EVA ALCAYDE | 10-03-2017
Pese a la pobreza extrema, Alberto ha constatado que la gente es feliz, algo que le hace reflexionar.
Su sensibilidad con los más vulnerables y los que más sufren, le ha llevado a Costa Rica, a enfrentarse cara a cara con la pobreza extrema y con otras realidades que le han interpelado. Alberto Martínez es un joven valenciano de 21 años, estudiante de enfermería, pero también es un voluntario con vocación y pasión. Hoy nos cuenta «sobrecogido y emocionado» su voluntariado en Centroamérica.
Para Alberto hay un antes y un después de su viaje a Costa Rica. Fue el pasado verano, durante sus vacaciones, pero no fue un turista más. Allí vivió la experiencia más fuerte, increíble e inolvidable que pudiera imaginar.
Alberto Martínez tiene 21 años y estudia enfermería en la Universidad Católica de Valencia. Se considera un chico de lo más normal, pero en sus ojos hay un brillo especial cuando se trata de ayudar a los demás. De niño estudió en los Dominicos, perteneció a los Juniors y estuvo vinculado a la parroquia de San Bartolomé. Es creyente, pero reconoce que no está muy involucrado en la vida parroquial.
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