L.A. |03.06.2021
El Sínodo no ha concluido. Queda ahora la última parte, la de adoptar las decisiones que considere el Arzobispo para el impulso renovador en la archidiócesis, fruto de las propuestas del Sinodo Diocesano que él mismo inauguró el 15 de octubre de 2019.
Después de las cuarenta propuestas que aprobó la Asamblea Sinodal el pasado 22 de mayo, con respaldo muy mayoritario en todas ellas de los más de 200 miembros sinodales, como informábamos en nuestro último número, se abre ahora un periodo de reflexión.
Dado que el Sínodo no es un colegio con capacidad decisoria, sus propuestas no tienen carácter vinculante para el Arzobispo, pero las votaciones de cada una de ellas por la Asamblea sí han permitido verificar el grado de concordancia de los miembros sinodales en cada una de ellas.
Por ello, la comisión central del Sínodo ha sido convocada para el próximo 15 de junio con el fin de preparar el iter posterior a la Asamblea en el que se integrarán las propuestas formuladas.
Conviene recordar que el Sínodo es una asamblea de carácter consultivo y, como también fija el Código de Derecho Canónico, el legislador de la Iglesia particular es el Obispo.
Por tanto, con ese íter a partir de las propuestas, el cardenal Antonio Cañizares aprobará en su momento un documento sinodal con las normas o pautas para potenciar y facilitar la renovación de la diócesis y hacer una Iglesia “más evangelizada y evangelizadora”, como fija el lema del sínodo.
Así pues, el Sínodo concluirá cuando el Arzobispo proceda a la redacción final de los decretos y declaraciones que estime oportunos, los suscriba y ordene su publicación.