EDUARDO MARTÍNEZ | 22-12-2017
Concierto de Martín Valverde en el concierto del seminario de Moncada. J.PEIRÓ
Martín Valverde (San José, Costa Rica, 1963) es uno de los principales cantautores católicos del momento. Con motivo de su visita a Valencia, PARAULA ha conversado con él sobre el potencial evangelizador de la música, la Renovación Carismática o su forma de vivir desde la fe su reciente y grave accidente de coche.
– ¿Cómo se ha sentido en Valencia? ¿Qué imagen conserva de ella?
La respuesta es bien, y más que bien. Hemos podido percibir como la diócesis se va preparando y aventurando en llevar la evangelización a los más que se pueda, y eso nos ha hecho sentir cómplices en casa, cosa que agradecemos totalmente.
– ¿Qué valora más de la Renovación Carismática Católica? ¿Qué aporta en su vida esta realidad eclesial?
Sin duda la espiritualidad que la RC ha regalado a la Iglesia ha venido a enriquecer lo que ya era rico de por sí. El toque de frescura y aventura en manos del aún muy activo Espíritu Santo es un don que en toda la Iglesia es necesario y permite ir a aguas más profundas, siempre con el toque de la alegría nacida en el primer Pentecostés.
– Este año ha atravesado una situación difícil por un accidente de coche. ¿Cómo se encuentra? ¿Cómo lo ha vivido un hombre de fe como usted?
Lo que nos queda más que claro es que no sabríamos que hubiese pasado si Dios no estuviese a nuestro lado en todo momento. Situaciones difíciles habrá siempre, pero la conciencia de que Él está hace que todo sin excepción tenga un para qué que supera nuestros pensamientos. La lista de milagros de amor es interminable, la Providencia se lució en su totalidad; y esto implica que hemos visto la mano de Dios a través de las manos de nuestros hermanos cerca o lejos, ya sea con su presencia y con su oración, rodeándonos y protegiéndonos. Ya podemos decir que estamos bien, de este lado del puente, vivos porque Dios así lo permitió. Siempre hemos tenido claro que hay una misión de amor en nuestra breve estancia en esta tierra, y ahora más, volviendo gerundio el verbo amar todos los días y con todos los que podamos. Finalmente todo esto nos llevó a amar y reconocer nuestra ya vieja y amada flaqueza y debilidad, y hoy más que nunca somos testigos de la fuerza del Amor en nuestras vidas.
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