÍA JOSÉ FRAIE 26-10-2016
Santiago Muñoz.
Para los próximos 4 y 5 de noviembre, la asociación Viktor E. Frankl para la ayuda en el sufrimiento, en la enfermedad y ante la muerte ha organizado en Valencia el simposio ‘Duelo y transiciones vitales. Descubriendo sentido en la vulnerabilidad’. En las anteriores cinco ediciones, la Asociación ha centrado estas jornadas en el duelo por fallecimiento de un ser querido, pero en esta ocasión se abordarán los duelos que podríamos llamar menores, pero que también suponen pérdidas significativas en nuestra existencia y que suelen coincidir con las diferentes etapas de la vida. Para adelantarnos parte de lo que allí se tratará en PARAULA hemos hablado con Santiago Muñoz Guillén, responsable del área de Ayuda en el Duelo de la Asociación Viktor E. Frankl.
– ¿Cuál es el objetivo que se han planteado este año?
– Lo hemos presentado como un recorrido por la vulnerabilidad cotidiana de la existencia humana a través de un recorrido cronológico, empezando por la edad infantil y adolescencia, y terminando en la etapa de la jubilación y el envejecimiento, que antecede a la muerte propia.
– Estas transiciones en la vida, incluidas las dolorosas como la muerte de un ser querido, ¿ayudan a madurar?
– Las crisis que se producen en cada etapa y por supuesto la muerte de un ser querido pueden derivar en situaciones de gran quebranto hasta llegar a la desesperación, pero son ocasión de crecimiento personal, cuando se las plantea de una forma adecuada. Se trata de incluirlas en nuestra vida, no como algo que la quiebra y que se presenta contra la vida, sino dentro de ella. Cada pérdida, y son muchas las que experimentaremos, tendrá que pasar por las fases de un duelo normal, desde el schok, la negación, la rabia, hasta la aceptación y la apertura a la vida que le permitirá llegar a una plenitud de sentido, aún en el sufrimiento. No se trata de eliminar el sufrimiento, sino de llegar a descubrir que, a pesar de él, la vida merece ser vivida, por el bien de uno mismo y por el de los demás que siempre esperan “algo” de nosotros.

Lea la entrevista íntegra, en la edición impresa de PARAULA