Escultura ubicada en Barracas “El Grial llega a tierras valencianas”.

EVA ALCAYDE | 14.10.2021

Veinticuatro esculturas de acero en gran formato, de 27 metros cuadrados, dedicadas todas ellas al Santo Cáliz es el macroproyecto en el que se ha embarcado el artista valenciano Antonio Peris Carbonell.

Se trata de paneles ecultóricos, de 6 metros de ancho por 4,5 de alto, realizados en acero corten -un material que se oxidará con el tiempo- y que recrean la historia de la reliquia del Santo Cáliz en su peregrinaje desde San Juan de la Peña (Huesca) hasta la Catedral de Valencia.

Estas esculturas se enmarcan en el proyecto “Obras Conmemorativas Ruta del Grial”, impulsado por Turisme Comunitat Valenciana (Generalitat Valenciana), y estarán ubicadas en diferentes poblaciones situadas a lo largo del itinerario de esta ruta, contribuyendo a identificar visualmente las etapas de la ruta.

De momento ya se han inaugurado y bendecido dos de estas obras. Las que se sitúan en el inicio y el fin del itineratio en su paso por la Comunitat Valenciana, con dos esculturas que ya están ubicadas en las localidades de Barracas, el primer pueblo de la Comunitat, y Massamagrell, último punto antes de la llegada de la ruta a la Catedral de Valencia.

La primera de las esculturas, la de Barracas, se titula “Alfonso el Magnánimo trae el Grial a la Comunitat Valenciana”. La obra representa una escena medieval con el Rey Alfonso el Magnánimo y algunos de sus hombres, que se encuentran junto a una tienda de campaña, en cuyo interior se encuentra la reliquia del Santo Cáliz y una lámpara de pie, con tres velas perennemente encendidas, que representan la Santísima Trinidad.

La segunda de las obras de este proyecto la ha diseñado Peris Carbonell con el título “La última cena” y se encuentra ubicada en la plaza “La Noria”, de la localidad de Massamagrell. La escena vuelve la mirada a lo que da coherencia a la “Ruta del Grial”, la Última Cena, y plasma el momento de la institución de la Eucaristía, en la que Cristo “tomó este cáliz glorioso”, para recordarnos que el Cáliz, el Grial, además de algo estrictamente funcional, es un signo palpable y concreto que expresa una fe convertida en cultura y que perdura a través del tiempo.

Esta escultura de Peris Carbonell estuvo presente en la edición de 2020 de FITUR y obtuvo el primer premio de stands.

El Santo Cáliz inalterable
Desde el primer momento del proyecto, el artistta quiso hacer algo grande, que trancendiera en el tiempo, que sirviera a los peregrinos como un lugar de encuentro y que transmitiera un mensaje histórico y teológico.

Para lograrlo Peris Carbonell, además del asesoramiento del sacerdote Dr. en Teología histórica Luis Melis, ha utilizado un lenguaje propio y un recurso creativo original.

Pese a que las esculturas están realizadas en acero corten, un material que se oxidará con el tiempo, sin embargo, la figura del Santo Cáliz en todas las esculturas es de acero inoxidable, es decir, no se oxidará y mantendrá su color plateado que destacará sobre el fondo rojizo óxido. “El Santo Cáliz permanecerá en todas las esculturas siempre brillante. Ese simbolismo es que el Cáliz va a perdurar, mientras que el resto no”, explica a PARAULA el artista, que asegura que explica que “en las obras de arte el vehículo para verlas es la vista, pero es el entendimiento el que nos hace comprender esa realidad transformada”.

“Dos peregrinos que lleguen ante la misma escultura captarán cosas diferentes, dependiendo de su bagaje personal y de su interior. El peregrino verá todo lo que interiormente él sea capaz de tener dentro. Las obras de arte las realiza siempre el espectador. El artista es el medio para comunicar, pero nada más. Uno podrá estar contemplándola durante dos horas y otro con cinco minutos tendrá bastante”, asegura.

Actualmente, Peris Carbonell, está trabajando en otras tres esculturas de las mismas dimensiones y materiales para otros tres puntos de la Ruta del Grial. “Desde el inicio me gustó mucho el proyecto. Yo quería hacer algo grande, una obra que no tuviera ninguna otra ruta en el mundo y que fuera un emblema cultural. Por eso las esculturas son de gran tamaño, me gustaría que se convirtieran en un icono, como el toro de Osborne”, explica el artista.

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