L.B. | 27.05.2021

Con sus dos campanarios y una hermosa cúpula de tejas azules que la hacen inconfundible, la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora se eleva en lo alto de una colina sobre la población de Ribarroja del Turia.

Parece ser que en época visigoda ya hubo un templo en lo que hoy es Ribarroja y, posteriormente, tras la reconquista de Valencia por el rey Jaime I, allí se estableció una pequeña comunidad cristiana. Pero fue el arzobispo san Juan de Ribera (1569-1611) quien creó esta parroquia bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora. El primer templo habría estado situado en la parte baja del pueblo, junto al río y de él no queda ningún vestigio.

La actual iglesia, de estilo neoclásico y barroco, fue construida entre los años 1778 y 1797. Una de sus peculiaridades es que entre la construcción de sus dos torres transcurrió más de un siglo, pues fue en 1897, al cumplirse el centenario del templo, cuando se levantó la segunda para celebrar la efemérides.

El interior destaca por el gran número de imágenes y pinturas que adornan sus altares, capillas y muros. Una gran parte de ellas están dedicadas a su titular, como la impresionante bóveda del presbiterio, que recoge la Coronación de la Virgen.

En 1936, el templo fue quemado junto con sus imágenes y mobiliario, y los altares destruidos, convirtiéndose en un almacén y, posteriormente, en garaje y taller de camiones. Tuvo que ser totalmente restaurado, de manera que prácticamente todo es posterior a la Guerra Civil. En 1999, el Ayuntamiento de la población firmó un convenio con la Universidad Politécnica de Valencia, gracias al cual se restauraron las pinturas y frescos de la iglesia, algunos de ellos de la escuela de Vergara.

Capilla de la Virgen de los Desamparados
La parroquia de la Asunción de Nuestra Señora está considerada como una de las más grandes de la diócesis por el número de habitantes en su demarcación, cerca de 23.000. Esto es debido a que Ribarroja del Turia es una zona típica de veraneo para los vecinos de Valencia. En la actualidad cuenta con 12 urbanizaciones donde muchas familias han establecido su residencia habitual. Estos vecinos de las urbanizaciones están totalmente integrados en la vida parroquial e, incluso, sus hijos asisten al colegio diocesano.

Uno de las primeros núcleos de veraneantes fue ‘La Colonia’. Comenzó como una zona de veraneo cercana a la localidad, pero poco a poco fue creciendo hasta integrarse en la misma. El aumento de población obligó a construir un nuevo templo para dar servicio a la zona. Es la Capilla de la Virgen de los Desamparados, una iglesia sencilla y funcional, de una sola nave muy amplia, presidida por la imagen de la Virgen de los Desamparados. “En Ribarroja tenemos una sola parroquia, aunque dos templos”, explica el párroco, José Ricardo Estrems.

Una feligresía muy unida
Para Estrems, “la feligresía es la gran riqueza de esta parroquia. Da gusto. Te exigen mucho como sacerdote, pero responden muy bien. La colaboración entre párroco y feligreses es muy enriquecedora para todos”. Y es que “todos se sienten miembros de la parroquia”. “Hemos conseguido estar todos unidos, no cerrados en grupos, y colaborar todos en todo”, indica el párroco.

Esto implica que la asistencia a misa sea muy numerosa, con un destacado grupo de jóvenes. “Mucha gente joven participa en la vida de la parroquia, no sólo en el campamento. Sienten que la parroquia es un lugar donde alimentan su vida y tienen una misión”. Muchos de ellos asisten al Colegio Diocesano Asunción de Nuestra Señora, donde cerca de mil alumnos reciben formación académica a la vez que se les trasmite la fe y se despierta en ellos la sensibilidad religiosa.

SUSCRÍBASE A PARAULA PARA LEER DE FORMA ÍNTEGRA EL REPORTAJE