BELÉN NAVA | 19.5.2021
Para celebrar el final del Año Especial de Aniversario de la Laudato Si’, el Papa Francisco invitó a los 1.300 millones de católicos del mundo a participar con alegría en la Semana Laudato Si’ 2021, que se celebra del 16 al 24 de mayo. Es un momento para vivir juntos una experiencia de verdadero Kairos que se traducirá en un tiempo de ‘jubileo’ para la Tierra, para la humanidad y para todas las criaturas de Dios.
¿Cómo podemos responder a la pregunta que el papa Francisco nos plantea sobre qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo (LS, 160)? En enero del año 2018, tres años después de la publicación de la encíclica el Papa aseguraba que “se trata de educar en un estilo de vida basado en la actitud de cuidado por nuestra casa común, que es la creación. […] La ecología en la que educar debe ser integral. Y sobre todo, la educación debe tender al sentido de responsabilidad”.
‘L´hortet’ de las Escuelas San José – Jesuitas de Valencia es buena muestra de lo que el Santo Padre nos pide interrelacionando el cuidado de la “casa común” con la formación tanto académica como paraescolar e implicando en todo ello a la comunidad educativa, alumnos y familias. El huerto inició su andadura como un proyecto surgido a raíz de la inquietud de los padres y madres del AMPA y desde entonces se ha venido apoyando, manteniendo y ayudando a mejorar sin interrupción para su uso por los alumnos.
‘L´hortet’ es uno de los “pulmones” verdes de los que disfrutan las Escuelas. Son 14 bancales donde se cultivan hortalizas, verduras, hierbas aromáticas, frutales, flores, cactus y plantas de secano. Además cuenta con un hotel de insectos, dos composteras, un área de exposiciones y contemplación, área para tertulias y una caseta de pájaros con tecnología IoT para control y seguimiento de aves locales.
“Este es un espacio en el que tanto Primaria como Secundaria, Bachillerato, Ciclos y Educación Especial realizan algunas actividades, y por supuesto, un lugar de encuentro para todas las familias”, explica a PARAULA Rubén Muñoz, dinamizador de ‘L’hortet’ y profesor de Secundaria y Ciclos.
Tertulias dialógicas, proyectos sobre ecología y conocimiento del medio ambiente y de los productos de la tierra, tecnología aplicada… son solo algunas de las propuestas en las que el huerto interactúa en el aprendizaje de los niños y jóvenes de las Escuelas.
Sobre la mesa, multitud de ideas y de proyectos, algunos conseguidos, otros en proceso y algunos más futuros. “Estamos trabajando en crear invernaderos, planificar sistemas de riego, mesas de cultivo, estudiar los pájaros… pero ya tenemos consolidadas otras iniciativas como la que hacemos con los alumnos de 4ºESO en la que les damos a conocer la huerta valenciana”, comenta Rubén.
Una mirada contemplativa
Aseguraba el jesuita valenciano Jaime Tatay en una reflexión sobre la Laudato si’ que una de las claves en la lectura de la encíclica era el de adoptar “una mirada contemplativa capaz de disfrutar de la belleza de nuestro planeta, de descubrir un “valor intrínseco” en todo lo creado y de superar la visión utilitarista y tecnocrática que domina nuestro mundo. Este tipo de mirada no es exclusiva de ninguna religión, aunque ciertamente las religiones están llamadas a insistir en su importancia”.
Esa mirada contemplativa, ese lugar para admirar la creación y para tener un momento de oración, reflexión, o simplemente de silencio se consigue en el huerto a través del espacio que se ha reservado junto a tres grandes olivos. Al cobijo de su sombra se invita a los alumnos de todas las etapas a tener un momento en el que puedan sentir “el vínculo con la naturaleza y el vínculo con las personas”, explica Rubén. “Este vínculo con las personas lo concretamos en que el huerto es un espacio abierto a profesores, familias y alumnos…pero aquí lo realmente importante es que esa relación con las personas sea sin prisas, sea con miradas, sea construyendo cosas juntos y esto es algo prioritario”.
Las familias también tratan de introducir el tiempo litúrgico en el huerto a través de las celebraciones más destacadas de cada momento: Adviento, Cruces de Mayo, semana Ignaciana… un recurso que, además, refuerza la identidad cristiana del centro y que es aprovechado por los profesores.
“El belén que construimos en diciembre nos sirvió como escenario para los villancicos que grabaron los más pequeños”, comenta Cristina Cuartero, tutora de Primaria. “Este es un lugar en el que los niños disfrutan, pero a la vez aprenden y conocen. Salen un poco de su entorno, del aula, y se introducen en una esfera diferente”.
Pero también es un lugar en el que tanto familias, como alumnos interaccionan con la comunidad educativa. “Se trata de valorar el tiempo que estás aquí como un tiempo para compartir… además de aprender muchísimo de jardinería y de plantas”, asegura con una enorme sonrisa Cristina.
Una afirmación que corroboran Mar, Yolanda, Delia, Mar y Juan Carlos madres y padres que hoy, martes, realizan diferentes tareas en el huerto. “Para nosotras es un momento para disfrutar del aire libre, sobre todo ahora, que tanto se valora en estos tiempos de pandemia”, asegura Mar. “Es nuestra vía de escape -puntualiza Yolanda riendo-. Aquí no hay prisas ni horarios. Tan sólo hay risas, aprendizaje, superación y mucha creatividad”.
“Creatividad, porque constantemente pensamos en cómo afrontar nuevos proyectos, talleres de reciclaje… ayudamos a construir algo más en el colegio fuera de lo estrictamente académico”, indica Delia.
“Pero es que además, con nuestro trabajo y nuestra dedicación a este huerto, a nuestra ‘casa común’ somos un ejemplo para los niños”, concluye Mar.