Dada la actual situación sanitaria la vigilia se celebró en San Lorenzo, con aforo limitado y a las ocho de la tarde. FOTO: A.SÁIZ

B.N. | 11.02.2021
Las actuales medidas sanitarias hicieron que la vigilia joven cambiara su hora y su lugar de celebración. Esta vez fue la Iglesia de San Lorenzo la que acogió la vigilia que adelantó su horario de las diez de la noche a las ocho de la tarde para poder cumplir con las normas marcadas por el toque de queda. De igual manera, se cumplieron con las medidas de aforo limitado.
Monseñor Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia, fue el encargado de presidir esta vigilia en la que estuvo presente un cáliz que fue tiroteado y profanado por yihadistas del Estado Islámico (Daesh) durante la ocupación de Qaraqosh, pueblo de mayoría cristiana más grande de Irak.

Don Arturo tuvo palabras de bienvenida para los presentes en la iglesia de San Lorenzo pero también para aquellos que seguían la vigilia desde sus casas a través del canal Youtube de Red Joven. A todos ellos les destacó la “emoción de estar en presencia de Jesús en la Eucaristía. Él nos dice aquí estoy…y aquí estamos nosotros en esta experiencia orante para saborear en lo más profundo de nuestros corazones que Él está aquí con nosotros…y nosotros estamos con él. Ojalá la experiencia orante pudiera cambiar el mundo…”.

También fue el encargado de explicar la historia del cáliz colocado frente al altar. A aquellos que lo tirotearon “se les olvidaba que el cáliz es símbolo de reconciliación, de perdón, de salvación…y que jamás se puede destruir”, argumentó. También recordó la persecución que sufren muchos sacerdotes y cristianos en distintas partes del mundo pero “no podrán con nosotros puesto que nuestras armas son el perdón, la acogida, la misericordia, la esperanza…incluso para aquellos que disparan”.

Don Arturo animó a los jóvenes a “espabilar”. “¿Tenemos clara la misión de ser testigos de la compasión, del perdón?”, les preguntó. “Debemos ser valientes discípulos de Jesús con nuestra palabra y nuestra vida”, concluyó.

Encontrado entre los escombros

Imagen del cáliz rescatado de los escombros, tiroteado. FOTO: A.SÁIZ

El cáliz que estuvo presente durante la vigilia de oración juvenil de la diócesis de Valencia fue rescatado entre los escombros del templo en el que se conservaba, por un sacerdote, el P. Salar, cristiano sirio–católico de Qaraqosh, situada en el norte de Irak, en la región de la Llanura de Nínive. Un vaso sagrado que muestra las consecuencias del bombardeo del templo y un tiroteo específicamente dirigido a los objetos litúrgicos.

Qaraqosh es el pueblo de mayoría cristiana más grande de Irak y posiblemente de la región, con 50.000 habitantes, casi todos ellos cristianos: católicos caldeos, sirio-católicos, y sirio-ortodoxos. El asistente eclesiástico de Ayuda a la Iglesia Necesitada, ACN España, Jesús Rodríguez Torrente, destaca que el cáliz, “con este destrozo, es como el Corazón de Jesús que vuelve a derramar su sangre día a día por cada uno de nosotros, convirtiéndolo así en símbolo de entrega y de Amor de Dios. Ya no es un objeto de dolor y odio sino todo lo contrario”. “Este cáliz que representa a tantos sacerdotes perseguidos nos muestra una mirada de esperanza y Confianza en Dios, que nos enseña a vivir la fe en nuestros países” subraya Rodríguez Torrente.

Tras ser recuperado entre los escombros del templo en el que se conservaba, se volvió a consagrar y, desde entonces, ha viajado por numerosas ciudades para recordar la realidad, más actual que nunca, de las persecuciones que los cristianos sufren en muchos lugares del mundo. De hecho, antes de venir a Valencia, donde los custodiaron las hermanas del Arca de María, estuvo en Sevilla y de aquí viajó a las diócesis de Orihuela-Alicante y Murcia. Pero no fue una despedida porque desde ACN afirman que volverá a la diócesis de Valencia próximamente.

La Iglesia de Qaraqosh, en Irak, fue reconstruida tras el devastador ataque de ISIS en 2014 y coronada, a mediados de este mes de enero con una bellísima estatua de la Virgen María.

Cuando el ISIS invadió la región de Qaraqosh, destruyó casas, iglesias, la biblioteca y otros puntos de referencia de la ciudad. Miles de familias tuvieron que abandonar sus hogares buscando refugio lejos de esta región que por mucho tiempo fue el centro cristiano más importante de la Llanura de Nínive.

La ciudad fue liberada en 2016, pero a su regreso, las familias encontraron devastación. Lentamente, la comunidad comenzó a recuperar la ciudad y decidió reconstruir su templo. La Iglesia de Qaraqosh está dedicada la a la Inmaculada, a María Purísima pero los cristianos prefieren llamarla por el nombre arameo: Bakhdida.