Cáritas Valencia recogió más de tres mil toneladas de ropa usada el año pasado A través de su empresa de inserción Arropa que ha dado empleo a 22 personas

EVA ALCAYDE | 23.07.2020

Reciclar ropa, rehabilitar personas, promover el consumo sostenible y apostar por la economía solidaria, son los pilares sobre los que se sustenta el proyecto textil de Arropa, de Cáritas, que forma parte de la Red Social Koopera, que durante el 2019 recogió un total de 3.354.493 kilos de ropa usada, un 7% más que el año anterior.

La mayor parte de todos estos kilos de ropa -un 85 %- fueron depositados por los ciudadanos en los más de 580 contenedores instalados en 125 localidades de la diócesis.

El resto fueron donaciones realizadas en más de 390 parroquias de la diócesis o a través de entregas puntuales de empresas o instituciones.
Todas las prendas recogidas se procesarán en la planta de reciclado textil que Koopera Mediterránea tiene en Ribarroja del Turia, donde se aplica una tecnología pionera que logra reciclar las prendas hasta conseguir residuo cero.

La finalidad de Cáritas Española con este proyecto textil es gestionar el círculo completo de la ropa usada, desde su recogida, clasificación, reutilización, reciclaje y venta, a través de la creación e impulso de tiendas de ropa de segunda mano.

Cáritas cuenta con siete tiendas de moda sostenible en la Comunitat (cuatro en Valencia, dos en Alcoi y una en Gandia), en las que se realizan entregas de ropa a las personas con necesidades en el vestir en el entorno normalizado de una tienda de moda, en las que también vende ropa a la que se da una segunda oportunidad y que contribuye a la creación de empleo de inserción.

Además, durante 2019 un total de 22 personas pasaron por los 17 puestos de inserción de los que dispone Arropa en Valencia formándose y trabajando para poder acceder a un empleo normalizado.

Este proyecto permite a Cáritas Valencia seguir “estando cerca” de las personas en situación o riesgo de exclusión, por medio de la entrega de ropa y, más especialmente, a través de la creación de empleo de inclusión.
Además, también permite dar una segunda vida a la ropa que ya no se usa, y por tanto, reducir la huella ecológica del residuo textil, formando parte de la economía circular.