En estas dos últimas semanas, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y sus obispos auxiliares Mons. Esteban Escudero, Arturo Ros y Javier Salinas, están realizado una visita pastoral al arciprestazgo 7 ‘San Pío X’. Dos semanas en las que han recorrido los barrios valencianos de El Cabañal-Cañamelar, Nazaret, Malvarrosa y El Grao, del distrito Poblados Marítimos, y La Punta.
B.N. | 10-03-2017
“Me acordaré de vosotros siempre, os quiero muchísimo”, les dijo a los niños del colegio La Purísima antes de rezar con ellos. A.SAIZ
A lo largo de estos días, tanto el Cardenal como sus Obispos han tenido tiempo para conocer la realidad de las gentes y de las parroquias de estos barrios de la ciudad de Valencia, su labor pastoral y social así como sus colegios.
La visita pastoral del cardenal Antonio Cañizares a Santa María del Mar comenzaba con una breve oración ante el Santísimo Cristo del Grao. Saludaba al consejo pastoral de la parroquia y se preparaba para oficiar la Eucaristía del miércoles de Ceniza en una iglesia repleta de jóvenes estudiantes de la ESO del colegio La Purísima – Grao.
Pese a lo que pudiera parecer al ser tantos jóvenes, el silencio se hacía presente en el templo. Un momento para que los alumnos de secundaria estuvieran a solas con el Señor en una día tan especial como el del inicio de la Cuaresma.
“Dios ha querido que esté aquí esta mañana”, aseguraba el Arzobispo cuando subía al altar ya revestido. “Para mí es un todo un regalo venir aquí y celebrar con vosotros el inicio de la Cuaresma. Un signo de lo que Dios nos pide, que en este tiempo nos acerquemos todos más a Él”.
Más tarde, durante su homilía, el Cardenal les recordaba a los jóvenes allí presentes que “nos estamos preparando durante 40 días para celebrar la Pascua en el centro de toda la vida cristiana. Nos preparamos –recordó- con privaciones como el ayuno y con sacrificios porque la Cuaresma es un entrenamiento para la lucha con las privaciones. Para que estemos más cerca de Dios, para que escuchemos su Palabra y, en definitiva, para la vida cristiana”.
Además, les invitó a “orar, amar, ayudar, servir y compartir” y aprovechar estos 40 días que se convierten “en una escuela de la vida cristiana que nos lleva a la unión con Cristo”.
Tras la imposición de la ceniza y al término de la Eucaristía, el Arzobispo rezó ante la imagen de la Virgen de los Dolores y el Cristo yacente. El silencio que hasta entonces había inundado el templo se convirtió en una fervoroso aplauso por parte de los estudiantes de secundaria del colegio La Purísima que, además, saludaron uno por uno al Cardenal.
La última en “saludarle” fue la pequeña Mía, de tan sólo unos meses de vida, que en brazos de sus padres, Ester y Juan, observaba atenta las carantoñas que el arzobispo de Valencia le dispensaba.
Poco a poco la iglesia se fue vaciando, los alumnos volvían a sus aulas acompañados por sus profesoras y la directora del centro, la hermana Amelia, que expresaba su gratitud y emoción por la jornada vivida junto al Cardenal. “Esto ha sido un regalo inmenso que los jóvenes seguro que llevan en sus corazones”, expresaba.
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