L.B. | 04.02.2021
Los religiosos de nuestra diócesis celebraron el pasado día 2 la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, de la que se cumplían 25 años. Conventos e iglesias acogieron eucaristías en las que los religiosos renovaron sus votos.
El arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, presidió ese mismo día por la tarde una celebración en la catedral de Valencia, en la que participaron representantes de distintos institutos de vida consagrada y de sociedades de vida apostólica de la archidiócesis. En esta ocasión, el aforo fue muy limitado debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
La ceremonia, que coincide tradicionalmente con la festividad litúrgica de la Presentación del Señor, comenzó con la bendición de las candelas encendidas y la procesión de la luz o de entrada al templo, donde, seguidamente, tuvo lugar la eucaristía en la que los presentes renovaron su consagración religiosa.
Los religiosos proclamaron las lecturas, la oración de los fieles y llevaron las ofrendas. Entre ellas, el pan, como símbolo de la fraternidad y caridad hacia los demás de la vida consagrada; el vino, símbolo del ánimo y fortaleza en los momentos difíciles; y, por último, flores como reflejo de la alegría en la vida diaria, en el servicio y en el ser consagrados.
Al término de la eucaristía, el arzobispo de Valencia (cuya homilía reproducimos en la siguiente página) volvió a agradecerles su labor en la Iglesia diocesana y les alentó a seguir la vida de oración, fraternidad y misión “que tan espléndidamente lleváis en esta diócesis”.
Por su parte, el dominico Martín Gelabert, vicario episcopal para la Vida Consagrada, manifestó en nombre de todos los consagrados “la alegría y agradecimiento que brota de la cercanía”. Y, en referencia al lema del 25 aniversario de la jornada, “que define muy bien nuestros carismas: la fraternidad fundamentada en la oración y que se prorroga en la misión”, subrayó la comunión de los consagrados con la diócesis.