En la mesa que presidía el acto, la presidenta del TSJ de la Comunidad Valenciana, Pilar de la Oliva; mons. Peña Parra; cardenal Cañizares; Nuncio; y Vicario Judicial del Arzobispado. FOTO: V.GUTIÉRREZ

❐ B.N. | 27.10.22
El Salón del Trono de Capitanía General de Valencia acogió la apertura del Año Judicial de la Provincia Eclesiástica Valentina presidida por el cardenal Antonio Cañizares, y con la participación del Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Edgar Peña Parra, y el Nuncio de Su Santidad en España, Bernardito Auza.

Monseñor Edgar Peña Parra fue el encargado de pronunciar la lección magistral en la que destacó que “mantenerse fiel a la misión del anuncio, que es la tarea primordial de los discípulos de Jesucristo, no significa imponer el Evangelio por la fuerza” y que la Iglesia “crece en el mundo por atracción y no por proselitismo” en palabras del Papa Francisco.

En la lección magistral, titulada ‘La administración de la justicia eclesiástica al servicio del anuncio del Evangelio. Una lectura a la luz del magisterio del papa Francisco’, monseñor Peña Parra defendió que “la verdadera evangelización nace en el diálogo, en el respeto al otro con su cultura y en la disposición a la escucha”.

Las tareas de los Dicasterios
Citando la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, monseñor Peña Parra señaló que la principal novedad del texto se refiere a “la puesta en práctica de la impronta evangelizadora y misionera de la Curia”. Al respecto, “el Papa Francisco quiere, en efecto, que las tareas específicas de los Dicasterios se realicen en espíritu de diálogo, asumiendo sus competencias respectivas y complementarias, en una relación basada en la colaboración con las iglesias locales y con toda la Iglesia universal, en la confianza y nunca en la superioridad o la rivalidad.

En su intervención, el Sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano indicó que “desde un punto de vista académico y humano, el ámbito jurídico es un lugar donde se pueden intercambiar posiciones doctrinales y contenidos de carácter técnico, y la riqueza cultural, incluida la dimensión religiosa. Cada fiel es, al mismo tiempo, ciudadano de un Estado concreto, y también miembro de la Iglesia”.

El Concilio Vaticano II, en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, “estudió muy profundamente este ‘encuentro’, expresando con gran esperanza y entusiasmo, la convicción de que puede servir al bien común de la humanidad”, aseguró el ponente, quien añadió la siguiente cita del documento: “La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre”.

En la misma línea, monseñor Peña precisó que “esta ‘sana colaboración’ no se limita sólo a la coordinación de las respectivas funciones en bien de una persona determinada. Abre horizontes siempre nuevos para un diálogo mucho más amplio, para el enriquecimiento mutuo de los sistemas jurídicos y para la oportunidad de evangelizar”.

El ejemplo del SAMIC
En la lección magistral, monseñor Peña Parra aplaudió la labor del Servicio de Mediación Canónica y Acompañamiento Interjudicial (SAMIC), creado en la Archidiócesis de Valencia en 2017, “como un instrumento de diaconía, protección, cuidado y acompañamiento a parejas en situación de grave crisis y familias rotas”.

“Realmente creo que es un ejemplo evidente, sobre todo para la circunscripción de la Provincia Eclesiástica Valentina y para todos, de la implementación del Magisterio Pontificio del Papa Francisco sobre lo que hemos reflexionado esta mañana: el encuentro de lo jurídico y lo pastoral, de lo pastoral y lo jurídico”, subrayó.

En la conclusión de la lección magistral, monseñor Peña Parra agradeció al cardenal Antonio Cañizares la invitación a participar en este acto, “al que he venido con mucho gusto para poder compartir con ustedes esta intervención, como un signo de la presencia del Santo Padre, de la Secretaría de Estado a la que pertenezco y de toda la Curia Romana que, como dice la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, debe estar al servicio de los Obispos, de la Iglesia concreta. Tenemos que dar signos concretos: los hechos quedan y las palabras se las lleva el viento”, remarcó el ponente.
Igualmente, agradeció la invitación y colaboración del Vicario Judicial del Arzobispado de Valencia, Jorge García Montagud, y de todos los profesionales que colaboran en el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Valencia.

Profundo agradecimiento
Monseñor Peña Parra inició su lección magistral mostrando su “más profundo agradecimiento a la labor realizada al servicio de la Iglesia” por el cardenal Antonio Cañizares “en España y en Roma: gracias por todo lo que ha hecho y por lo que seguirá haciendo”, destacó.

En su intervención, recordó que “en la vida de la Iglesia, cada época está marcada por la fuerza de un Magisterio que ofrece a los fieles luces claras y orientaciones para transitar de manera coherente con el Evangelio, por las etapas concretas de la historia”.

Siendo el anuncio del Evangelio “la dirección central que el Santo Padre quiere que sea su legado para la Iglesia de hoy”, es necesario “armonizar tres conceptos recurrentes en su Magisterio: comunión, misión y sinodalidad, subrayando la importancia de la dimensión pastoral”, dijo. Al mismo tiempo recordó que ya en la exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Santo Padre destaca que “la comunión de los cristianos en la Iglesia debe configurarse esencialmente como Comunión misionera”, Comunión en la que cada bautizado “es sujeto activo de la evangelización”.

La reflexión sobre el binomio trinitario, comunión-misión, nos lleva hasta el concepto de sinodalidad entendido como la unión de los dos anteriores conceptos “si el anuncio del Evangelio es la primera tarea de la Iglesia y la Comunión de los fieles es el modo de expresar su naturaleza esencial. La sinodalidad representa la modalidad a través de la cual la comunidad cristiana debe realizar el anuncio del Evangelio”, afirmó. De igual manera, el ponente incidió en que “la Comunión es lo que es la Iglesia, la misión dice lo que debe hacer y la sinodalidad cómo debe hacerlo”.

En cuanto a la dimensión pastoral del Derecho, monseñor Peña Parra hizo hincapié en el contexto del Derecho Canónico y en su aplicación en el ámbito eclesial. “Las dimensiones jurídica y pastoral están inseparablemente unidas en la Iglesia peregrina en la Tierra y deben ser observadas con respeto, tanto la una como la otra. La actividad jurídico-canónica es, por su propia naturaleza, pastoral y corresponde a la autoridad y al operador del Derecho hacer concreta y posible esta peculiaridad”, subrayó.

Entrega, generosidad y humildad

❐ REDACCIÓN
Durante el acto, la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, Pilar de la Oliva, rindió homenaje al cardenal Antonio Cañizares, en la recta final de su pontificado como titular de la archidiócesis de Valencia, tras la que autoridades y público asistente ovacionaron al Cardenal.

“Durante unos cuantos años he tenido la ocasión y la suerte de coincidir con don Antonio en muy diversos actos institucionales en los que he ido conociendo su extraordinaria calidad humana”, explicó De la Oliva. “Nuestro Cardenal es una persona de importante formación teológica que desempeñó cargos relevantes en el seno de la Iglesia, el Episcopado y luego el Cardenalato” y “como dicen sus amigos y como es fácil constatar nunca se le subieron a la cabeza”.

Pilar de la Oliva destacó también la sencillez y generosidad del cardenal Cañizares. Así, “en su personalidad confluyen felizmente el estatus de un príncipe de la Iglesia con la sencillez y la modestia que parecen definitorias del buen sacerdote. A la gente de mi generación se nos educó proponiendo como modelo de vida y ejercicio del sacerdocio al cura de Ars modelo de entrega, generosidad y humildad. En don Antonio y en su trayectoria comprobamos que tales virtudes sacerdotales son perfectamente compatibles con el desempeño de las más altas dignidades eclesiales”, aseguró.

Naturalmente, como ha afirmó la presidenta del TSJC, “yo no soy nadie para valorar su actividad pastoral y evangélica pero sí puedo señalar con toda la prudencia y asepsia que necesariamente deben informar mis palabras que don Antonio ha practicado hasta la extenuación lo que nuestro Catecismo llamaba las obras de misericordia y en el ámbito más concreto y próximo a la actividad jurisdiccional no puedo dejar de referirme a los proyectos de esta Archidiócesis para favorecer los mecanismos de mediación para tratar de resolver determinados conflictos con el menor coste humano posible”. Esta iniciativa “me consta que se está extendiendo a otras diócesis lo que indica su acierto y eficacia”.

La jornada contó con la asistencia de los principales representantes de las instituciones judiciales, académicas y eclesiásticas de la Comunidad Valenciana. Además, acudieron jueces, magistrados, abogados, médicos, psicólogos y peritos, entre otros especialistas vinculados a la administración de justicia eclesiástica, y profesores de la Universitat de València, de la UCV y de la Universidad CEU Cardenal Herrera.